El polvo como testigo del horror

Elena del Rivero exhibe en Matadero una exposición a partir de materiales del 11-S

Urna con polvo del 11-S Ayuntamiento
Adrián Delgado

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Fino y devastador, el polvo se convirtió en el último testigo de la tragedia. Viajero por la inercia del horror, se posó sobre lo cotidiano deteniendo el tiempo tras de sí, aunque tuviera que torcer una esquina. En el estudio de Elena del Rivero , en el 125 de Cedar Street de Nueva York, la normalidad se detuvo a las 9.59 horas de la mañana del 11 de septiembre de 2001. La artista asistía desde Madrid a la impotencia del dolor televisado en directo y a la duda inicial de qué habría sido de su hogar creativo –que ya lo había sido de otros artistas como el fotógrafo John Coplans–. Interrumpiendo su siguiente inauguración en España, del Rivero hizo un aciago viaje de regreso. Un periplo, a priori inútil, que solo le permitiría constatar con sus propios ojos lo que era una certeza: que todo estaba destrozado.

Cuando logró acceder a la zona cero de los atentados inició, de una forma instintiva, un trabajo lento de recolección de aquello que se había salvado pero, también, de todo lo que el dolor llevó hasta el interior de su estudio. La limpieza de aquel montón de polvo y papeles, mezclado con los materiales con los que trabajaba, se transformó en un torrente creativo que derivó en su célebre obra «Chant», exhibida en el New Museum de New York. Una expresión abstracta del sufrimiento que se puede ver, por primera vez, en la Naves de Matadero-Centro Internacional de Artes Vivas . La instalación está acompañada de la música de «Bring Lights», una pieza de jazz compuesta por Lawrence D. «Butch» Morris.

La exposición, que estará abierta hasta el próximo 5 de enero, traza el recorrido vital de la artista durante el tiempo que empleó en limpiar los objetos de su estudio del polvo y la contaminación producida por el atentado. Ese proceso, documentado fotográficamente y rodado con una cámara de vídeo, constituye uno de los testimonios más estremecedores e informativos de la cotidianidad que se vivió en el entorno del World Trade Center. En total, está formado por más de 1 00 horas de grabación y de 3.000 papeles que numeró, catalogó y fotografió minuciosamente. Algunos de ellos, los cosió con telas y abalorios –materiales que forman parte de las técnicas de esta artista que concibe la costura como dibujo–. «En ella, las piezas de papel destruido representan una emoción abstracta de sufrimiento y los nombres propios de las personas que aparecían escritos han sido quemados, pero evidencian vidas que se perdieron durante el ataque del 11-S, como vidas perdidas en cualquier guerra», explican sus organizadores.

La instalación incluye materiales inéditos que nunca antes han sido expuestos hasta el momento. En los vídeos, grabados desde la ventana del estudio, se ve la ardua tarea de limpieza y desescombro de la Zona Cero . Entre las piezas más especiales de la muestra está una urna con polvo del 11-S, una «reliquia altamente contaminante» o un video-performance homenaje a Duchamp , «Mujer desnuda bajando una escalera». La pieza fue rodada justo antes de que las autoridades les desalojaran definitivamente del 125 de Cedar Street. Comisariada por Mateo Feijóo y organizada en colaboración con la galería Travesía Cuatro, la exposición sólo se puede visitar los jueves y viernes de 17 a 20 horas; el sábado y el domingo, de 12 a 20 horas. También estará abierta, excepcionalmente, el próximo jueves 26, de 17 a 20 horas.

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