Tres menores intentan estrangular a un hombre en Madrid Río tras pedirle dinero y tabaco
Los autores, ataviados con mascarillas y con acento marroquí, le atacaron de noche mediante la técnica del «mataleón»
El paseo para Julián (nombre ficticio), después de una divertida noche con amigos en una terraza del centro, estaba siendo la mar de agradable. No era la primera vez que transitaba por la zona de Madrid Río, en las inmediaciones de la estación de Príncipe Pío , donde este hombre de 46 años acostumbra a aparcar el coche cada vez que cubre la ruta entre la capital y Alcorcón, el municipio en el que reside. «Después, prefiero moverme en bicicleta», relata a ABC, antes de desgranar lo sucedido en la madrugada del sábado pasado: «Volví a por el coche poco después de las 2 de la mañana, pero quise dar una vuelta por el río (Manzanares) y aprovechar así el buen tiempo que hacía». Aunque el lugar a esas horas estaba bastante solitario, por el camino se topó con pequeños grupos de jóvenes que hacían botellón sin temor a ser descubiertos. «No parecía peligroso», añade con seguridad.
Pero la situación cambió para Julián cuando un joven, de no más de 16 años, delgado y con el pelo corto y ondulado, le adelantó a pie y se apoyó en una barandilla. «Me resultó raro que me pasara y luego se quedara ahí», prosigue, remarcando de nuevo el sospechoso movimiento. Al llegar a su altura, el chico, de acento marroquí, le pidió un cigarro: «Le dije que no porque no fumo». La conversación, sin embargo, no acabó ahí: «Me dijo que si tenía dinero, pero tampoco tenía nada suelto porque yo siempre pago con tarjeta».
Fue entonces cuando dos personas más, de rasgos similares al primero, se acercaron por la espalda y atacaron a Julián. Mientras uno le cogió del cuello por medio de la técnica del «mataleón» , los otros dos se abalanzaron sobre él y le vaciaron los bolsillos: «Me tiraron al suelo mientras seguía apretándome fuerte del cuello y me quitaron las tarjetas, el teléfono móvil y las llaves del coche». Pese a que la ofensiva no duró más de un minuto, el grado de violencia empleado fue tal que la víctima pensó que de esta no salía. «Conseguí separar unos centímetros el antebrazo del chaval que me estaba asfixiando y metí la barbilla para poder coger aire», incide aún conmocionado.
Con el botín en sus manos, los tres jóvenes echaron a correr en dirección a Puerta del Ángel . «Yo salí huyendo hacia el otro lado por miedo», añade el afectado, quien tuvo que pedir ayuda a dos operarios de limpieza para poder llamar a la Policía. Los agentes se personaron en el enclave y realizaron una batida sin éxito por la zona para tratar de dar con los malhechores. Al día siguiente, Julián acudió al hospital y de ahí a interponer la correspondiente denuncia.
Dado el «modus operandi» y la cercanía con la Casa de Campo , se sospecha que los tres autores, que actuaron ataviados con mascarillas, pudieran pertenecer al centro de emergencia para menores extranjeros no acompañados (menas) ; un extremo todavía en investigación. De confirmarse, este hecho se sumaría a la ya de por sí abultada cifra de delitos registrados –más de medio centenar en lo que va de año– que ha puesto en jaque a este turístico enclave de la capital.
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