El PSOE se reactiva a golpe de BOE pero asume que la grieta en su izquierda lo puede condenar
Ferraz se ve con opciones en Valencia y Barcelona, prioriza consolidar Sevilla pero ve peligrar Aragón y Baleares
Ximo Puig reivindica ante Sánchez que la financiación autonómica y el Trasvase Tajo-Segura son irrenunciables
Precampaña elecciones municipales y autonómicas, en directo: última hora de PP, PSOE, Podemos, Vox y el resto de partidos
El PSOE vive un clima muy distinto al de hace un año. La Conferencia Política de Zaragoza con la que se arrancó el presente curso político en septiembre se desarrolló en un ambiente muy distinto. El derrotismo de esos días ha dejado paso este fin ... de semana a un análisis que mezcla casi a partes iguales el optimismo con la cautela. El 28 de mayo demostrará si las sensaciones que hoy reinan en el PSOE son o no un espejismo. Pero lo cierto es que el ambiente en buena parte del partido es bueno.
Todo puede pasar. Pero la sensación es que algo ha cambiado. El partido y sus cargos transmitían un sentimiento de haberse contagiado de la multiactividad de Sánchez. Saben que su figura es divisiva, que polariza y moviliza a la derecha. Que hay algo en él que genera distancia. Pero también tiene otra cosa: es el presidente del Gobierno y desde el BOE puede marcar la agenda política. Las dudas internas que Sánchez pueda despertar no alcanzan a su política económica y social, que es refrendada de forma unánime. Tras el acuerdo para aprobar la Ley de Vivienda, ayer anunció que el martes el Consejo de Ministros movilizará 50.000 viviendas de la SAREB para destinarlas a «alquileres asequibles». Y no será la única bala que Sánchez guarda en la recámara. En los próximos días buscará nuevos golpes de efecto.
Es el PSOE una organización muy ambivalente y extrema en su estado de ánimo. Hace no tanto la reforma de la sedición y la malversación fueron un trago muy amargo en la mayoría de territorios. Después llegaron las consecuencias de la ley del solo sí es sí y una reacción lenta, a ojos de muchos, por parte del Gobierno. Pero casi sin solución de continuidad el ánimo parece recobrarse.
Los presidentes autonómicos, ausentes este fin de semana en Valencia, juegan su propia partida. Hay un pacto tácito para escenificar esa autonomía. Ximo Puig, el único mandatario regional presente ayer en la cita por su condición de anfitrión, lo evidenció ayer. Elogió muchas de las medidas del Gobierno. Pero no renunció a plasmar delante de Sánchez su demanda de una nueva financiación autonómica. Ni obvió el gran elemento de choque que tiene ahora con La Moncloa: el trasvase Tajo-Segura, que la Generalitat ha recurrido ante el Constitucional.
Los alcaldes y los candidatos a alcaldes, por contra, no objetaron nada. Absolutamente rendidos a Sánchez y su proyecto. La sensación que en las distintas conversaciones privadas se extrae de las últimas 72 horas es clara: en el PSOE se ven con opciones de retener sus principales feudos. Tanto autonómicos como municipales.
Eso sí, nadie se llama a engaño. El resultado del próximo 28 de mayo va a ser muy ajustado. Y eso hace que nada esté garantizado. La gran ciudad que gobierna el PSOE es Sevilla. Se confía mucho en el tirón de Antonio Muñoz para revalidar. Del mismo modo que en el perfil de Óscar Puente en Valladolid. Ambos bordean la mayoría absoluta. Pero en caso de no lograrla sus esperanzas tienen que ver con la fuerza que tengan allí sus marcas asociadas a Podemos e Izquierda Unida.
Esa dependencia y la debilidad que trasluce ese espacio pone casi todo en cuestión. Durante la Convención Municipal los alcaldes y candidatos locales han mostrado mucha confianza en sus fuerzas propias. Las dudas son transversales en función del territorio. Pero hay dos sitios en los que el universo Podemos es drásticamente distinto. En primer lugar en Valencia. Podemos ya no tiene representación en la capital del Turia. La partida será PSOE y Compromís por un lado y PP y Vox por otro. La ciudad es uno de los grandes objetivos de Génova. Todo se va a decidir por un concejal. El PSOE maneja un sondeo interno que sitúa a Sandra Gómez, actual vicealcaldesa, ya por encima de Joan Ribó dentro de su bloque y con la suma por delante de la derecha.
La otra gran ambición es Barcelona. Aquí Jaume Collboni y el PSC circulan por otro carril. Los socialistas ven un fuerte desgaste de Ada Colau que podría hacerla caer hasta la tercera posición. Ahí las opciones de pacto son variadas. En el lado opuesto se sitúan gobiernos regionales como los de Aragón y Baleares. En el PSOE los ven en peligro. Esto también afecta a Extremadura. Aunque se confía en la composición sociológica de una región que nunca ha tenido mayoría de derechas. Se advierte también del riesgo que corren quienes necesitan sí o sí mayoría absoluta. Esencialmente Emiliano García-Page.
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