Ponzano tendrá más vigilancia y realizará inspecciones a los locales conflictivos
Un equipo municipal informará a los bares y clientes de las normas de convivencias
Fin de semana en la calle de Ponzano . A la altura del número 7, frente a una de las discotecas más de moda de la zona, se desata una pelea entre dos grupos de mujeres. Los moradores de Chamberí lo califican de «batalla campal»: «Esta calle destapa los más bajos instintos de la gente. Nos apena este triste espectáculo ». A un lado, tres de ellas caen al suelo, donde se dan patadas mientras algunos viandantes intentan separarlas; al otro, a tan solo dos metros, un grupo formado por cuatro chicas se agrede a puñetazos y tirones de pelo. A una de ellas incluso le rompen la camiseta . «Vale ya, por favor», pide una de las amigas, con voz desesperada. Los porteros del local miran la dantesca situación , que ha sido grabada por los vecinos, desde la puerta, paralizados, sin intervenir hasta el último momento.
Para que estas imágenes no se repitan, el concejal presidente del distrito, Francisco Javier Ramírez Caro (PP), se ha comprometido con los residentes a crear un servicio municipal de información y actuación nocturna que indicará tanto a los clientes como a los dueños de los bares las normas de convivencia básicas para que no se beba en la calle, como ahora sucede, se dejen desperdicios u orines en los alcorques o portales ni se vocifere a altas horas de la madrugada.
El objetivo de la medida, de la que se está estudiando la forma jurídica, es mejorar la vigilancia y la seguridad. De hecho, Más Madrid la solicitó en el pleno de febrero bajo la propuesta de que un equipo de trabajadores forme sobre «seguridad, ocio, juventud, limpieza y contaminación acústica» y fue aprobada por ellos, PSOE y la abstención de PP y Cs. Se espera que entre en vigor durante esta legislatura y que el servicio funcione de manera parecida a la famosa iniciativa de Centro « Salimos sin molestar ». «No nos concretó de dónde sacará el personal que irá dando información ni en qué consistirá exactamente», cuentan los vecinos presentes en la reunión que tuvo lugar el pasado 24 de febrero a petición de la asociación El Organillo.
Otra de las medidas a las que se comprometió Caro es a la presencia de más Policía Municipal , una de las principales peticiones de unos moradores hartos de la dejadez de la zona. «No sabemos si se implementará, ya que para eso tiene que haber oposiciones; o, si no, tienen que sacar a agentes de otros barrios para traerlos a Ponzano» , explican los vecinos, que tienen que hacer frente día sí y día también a los problemas que se forman en una calle que, en tan solo 450 metros, cuenta con 60 bares. Quieren darle un voto de confianza al concejal presidente y esperar a que ponga en funcionamiento todas las iniciativas que manifestó en la reunión.
Los bares se han convertido, precisamente, en el quebradero de cabeza de los moradores. No quieren que desaparezcan, tan solo que respeten las normas mínimas de convivencia para que les dejen descansar y el barrio no se degrade más a causa de la continua juerga. Son estos los motivos por los que demandan que se convierta en Zona de Protección Acústica Especial (ZPAE), siendo así la segunda del distrito, después de Gaztambide. Para su declaración, el Ayuntamiento ha instalado sonómetros que ya se han realizado mediciones en 20 puntos de la zona con un total de 16.319 horas obtenidas. Los resultados se están analizando por los técnicos del Ayuntamiento, que prevén tenerlos en sus manos el próximo mes, según trasladó el concejal a los moradores.
La cuarta de las medidas propuesta por Caro hace referencia a las inspecciones . «Sabemos que algunos de los locales tienen irregularidades, que no tienen licencia o la tienen para una actividad diferente a la que desarrollan, que incumplen los horarios, que cocinan sin estar autorizados o que tienen las salidas de humos ilegales, con chimeneas instaladas sin autorización de la comunidad de propietarios o que no se ajustan a la normativa», inciden los residentes, que ya han denunciado algunos de estos hechos ante la Agencia de Actividades municipal. Aseguran que Caro manifestó su «preocupación» por el deterioro del barrio y se comprometió a realizar inspecciones de obras, actividades y sanitarias en estos locales, además de intervenir sobre «los más conflictivos o peligrosos ».
Los inquilinos esperan que, tras seis años cuesta abajo, la situación remonte y que las medidas anunciadas por el concejal entre en vigor cuanto antes.Solo tienen una súplica más: «Queremos un barrio en el que sea compatible la convivencia entre el ocio y el descanso ».