Los templos de la música donde nacen las canciones
ABC hace un recorrido por algunos de los mejores locales de ensayo de Madrid, tras la creación de la primera asociación del sector. Estas salas, cerradas durante el confinamiento, vuelven por fin a abrir por horas
«Antes de sonar en las radios, en Spotify o en los tocadiscos, antes de sonar en las salas de conciertos y en los escenarios de los grandes festivales, las canciones siempre suenan en un local de ensayo». Esta sabia frase es cosecha de El Indio, el infatigable dueño de la sala Gruta77, que como todo el mundo sabe (al menos dentro de la escena musical madrileña), también tiene varias plantas dedicadas a albergar locales de ensayo. Él es el presidente de la Asociación Profesional de Locales de Ensayo de Madrid (APLEM), que fue creada en plena pandemia ante la incertidumbre jurídica que surgió cuando se pudieron empezar a reabrir negocios el verano del año pasado, tras el confinamiento. «El nuestro no está tipificado con la especificidad suficiente, y no éramos capaces de identificar en el BOCM (Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid) a qué debíamos atenernos, en qué basarnos para reabrir», cuenta este veterano del circuito de música en vivo madrileño. «Empezamos a hablar varios dueños de locales entre nosotros, y al darnos cuenta de que teníamos este problema común porque nuestra actividad no está del todo bien regulada, decidimos hacer una asociación para movernos juntos, para buscar interlocutores y soluciones. Así fue como descubrimos que podíamos sujetarnos a la regulación de los ‘comercios con prestación de servicio’ para poder volver a la actividad».
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Desde que empezó la pandemia, los locales de ensayo por horas de Gruta77 (calle del Cuclillo, 6) han permanecido cerrados por una sencilla razón. «No sale a cuenta desinfectar el local cada vez que entra un grupo a ensayar», explica El Indio. Por eso sólo han estado funcionando con los locales alquilados por mes, cumpliendo todas las normativas sanitarias y de aforo. «Lo que obligaba a funcionar con cita previa», aclara. Ahora que parece que la pandemia da un respiro, volverá a abrir los locales por horas, que cuestan unos doce euros de media.
En la mayoría de los locales de ensayo de Madrid siempre hay una batería completa, dos amplificadores de guitarra y uno de bajo, un equipo de voces completo con tres micros y entradas auxiliares. Además, algunas disponen de instrumentos en alquiler, como en el vecino El Observatorio, (calle de Algorta, 25), donde se puede practicar en individual con un instrumento (desde 4€/hora) o hacer un ensayo general con banda; o incluso organizar audiciones y reservas de salas para uso exclusivo durante varios días. Los precios, de 10 a 18 horas de lunes a viernes no festivos, son entre 9 y 17€/hora según el tamaño del local, y en tardes, festivos y fines de semana, entre 12 y 20€/hora.
Otros locales asociados en la Aplem son los de Pandora’s Vox (Rafael de Riego, 8), que ya están «a tope de actividad» en horario de 10 a 23 horas de lunes a domingo. Sus precios son 10€ la hora de 10 a 16 (de lunes a viernes) y 15€ la hora de 16 a 23 (toda la semana incluyendo festivos). Igual que El Observatorio, tiene un amplio bar-cafetería donde se puede descansar y charlar con otros músicos en un ambiente estupendo.
Un imprescindible de este circuito es el veterano Ritmo y Compás (Tomás Redondo, 2), que a pesar de haber perdido su sala de conciertos hace años por una inclemente subida del precio del alquiler, sigue teniendo sus locales de ensayo a pleno rendimiento. Este lugar, que se autodefine como ‘Centro Integral de Música’, tiene locales abiertos las veinticuatro horas del día, y cuenta con una escuela de música y un estudio de grabación, así como un servicio de ‘luthiers’ para la reparación de instrumentos.
Otros locales que pertenecen a la asociación Aplem son Matilda (calle de Matilde Hernández, 32), El Rompeolas (Tarragona, 18), Rock Palace (Vara del Rey, 6), Castle Rock (avenida Santa Catalina, 5), Traste Cero (avenida de la Constitución, 218, en Torrejón de Ardoz), Sonic Boo (Albasanz, 79), TAF (Fresadores, 35, en Arroyomolinos), BoxinBox (Sánchez Pacheco, 82) y Pikastudios (avenida de los Metales, 16, en Leganés).
También hay otros no asociados (todavía) como los míticos Tablada 25 (en la dirección homónima), Cuatro por Cuatro (avenida de la Democracia, 7), Ton y Son (en el Polígono Ventorro del Cano), City Rock Music (Electricistas, 2), Hangar 19 (Servator, 19), La Factoría (Luis Peidró, 6), K&M Estudios y Grandmaster (ambos en el polígono 29 de Collado Villalba), Bonzo (Bruselas, 5D, en Las Rozas), Sonora (avenida de los Claveles, 74, en el centro comercial Novotiendas de Majadahonda) y un sinfín más desperdigados por toda la Comunidad de Madrid, que ya están esperando recibir a las próximas estrellas del rock.
«Sólo necesitamos que se nos trate como a un sector que forma parte de la industria de la Cultura», dice El Indio aludiendo a la frase con que abre el reportaje. « Sin los locales de ensayo, las canciones no existen. Nosotros somos los que damos a los músicos las condiciones de logística, seguridad y comodidad para que puedan desarrollar su arte. Esa es la principal reivindicación de los locales de ensayo ante las instituciones, y esperamos que la escuchen y actúen en consecuencia».