Ruta por las bodegas de la región: un paseo por el paisaje embotellado de Madrid

Más de 8.000 hectáreas de viñedo para perderse y disfrutar de los caldos de la región

Un viñedo, en la Comunidad de Madrid ISABEL PERMUY

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Hay más de 8.000 hectáreas de viñedos en la Comunidad de Madrid, repartidas en sus cuatro zonas vinícolas: San Martín de Valdeiglesias, Navalcarnero, Arganda y El Molar. Y más de 50 vinos con denominación de origen. Son parte de nuestra riqueza cultural, y visitar las bodegas se ofrece ya como un atractivo más de la región. Son las Rutas del Vino , los caminos del enoturismo en la Comunidad de Madrid.

Lo primero que explican los bodegueros madrileños es que «no hace falta hacerse un viaje de cientos de kilómetros para ver bodegas y probar buen vino». De hecho, están a tiro de piedra, a unos 30 o 40 minutos desde la capital , «e incluso a algunas se puede llegar en Metro», recordaba Antonio Reguilón, presidente de la Asociación Madrid Rutas del Vino y del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Vinos de Madrid.

Recorrer los viñedos autóctonos de uva garnacha y albillo real de San Martín de Valdeiglesias, las cepas centenarias de Cenicientos, ver cómo se hacen vinos sostenibles en Nuevo Baztán, visitar un viñedo a los pies de un castillo en Morata de Tajuña , o unas cuevas vinícolas del siglo XVII, talladas en la piedra blanca de Colmenar de Oreja, el pueblo donde se hacían las tinajas para las bodegas de media España, son sólo algunas de las posibilidades de estas Rutas de los Vinos de Madrid , que descubren un paisaje desconocido para muchos.

Varias generaciones

Los viticultores madrileños están embarcados con pasión en la tarea de mantener una tradición que en algunos casos, como el de Francisco Gacía —bodegas Pedro García— «viene de atrás: somos la tercera generación ». El interés por los caldos madrileños, asegura, «crece a pasos agigantados», y hasta se diría que «la pandemia nos ha ayudado» , por los confinamientos que limitaron los viajes al territorio de la Comunidad. Algo que ha contribuido a que se conozcan tesoros que ni imaginábamos tener tan a mano.

Reguilón coincide: « En 2021 hemos tenido récord de ventas ; estamos experimentando un crecimiento imparable». Los vinos de Madrid, asegura, «son muy buenos, pero aún poco conocidos». Y tienen todo un reto por delante: «Nos falta el vino de tapeo, que la gente no pida un rioja o un ribera, sino un vino de Madrid».

Las bodegas se convierten en un atractivo, que además ayuda a fijar población en los municipios, y «hace visible a los más pequeños», destacaba Natalia Núñez, alcaldesa de Cenicientos (1.980 habitantes): «Nos da la oportunidad de enseñar aquellos pequeños tesoros que dan sabor a la región».

El vino es un reclamo turístico y un motivo para viajar, y también para animar al consumo de caldos de Madrid, propone la consejera de Cultura, Turismo y Deportes, Marta Rivera de la Cruz. Por eso, desde ahora, la Oficina de Turismo de la Puerta del Sol se abre a que, como ayer se hizo con los vinos, alcaldes de todo Madrid utilicen ese espacio para la promoción de sus productos más típicos.

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