Las víctimas del presunto pederasta de Valdeavero: «Mi hijo se ha intentado tirar por el balcón»
La madre de uno de los 14 niños a los que supuestamente vejó el Toba, frutero del pueblo, narra su calvario a ABC: «Nos hemos tenido que ir del pueblo y ahora vivimos cerca del sujeto porque le han dejado libre. Tenemos mucho miedo»
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Lorena, a sus 30 años, jamás pensaba que ella, y sobre todo su hijo, de apenas 13, vivirían el infierno por el que están atravesando. Ni ellos ni los otros 13 chavales y sus familias que han denunciado a Cristóbal, alias 'El Toba', conocido como ... el presunto pederasta en serie de Valdeavero. Fue detenido en diciembre pasado por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil , pero a los diez meses quedó en libertad provisional. La juez de Alcalá de Henares que lleva el caso considera que el exfrutero de este pueblo madrileño de 1.600 habitantes no puede fugarse de España (carece de ingresos económicos) y que tampoco puede destruir pruebas pues solo faltan dos pruebas periciales para cerrar el sumario y enviarlo a la Audiencia Provincial.
El domingo, el Ayuntamiento de la localidad ha convocado una concentración de repulsa, a mediodía . «Hay miedo», explica Lorena, madre de uno de los afectados, a ABC. «En nuestro caso, nos hemos tenido que mudar de pueblo. Y ahora el Toba vive a 10 kilómetros de nosotros, porque toda su familia reside en Alcalá de Henares» , se queja, tras la puesta en libertad.
Como Lorena, hasta cuatro de las catorce familias denunciantes se han marchado de Valdeavero. Ahora, «los niños salen lo justo: al colegio, a las clases extraescolares y siempre acompañados y cogidos de la mano». En el pueblo, «no salen a jugar a la calle». Antes, «la plaza estaba llena de críos y ahora no hay ni uno», afirma.
En su caso, Lorena ha cogido a su hijo y a la otra niña que tiene y trasladarse «a una urbanización cerrada, para que el chico no salga y esté protegido». El chiquillo tiene ahora 13 años, pero la mujer calcula que «tendría 8 o 9 cuando empezaron los abusos», aunque en la casa no se enteraron entonces. «Antes de saberlo nosotros, nos decía que se quería ir o matarse», recuerda esta sanitaria, que supo lo que había cuando el menor tenía 11 años. Entonces, ya comenzó a tener ideaciones suicidas.
TDH y dislexia diagnosticados
Hasta que el pasado junio, con el Toba en la cárcel aún pero destapado el escándalo en los medios, pasó algo dramático. «A mediodía, comenzó a dar golpes, quería que todo se acabara. Después, estando yo en la cocina, escuché que abría el balcón y su hermana me avisó: se estaba arrojando al vacío, ya tenía medio cuerpo fuera. Hasta que pude cogerle por un pie. Cómo sería la situación que, aun siendo enfermera, no sabía de qué manera actuar», rememora Lorena.
El niño lleva dos años y medio en tratamiento psiquiátricio y uno en manos también de un psicólogo. Medicado. Con 13 años. Entre otras cosas, se siente culpable y presenta TDH (trastorno de hiperactividad) y dislexia. «Se los diagnosticaron cuando empezaron los abusos, pero como yo aún no sabía lo que ocurría, lo achacaba a mi divorcio. Pero ahora sabemos por qué está así. Y, desde que el mes pasado salió el Toba de la cárcel, el niño ha pegado un bajón impresionante », detalla.
Varios de los otros chavales denunciantes siguen en tratamiento, así sea en el centro especial de la Comunidad para menores víctimas de este tipo de asuntos, como en psicólogos privados. También los padres. «Otra madre está de baja y mi madre en tratamiento psiquiátrico» , explica Lorena. Los chicos se cierran y apenas quieren contar nada.
«Un depredador»
Ahora, afirman que se sienten «desprotegidos». «Quién nos dice que no lo va a hacer de nuevo dentro de un mes o dos meses. Sentimos una gran impotencia. Porque, en realidad, se puede mover por donde quiera, lo único que no puede hacer es acercarse a Valdeavero», denuncia esta madre.
«Lo cierto es que en el auto de prisión, los jueces describen al Toba como un «depredador». ¿Por qué ahora no lo es ya? Es la pregunta que se hacen estos padres, que creen que hay más víctimas; algunas serían mayores de edad que no han querido denunciar y, en el caso de un crío de 3 años, porque la psicóloga consideró que no presentaba secuelas de abusos.
Lorena afirma que «el historial de Cristóbal es de hace veinte años, cuando vivía en Alcalá y le conocían como 'Espinete, el amigo de los niños'" . Luego, se mudó a Valdeavero, alquiló un local y montó la frutería. Allí se desarrollaron parte de los presuntos delitos. Otros, en su casa, sobre todo en la piscina.
«Soy psicólogo infantil»
Cuando todo estalló, muchos padres se extrañaron porque decían que era «una persona afable»: «Pero yo no lo tragaba porque se acercaba mucho a los niños. Le mandaba mensajes a mis hijo por el móvil, del tipo: 'Te he conseguido una prueba en el futbol'. Para que lo dejara tranquilo, le expliqué que el niño tení TDH y él me respondió que era psicólogo infantil».
Un día, jugando en la piscina del Toba con la hija de él, al hijo de Lorena se le cayó el móvil de la niña al agua. El frutero le echó una bronca, pero le dijo: «Si hacemos 'esto', te perdono lo que hiciste con el teléfono de mi hija». Y, entonces, volvió a abusar de él. Fue la última vez y, probablemente, la más dura.
Recuerda también «cuando se compró un descapotable y montó a los críos para darles una vuelta en él». Por eso, estos padres piden justicia rápida: «Que el juicio sea cuanto antes y le metan en prisión de por vida».
«Le voy a romper los dientes al niño»
Si el relato de los denunciantes es cierto, el miedo resulta lógico. Porque el Toba, aseguran, les amenazaba también. Relatan cómo se presentó en casa de una de las familias y les dijo: «Le voy a romper los dientes al niño». A otros críos, como adelantó este periódico y queda recogido en las actuaciones judiciales, les amedrentaba: «Si decís algo, va a venir una furgoneta con unos amigos, os van a subir en ella y os harán desaparecer». «También les intimidaba con matar a sus padres o con que tenía muchos amigos búlgaro y que los iban a matar», dice Lorena.
Cristóbal se ha separado de su mujer, aunque tiene relación con sus hijos. La exesposa, que reside en Alcalá, «le ha llevado a los niños a la cárcel a verle y ahora a su casa». El investigado ha pedido como testigos de descargo a los dos hijos y a la exmujer.
El juzgado ha admitido a trámite el recurso contra la puesta en libertad, redactado por el abogado de once de las familias, el veterano Juan Manuel Medina («Quiero agradecerle su trabajo, se está volcando con nosotros, es muy buen abogado, pero también como un amigo», explica Lorena).
El Toba: «Todo es una venganza»
En cuanto al abogado de Cristóbal, ha solicitado que no se dé vía libre a la petición del recurso, que siga en libertad. Adjunta en su escrito capturas de pantalla de redes sociales en las que «se han enviado numerosas informaciones relativas a la identidad, imagen, localización y demás datos de Cristóbal, lo que supone que, efectivamente, le resulte imposible no que salga del país, sino que simplemente salga de su casa a dar un paseo» . Asegura que «todo esto será denunciado».
El imputado siempre ha afirmado que todo es una venganza de los niños contra él, porque iba a contar a sus padres que consumían alcohol.
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