La Plaza Mayor recupera el Belén desterrado por Carmena
La Navidad más tradicional ha vuelto con el nuevo Gobierno municipal de PP y Cs
El espíritu navideño más clásico y tradicional ha vuelto a Madrid. Y lo ha hecho en uno de los puntos más transitados en estas fechas por autóctonos y foráneos, que se suele abarrotar todos los fines de semana de diciembre. Después de tres años de «destierro» por Manuela Carmena , el Belén ha regresado a uno de los escenarios con más raigambre en estas fechas: la Plaza Mayor . En esta ocasión, el Nacimiento está situado frente a la Casa de la Panadería, en dos casetas de madera, iguales a las 104 que forman parte del mercadillo que, año tras año, sin faltar uno, acuden a esta particular y entrañable cita: y ya van 65, puesto que lleva funcionando desde 1944.
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La iniciativa ha sido de la Asociación de Mercados Tradicionales de Plaza Mayor ( encargados de los puestos); y ha contado con el apoyo de la Junta Municipal y de la Asociación de Belenistas de Madrid. Y todo ello con la financiación de La Fundación La Caixa.
Casetas solidarias
Esta entidad ha puesto en marcha otra novedad: cada día una ONG ocupa una caseta. Así, divulgan su trabajo y promueven la solidaridad. Además, en la parte trasera del belén realizarán talleres en los que participarán personas discapacitadas o en riesgo de exclusión. Su labor: elaborar objetos navideños.
Aunque los puestos abrieron al público el 23 de noviembre, la inauguración del belén se produjo ayer. En el acto estuvo presente el concejal-presidente José Fernández.
«Está compuesto por 60 figuras antiguas, de la época de nuestros abuelos, realizadas en Olot (Gerona). Ocupa una extensión de 36 metros cuadrados y está protegido por cristales para impedir actos vandálicos», afirmó Eugenio Barandalla, presidente de la Asociación de Belenistas de Madrid. Antes de ser eliminado, ocupaba uno de los laterales de la plaza. En 2012, Ana Botella (PP) lo recuperó después de una década de caer en el olvido por obra de Alberto Ruiz-Gallardón , de la misma formación política.
«Lo clásico y la calidad de las piezas, todas artesanales, priman . Entre nuestros clientes, los hay de más de 30 años; tenemos colegios, restaurantes, ayuntamientos y particulares. Hay precios para todos los públicos: desde los 200 o 300 euros de una escena, al euro por una cesta pequeña de mimbre », dice José Luis Jiménez, portavoz de los comerciantes.
Uno de los puestos más antiguos está regentado por Antonio Arellano. «Empezó mi bisabuelo. Nos hemos tenido que reciclar al perderse la tradición del belén en pro del abeto. Por eso vendemos complementos: gafas, gorros, diademas, los productos estrella de Fin de Año». Su madre dice que antes acudían niños a comprar corcho, arena, palmeras... Ahora son los adultos. «Los tiempos cambian», indica.
El 31 de diciembre mercadillo y belén echan el cierre.