San Antonio de las Cárcavas: una parroquia con dos pulmones

La obra de la iglesia tiene tres patas: dispensario médico, centro de día y servicios sociales

Francisco Serrano Oceja

Dos sacerdotes y una historia . Comencemos por la historia, la del barrio de las Cárcavas, que es también la memoria de la presencia fecunda de la Iglesia. Corrían los años cuarenta, cincuenta, sesenta y las Cárcavas era el norte del norte, el más allá de Hortaleza, lugar de aluvión, inmigración procedente de Andalucía y Extremadura, también de las dos Castillas. Casas de una planta que se entremezclaban con asentamientos de antiguo, pueblo y poblado, esperanza para una población que vivía con el pan del trabajo de su frente, sindicatos, fuerza obrera. En ese escenario, una capilla, la de San Antonio, filial y atendida por los padres paúles de la contigua parroquia de San Matías .

Por allí se descolgó, en misión, el religioso agustino Ángel Jiménez Sainz, que llegó al corazón de las Cárcavas porque se metió en el corazón de sus habitantes. El padre Ángel, como todos le conocían, fue ejemplo de caridad, vivía de la caridad de la gente sencilla, entraba y salía de las casas porque todas las casas eran su casa. En una capilla de muros de casi nada celebraba los sacramentos, bautizaba, casaba y proponía el misterio. El padre Ángel vestía de Cáritas y se dedicaba a lucha contra la miseria, la exclusión, los signos de muerte, la droga, que en los setenta pegó fuerte. Mientras, se atisbaba en el límite de las Cárcavas el nacimiento de un nuevo Madrid, Valdebebas, con Ciudad Deportiva y todo y parque, el retiro del norte madrileño.

El padre Ángel tenía el sueño de una nueva parroquia, como el sueño de cualquier vecino para sus hijos, un nuevo hogar, sencillo, funcional, acogedor, con luz, mucha luz. Y por eso ahorró euro a euro para la nueva iglesia. Una piedra reza a la entrada del complejo parroquial: «Primera piedra de la parroquia San Antonio de las Cárcavas. Cardenal Antonio María Rouco Varela, 22 de junio de 2013. Año de la fe y Misión Madrid».

El padre Ángel no vio su sueño hecho realidad. Murió en la víspera de la entada de las máquinas excavadoras al terreno de la nueva construcción. Hoy la parroquia de San Antonio de las Cárcavas , avenida Maruja Mallo, 15, es una realidad de vida y servicio, con un párroco joven, Miguel González Caballero, y un vicario parroquial también joven, Ángel José Langa Hernández, una conjunción sacerdotal singular, que habla al unísono y trabaja al unísono en esta parroquia. La consagración del templo se hizo, por cierto, el 26 de abril de 2015 siendo párroco Juan Ignacio Rodríguez Trillo. El arquitecto fue Ramón Navarro Conde y su obra tiene alguna originalidad cierta, como esas ondulaciones en el techo o esa siempre presente luz natural lateral, y también cenital.

Ahora la parroquia de las Cárcavas no es solo la parroquia de las Cárcavas, es también la del creciente barrio de Valdebebas, comunidad con dos pulmones, el de toda la vida y el nuevo que se incorpora, cargado de gente joven, de niños. Un pulmón, el de Valdebebas, que está más alejado del templo y demanda una presencia eclesial más cercana por parte de los sacerdotes de la parroquia, siempre dispuestos a caminar y acercarse. Porque lo que tienen claro es que la vida de la Iglesia está en el lugar de la vida de las personas. Y por eso caminan por el barrio, conocen a la gente por su nombre, «comemos todos los días por los bares para encontrarnos con las personas».

Esta parroquia, que estrena equipo sacerdotal, se está construyendo sobre la cercanía y el acompañamiento a los fieles. Si hablamos de bautizos, los sacerdotes han decidido que tanto la preparación como el sacramento se haga de forma individual, para cada familia. La preparación al matrimonio, con el grupo de catequistas, en pequeños grupos. La catequesis va sumando, año tras año, nuevos niños, tanto en la primera comunión como en la confirmación, como en las comunidades de adultos. La Cáritas de la parroquia , con un excelente equipo de voluntarias, atiende al acogida y los casos más o menos crónicos que hay en la zona. Y, sobre todo, san Antonio y la fiesta. Mañana domingo la parroquia celebra a San Antonio con misa, procesión y paella. Paella, la tradicional paella, que también hace comunidad, en las Cárcavas.

San Antonio de las Cárcavas: una parroquia con dos pulmones

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