Madrid

Las restricciones amenazan la economía de los barrios afectados: «¿Cómo vamos a pagar los sueldos?»

Las nuevas limitaciones de movilidad y aforo son un duro golpe para los negocios de las 37 zonas básicas de salud afectadas en la capital, con rentas bajas

Juanita maquilla a una clienta en su peluquería, en el distrito de Usera, afectado por las restricciones MAYA BALANYA / Vídeo: Indignación entre los vecinos de Puente de Vallecas afectados por las nuevas restricciones - Atlas

Cris de Quiroga

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A menos de 48 horas de soportar una segunda ola de restricciones , Nieves y Carmen apuraban ayer el que podría ser uno de sus últimos cafés en su terraza habitual, en el distrito de Usera . A sus 74 y 87 años, la charla sobre el tema del día parecía no tener fin: las nuevas medidas anunciadas este viernes por el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso pondrán contra las cuerdas a la economía de los puntos más afectados por el Covid-19 , que sufrirán una suerte de marcha atrás en un intento de atajar los contagios.

«Esto parece un circo, no nos enteramos de nada», confesaban ambas sobre las limitaciones de movilidad que entrarán en vigor el lunes y que afectarán a 26 áreas de seis distritos de la capital y 11 de siete municipios de la región. Su lugar de encuentros y desayunos, el bar Manchego, está en la zona básica de salud de Las Calesas, uno de los barrios de Usera que serán confinados y el que presenta la mayor tasa de incidencia del virus del distrito, con 1.325 contagios por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días. Pero más allá de las preocupantes cifras, lo que acongoja es el freno que traerá consigo este segundo «encierro».

«Es horrible», son las primeras palabras de Cristian, regente del Manchego desde hace siete años. A partir del lunes, estará obligado a reducir el aforo en barra a la mitad, limitarlo al 75 por ciento en el local y atender a un máximo de seis ocupantes por mesa . «Vamos a bajar un 50 por ciento la venta. Tendremos los mismos gastos y nada de ayudas, todo lo que nos ponen son pegas. ¿Cómo vamos a pagar los sueldos de los tres?», cuestiona, junto a las dos mujeres que trabajan con él. Para Juan Artero, propietario del bar Paloma II, las nuevas medidas son «desoladoras». Después de que el estado de alarma mermara la actividad de su negocio, uno de los establecimientos con más solera del barrio de La Elipa -cuya tasa de incidencia es de 1.269-, en el distrito de Ciudad Lineal , no puede predecir cómo será su futuro próximo. «El viernes por la noche, nada más conocerse la noticia de las restricciones, me cancelaron una mesa de ocho personas», comenta. El sábado por la mañana, otros 16 comensales anularon la reserva de un arroz con bogavante.

Aunque los hosteleros asumen la peor parte, cualquier negocio padecerá las consecuencias de este «confinamiento» selectivo. «La gente tiene miedo, nos afecta a todos», aseguraba ayer Manuel, dueño de una joyería con 60 años de historia en Usera. «La gente mayor es la que se gasta el dinero y es la que está encerrada», añadía. En una peluquería cercana, Juanita maquillaba a una mujer; a las once de la mañana, casi todos los asientos del local estaban ocupados, una imagen que no se repetirá, al menos, en las próximas dos semanas. «Vendrá menos gente, no solo por el aforo, sino porque la gente tendrá miedo », auguraba la mujer al frente del negocio desde hace cinco años, quien reconocía estar «preocupada».

Freno al consumo

Algunos no saben hasta qué punto les afectarán las restricciones. «Nuestra tienda no vive de este barrio y no sabemos si dejarán que vengan nuestras clientas », explicaban José y Bienvenida, empleados en El Corte Italiano, un amplio local de varios pisos y espléndidos vestidos en la calle de Marcelo Usera. Si bien atienden con cita previa y disponen de máquinas de ozono para desinfectar las prendas, se preparan para lo peor. «Estaremos abiertos, pero si la gente no se puede mover... Podemos hacer un justificante a las clientas para que vengan a comprar, pero no somos de primera necesidad», se resignan.

Otros lamentan que el previsible estancamiento del consumo en las zonas marcadas cercenará puestos de empleo. «Mucha gente se va a quedar sin trabajo porque les reducirán la jornada o simplemente porque haya menos movimiento», opina Taylane, una joven que atiende una panadería en el barrio de Las Calesas.

Los efectos de las restricciones serán especialmente nocivos en estas 37 zonas , concentradas principalmente en el sur de la región . La gran mayoría de los municipios afectados comparten rentas bajas, como Parla, Fuenlabrada y Humanes de Madrid, que apenas superan los 13.000 euros de renta media per cápita -la media de la Comunidad alcanza los 35.000 euros-. Y lo mismo sucede en las calles a perimetrar de la capital.

«Este barrio es uno de los más empobrecidos, con una de las mayores tasas de paro , muchas personas en situación irregular, con difícil acceso al trabajo y mucha infravivienda . Y nadie teletrabaja, la mayoría se dedican al sector servicios. Todos esos factores facilitan los contagios. ¿Y un confinamiento? ¿Todavía más castigo?», resumía hace unos días Carmen, sanitaria en el centro de salud de Martínez de la Riva, en Puente de Vallecas , distrito que ostenta la mayor tasa de incidencia del Covid-19 de toda la región y al que le ha tocado la peor parte, con siete de sus doce áreas sanitarias teñidas de rojo.

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