El viaje a ninguna parte de los músicos sin conciertos

Hablamos con la infantería de la música popular, que se enfrenta un verano sin ingresos en el que perderán 700 millones de euros

Lifante, durante un ensayo

Juan Carlos Lifante, líder de Lifante: «Esto nos ha matado, el directo lo era todo»

A Juan Carlos Lifante, confinado desde hace más dos de meses junto a su pareja en un piso de poco más de 30 metros cuadrados en Barcelona, la crisis del coronavirus le ha golpeado justo donde más duele: en la temporada estival. Porque este año, tocada y hundida la cultura por la pandemia, lo primero que en saltar por la bordan han sido las perspectivas de futuro de todos aquellos músicos que antes de que el covid-19 borrase de un plumazo la canción del verano ya malvivían entonando el estribillo de la precarización. «A estas alturas el año pasado ya tenía cerradas unas treinta fechas», relata un músico que, además de pilotar la banda indie pop Lifante, también actúa en solitario ya sea interpretando canciones propias o manejando un repertorio de pop español con vistas a Radio Futura y Los Ronaldos. «Nos ha matado. Ahora mismo los directos lo son todo, y han desaparecido» añade.

Juan Carlos trabaja también como ilustrador y, para cuadrar caja a finales, no le hace ascos a la limpieza de casas por horas, pero la falta de conciertos le ha dejado en dique seco. «Por lo menos ahora estoy aprovechando para componer. Al final esto tiene un lado bueno, y es que ya tengo casi listas tres o cuatro canciones nuevas», añade mientras busca, ni que sea a tientas, la luz al final del túnel. «Creo que cuando vuelvan a abrir los locales, cuando regrese la música en directo con restricciones de aforo y todo eso, nosotros lo tendremos un poco mejor», apunta. En ese nosotros entran, claro, no las estrellas de la primera división del pop ni los grupos con tirón festivalero, sino la infantería de la música popular; artistas, instrumentistas y orquestas que suelen quedar fuera de los grandes titulares y con los que el virus se ha ensañado especialmente.

Porque detrás de los 700 millones de pérdidas que se prevén registre la música en directo en estos meses; detrás también de ese 37% de músicos que, según la Asociación de Músicos Profesionales de España, no puede optar a ninguna ayuda de empleo y de ese ridículo 1,02% de actuaciones en streaming remuneradas. Detrás, en fin, de ese 75,58% de músicos que asegura haber perdido entre el 50 y el 100% de las actuaciones agendadas, encontramos caso como el de Juan Carlos. Un ejemplo que, lamentablemente, no es la excepción, sino más bien la norma.

Gabriel Peso, pianista de David Bisbal: «Ya pienso en el año que viene, y será complicado»

Gabriel Peso tendría que estar ahora mismo metido de lleno en la gira de David Bisbal, del que es pianista. De aquí para allá, en un aeropuerto, o una plaza de toros llena a rebosar, por ejemplo. Primero iban a recorrer España, después Latinoamérica y Estados Unidos. En cambio, coge el teléfono desde su casa, en Pontevedra, a la que ha vuelto tras abandonar Madrid por las circunstancias. «Fue por sentido común. Ya no se podía hacer conciertos, que era mi fuente principal de ingresos, y pintaba todo para bastante tiempo. Yo era bastante pesimista. Así que moví todo mi material a Pontevedra, mis pianos, mis ordenadores, mi microfonía… Todo», explica.

Gabriel Peso, durante un concierto

Estos meses se antojaban muy ajetreados para él, casi agobiantes, sin frenos, y ahora, las cosas como son, tiene tiempo hasta para prepararse el examen para sacar carnet de patrón de embarcación de recreo. El resto lo invierte en la música. Ha terminado de componer su tercer disco, y está grabando desde casa trabajos que le van saliendo. «Ya pienso en el año que viene, sobre todo para conciertos grandes, pero lo veo complicado por los temas de aforo... Además, el listón está tan alto que ahora haces una cosa pequeña y no te sabe a nada. Está claro que todo va a ser distinto, aunque esperemos que de la mejor manera posible», remata

Jopi, guitarrista y director musical de Melendi: «No tenemos ni idea de cuándo volveremos»

Es una situación parecida a la de Jopi, que es el guitarrista y director musical de Melendi, y que ha visto cómo todo su calendario de actuaciones se derrumbaba. «Todo lo que teníamos confirmado hasta diciembre se ha pospuesto, aunque de cara a nosotros está cancelado, porque es muy difícil fijar esas fechas», cuenta. Él ya se olía la tostada desde febrero, porque le llegaban las noticias desde China, donde lleva girando con su proyecto musical casi una década. Lo peor, dice, es la incertidumbre de no saber cuándo volverán los actuaciones. «No tenemos ni idea, ni de si se podrá hacer ni de si el público vendrá. Veremos el dinero que tienen cuando esto acabe, y las ganas de mezclarse unos con otros… Es muy raro todo, parece una película de ciencia ficción, un episodio de “Black Mirror”», añade.

Alejandro Abellán, guitarrista de Isabel Pantoja: «Por suerte doy clases, y eso me permite vivir»

Alejandro Abellán

Este será el verano sin conciertos, una pausa extraña y obligada para todos estos músicos, que llevaban muchísimo sin parar por estas fechas. «Para mí es duro, muy duro. Imagínate. Acababa de empezar la gira y se ha tenido que parar todo. Es duro no poder salir, tanto por la experiencia como por el dinero, para poder vivir (...) Es la primera vez que paro desde los 16 años, y tengo 26», cuenta Alejandro Abellán, guitarrista de Isabel Pantoja. Su último concierto fue en el Wizink Center el 6 de marzo, hace dos eternidades, por lo menos. «Por suerte doy clases en una escuela, y bueno, eso me está permitiendo salir adelante. También las grabaciones, que hago en mi casa», afirma. Parece que la demanda de grabaciones ha subido durante el confinamiento. A su compañero, Javier Lisón, hasta le han pedido hasta una versión del Resistiré. «Me están escribiendo más, la gente está grabando más que nunca», apunta.

Cañoneros, grupo de versiones: «No podemos acceder a ninguna ayuda»

600 conciertos en sus 12 años de historia, con tres últimos años «buenísimos» que les llevaron a subirse a los escenarios 80 veces en 2019. Y este año esperaban superar esta cifra… hasta que llegó el coronavirus. Con sede en Valladolid, pero moviéndose por toda España, el grupo de versiones Cañoneros ha actuado con Loquillo, Fito y Medina Azahara, entre otros. Se dedican a tributar a los héroes contemporáneos del rock español de las últimas tres décadas, y lo hacen en fiestas de pueblo, bodas, semanas culturales, fiestas de empresa… hasta que llegó el coronavirus.

Cañoneros, durante una actuación

Su problemática es que cotizan solo por fecha trabajada, por lo que no tienen protección económica en una situación así. «La mayoría de orquestas y bandas como nosotros se ha ido al garete porque si no trabajas, jodido. No podemos acceder a ninguna ayuda», denuncia Rodríguez, que apunta a que cuando haya vacuna y los pueblos vuelvan a celebrar sus fiestas con normalidad «a ver de dónde sacan las orquestas porque muchas van a desaparecer».

Casi todos los músicos de orquestas y bandas tributo compaginan los ensayos y la composición con otros trabajos durante los meses de invierno. «Yo gestiono una cervecería, otro está en una gestoría por la mañana y otro audiovisuales. Aunque ahora la cervecería está cerrada, otro con ERTE... Pero es que algunos profesionales de orquesta están con cero», dice Rodríguez.

Lito Garrido, líder de Panorama: «Las orquestas no ingresan desde octubre»

«A nosotros esto nos mata», resume Lito Garrido, líder de Panorama, la orquesta por antonomasia de Galicia. «La gira se hace de 7 meses, de abril a octubre, y vivimos de ese trabajo, sobre todo de la campaña de verano. Ahora llevamos desde octubre sin ingresos», lamenta. Ellos se han acogido a un ERTE, pero casi la mitad del sector no ha podido, porque aún no estaban dados de alta, porque la temporada aún no había empezado. De hecho, esto les ha pillado a muchos con toda la inversión hecha, que ahora se quedará sin retorno alguno.

Además, insiste Garrido, «aquí (en Galicia) vive mucha gente de esto, unas siete mil personas, entre empleos directos e indirectos». Lo peor, eso sí, es el no saber, no poder plantear alternativas. «Un dúo para terrazas, hacer jazz, un grupo de versiones de los ochenta para escuchar sentados… Al final te adaptas, haces algo, pero necesitamos saber qué nos van a dejar hacer», zanja.

Francisco Barquero, de la Orquesta Jamaica: «La incertidumbre es lo que más nos mata»

La Orquesta Jamaica es un caso particular, nos cuenta Francisco Barquero, el patriarca de 67 años ya jubilado desde su base tudelana, ya que ellos trabajan durante todo el año (o sea, no solo en temporada de verano) por lo que la orquesta da contrato anual a todos sus miembros y eso les ha permitido aplicar un ERTE, y que tanto la empresa como los músicos hayan recibido algo de aire. ¿Cuánto han podido perder hasta el momento? «Nosotros facturamos entre 600.000 y 700.000 euros anuales. Y, de momento, llevaremos 40.000 ó 50.000. La incertidumbre es lo que más nos mata».

«Esta año nos va a ir mal para todos, va a haber muchas orquestas que no van a poder aguantar el tirón», confiesa Barquero, que está involucrado en la Asociación de Orquestas Profesionales, con sede en Andalucía, que va a llevar al Consejo de ministros un intento de cambiar la anticuada regulación del sector. «Son muchas miles de familias aquí. Las orquestas para mí no es ninguna diversión, para mí es un trabajo. Si me dejan sin medio de vida... Mis hijos prácticamente están viviendo de nosotros. Ellos al ser socios son autónomos y no se pueden acoger al ERTE, por lo que no tienen ayudas y están a verlas venir. Porque los músicos aunque sea perciben casi mil euros. No es que sea mucho pero te aprietas el cinturón un par de puntos y puedes tirar. Pero mis hijos nada. Este es un trabajo con muchos gasto. Mi mujer les hace unos tuppers y con nuestros sueldos de jubilados pues así hasta que se arregle la situación. Como dice mi mujer: “De hambre no se vas a morir mientras estemos nosotros”».

Al Consejo de Ministros van a llevar una modificación «de un estatuto de hace 45 años». «Una orquesta actual y otra de hace 45 años no tienen nada que ver», comenta Barquero, que concluye con un mensaje de sensatez: «No nos queda otro remedio. Lo primero es la seguridad, eso está claro. Pero hay conjugar un poco las dos cosas: la salud y la economía».

Orquesta Excalibur Show: «El teléfono solo suena para cancelar, y no nos van a conceder ninguna ayuda»

La Orquesta Excalibur Show se formó hace cinco años en Salamanca, y desde entonces han dedicado todos su veranos a recorrer esta y otras provincias con su espectáculo. «La pandemia nos ha pillado en plenos ensayos y ultimando los preparativos para comenzar la temporada», explican. «Nosotros comenzábamos la temporada el 16 de mayo, era el primero de muchos concierto previstos para esta temporada 2020 y de los cuales dependen los ingresos de nuestras familias».

El 90 por ciento de sus ingresos, «por no decir todos», aseguran, dependen del verano. «El resto del año podemos hacer algún concierto, pero son muy esporádicos y concentrados en determinadas fechas del año. Pinta muy negro todo nuestro panorama, lo que nos mata a todos es la incertidumbre de cuándo podremos trabajar, no sabemos nada, solo que seremos los últimos en regresar a nuestro puesto de trabajo. Ahora mismo a nivel nacional hay más de 700.000 familias que viven de esto, por no decir de las inversiones de vestuario e infraestructura que se realizan cada año para renovar los espectáculos. Todo eso hay que pagarlo y con los conciertos cancelados es muy difícil hacer frente a todo. es muy triste hablar con otros compañeros de orquestas y ver que tienen todo parado y el teléfono solo suena para cancelar las actuaciones».

Ahora mismo su situación como empresa es de «cero ingresos», pero tienen que seguir cumpliendo con sus obligaciones. «Lógicamente la empresa tiene un remanente para poder hacer frente al pago de los músicos, pero a partir de mayo era cuando la empresa volvía a generar esos ingresos. Ahora, sin esos ingresos hay que afrontar los pagos igual. En cuanto a nuestros músicos, todos tienen su carrera y son profesionales que se dedican exclusivamente a la música, en algunos casos compatibilizándolo con otros grupos locales en los que trabajan, ya sean salas de conciertos o teatros».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación