La tasca de jueces y políticos: donde Rajoy y Sarkozy compartieron ensaladilla y chipirones
Debe su nombre a su proximidad con el Tribunal Supremo y sus platos tradicionales son muy apreciados por los letrados y por gran parte de la cúpula del Partido Popular, igualmente vecinos de la Tasca Suprema
Hace dos años fue famosa la imagen de Mariano Rajoy y Nicolás Sarkozy comiendo en una tasca tradicional de Madrid. Ensaladilla, gazpacho y chipirones fue el menú elegido. Estaban en la Tasca Suprema, en la calle Argensola 7, restaurante centenario de la capital. Lleva décadas siendo punto de encuentro de jueces, políticos, banqueros y periodistas , entre otros, por su proximidad al Tribunal Supremo y a la sede del Partido Popular. «Sarkozy me dijo que si volvía a Madrid regresaría a mi restaurante, salió muy contento», recuerda Fernando Velasco, propietario de la taberna.que compró en 1982. Ya jubilado, desde hace un año alquila el negocio a Iñaki Galipienzo , del grupo hostelero Garden Navarra.
El día de la visita de Sarkozy se montó un gran revuelo porque la comitiva estaba formada por 30 personas. Pero en el día a día es muy habitual ver por allí rostros conocidos del mundo de las leyes y de la política. El Fiscal General del Estado, José Manuel Maza , es buen amigo de esta casa, al igual que Rafael Vera o como lo fue en su día Gregorio Peces Barba . El presidente del Gobierno también ha acudido con su mujer, Elvira, y del PP «han pasado por aquí de Rajoy hasta el último mono», asegura Fernando. Y sí, también Bárcenas, «un hombre con mucho carácter, muy sibarita con los vinos». Los días de revuelos o escándalos políticos «hay que reconocer que era difícil encontrar sitio». Su dueño todavía recuerda cuando a las 10 de la mañana ya no podía dar más reservas porque estaba todo ocupado. «He llegado a dar en esta casa más de 70 comidas, porque a veces se doblaban los turnos». Antoñete también era cliente de la casa.
Fernando conserva la licencia municipal de apertura de este local, en 1890. «Tuvo dos dueños cuando se llamaba de otra forma y fue Doroteo Yagüe quien le puso el nombre de Tasca Suprema por estar muy próximo al Tribunal Supremo», explica el propietario, quien pudo comprar el local en lugar de tenerlo alquilado como sus antecesores y ahora su sucesor. De los dos primeros dueños poco se sabe, además de la referida primera licencia en 1890. Con Yagüe era la taberna típica donde se jugaba la partida de cartas mientras se saboreaba un chato de vino sobre sus mesitas de mármol. La taberna ocupaba la parte exterior del actual establecimiento, y lo que actualmente es el comedor, era la vivienda de la familia. Le siguió al frente Aurelio Reguera , quien estuvo más de 30 años, y después llegó Fernando. Había sido jefe de compras de la empresa Servial «y no sabía nada de hostelería, aprendí todo aquí». Su mujer Dioni se puso en la cocina y sus tres hijos (dos chicos y una chica) les han ayudado como camareros. «Cogí el restaurante cuando ya estaba un poco de caída y trabajamos mucho, yo hacía de todo», recuerda Fernando. Ha pasado en esta tasca 34 años de su vida con una clientela selecta por el lugar, la antigüedad y la tradición. «Ya tenía fama el lugar y logramos subir bastante el nivel, hemos tenido por aquí a toda la cúpula de la justicia».
Evolución de la sociedad
La Tasca Suprema ha sido testigo de la evolución de la sociedad española. « Aquí no entraban mujeres y poco a poco ha ido cambiando. Tuvimos a Doña Josefa, la primera jueza y he visto en una mesa de cinco mujeres a cuatro fumando un puro, una de ellas era Sara Montiel», recuerda el propietario. Masiel, otra amiga de la casa, adoraba los boletus que traían de Soria, «la tierra de mi mujer». Era de las que los quería en la cazuela «porque le encantaba mojar el pan».
¿Y cómo aparece en escena Iñaki, un abogado que se dedica a la restauración? «Estábamos buscando restaurantes por esta zona, nos apetecía un sitio castizo y nos hablaron de la Tasca, cuyo propietario se iba a jubilar», cuenta Iñaki a ABC. Fernando no ha querido vender el negocio, sino alquilarlo. Iñaki, por su parte, se ocupa también de los otros cuatro restaurantes de su grupo. En el caso de la Tasca, optaron por hacer algunas obras de remodelación el verano pasado «respetando mucho la estructura». Han optado por quitar los azulejos del interior y darle un ambiente más moderno aunque sigue conservando la esencia de una tasca.
Otra de las cosas que más han cambiado son los horarios. «Esta tasca trabajaba para las comidas al mediodía y nosotros estamos promoviendo mucho las cenas», cuenta a ABC. Y es por la noche que están atrayendo a un público más joven aunque es una clientela que varía mucho en la edad. En lo que se refiere a la carta, « mantenemos los platos tradicionales y vamos introduciendo otros como verduras o gazpacho en verano». En esta casa han sido siempre famosos el cocido, la fabada, los callos, el bacalao y el bonito, los chipirones rellenos, la ensaladilla y los espárragos . Y entre los postres, las torrijas. «Aquí era todo natural, excepto los espárragos de bote, pero muy buenos», cuenta Fernando «Y ahora con Iñaki los espárragos son incluso mejores y naturales», añade. No tienen menú del día y el precio medio ronda los 30 euros «aunque depende mucho del vino que elijas porque los tenemos desde 16 a 125 euros la botella, el Flor de Pingus», añade Iñaki.
Continúa una cocinera de la casa desde hace 25 años que trabajaba con Dioni y tienen una nueva, de 60 años, navarro-riojana. «Es difícil encontrar ahora cocineras como las de antes y aquí sí mantenemos esa tradición». Iñaki mantiene alguna clientela fiel a los años de Fernando, otra se ha ido y otra ha llegado. Siguen apareciendo jueces y dirigentes pero también bastantes actores. Antonio Resines o Paz Vega, por ejemplo. Y todos los que por la tasca pasan valoran, además de un ambiente agradable , que se mantengan los valores de la comida tradicional.
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