Pleno de Arganzuela
La revuelta vecinal contra Rommy Arce no cesa: tercera bronca en una semana
Vecinos de varios distritos vuelven a cargar contra la edil, parapetada entre sus afines
Tercera bronca en una semana. La revuelta vecinal contra la «inexistente» gestión de la concejal Rommy Arce vivió ayer un nuevo capítulo, esta vez en el Pleno de Arganzuela. Residentes del distrito, acompañados de los remeros de la escuela municipal y diferentes asociaciones vecinales llegadas de Chamberí, Latina o Lavapiés, llevaron a cabo una protesta que retrasó el inicio de la sesión por espacio de diez minutos.
Al grito de «¡Dimisión!» , la edil anticapitalista tuvo que soportar un aluvión de críticas, motivadas por la «inseguridad» e «insalubridad» que asuelan los dos distritos que preside. La polémica, desatada días atrás en el Pleno de Usera y el pregón de las fiestas de la Melonera, estalló de nuevo pese a la defensa de sus afines, convocados para contrarrestar la revuelta.
A las 6 de la tarde, hora en que debía comenzar el Pleno, más de medio centenar de personas llevaron a cabo una concentración «antifascista» al otro lado de la calle que da acceso a las naves de Matadero. Bajo el lema «Si nos tocan a una, nos tocan a todos. Fuera fascistas de nuestros barrios», el grupo lanzó mensajes de ánimo a Arce («Tú sí nos representas»), que no dudó en darse un «baño de multitudes» consciente de lo que más tarde se avecinaba.
«Ante una agresión, tenemos que salir todos a la calle. Pero no solo por mí, sino por la concejal a la que se están intentando cargar y me parece muy injusto», proclamaba la mujer a la que rompieron una costilla de una patada -tras arrojar previamente un mini de bebida a su agresor- en el pregón de La Melonera.
Entre cánticos de «Madrid será la tumba del fascismo», «No pasarán» y «La lucha sigue», se emplazó a los presentes a desplazarse hasta el salón de plenos . Aunque la mayoría optó por marcharse, algunos decidieron acompañar a la edil en su ya habitual escenario de escarnio público. A su llegada, los silbidos y abucheos tronaron en la sala. «No nos vamos a levantar ni a marchar, vamos a celebrar el pleno en su integridad. Les recuerdo a los vecinos que no nos están permitiendo comenzarlo», advertía entonces la concejal, con cara de pocos amigos.
Mientras, la tensión entre detractores y partidarios alcanzaba su punto más álgido . Los primeros, ataviados con carteles de «Rommy dimite, este distrito no te admite», «Somos vecinos, no fascistas», «Barrios limpios» o «Queremos vivir dignamente», entre otras consignas, tenían claro que la rebelión vecinal «no va a parar aquí».
«Venimos a apoyar a la escuela de remeros porque es una injusticia absoluta », explicaba Herminia Mila, de la asociación de vecinos La Fuerza, del distrito de Latina. «La realidad es que en todos los distritos hay muchos vecinos descontentos», comentaba por su parte Belén Arsuaga, de Chamberí Se defiende. El Pleno, celebrado bajo fuertes medidas policiales, pudo iniciarse finalmente cuando la concejal pidió un minuto de silencio por la mujer asesinada en una peluquería de Villaverde. Un gesto de respeto que todos los asistentes secundaron.
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