Cartas a la alcaldesa

Patín

Está bien tirada esta normativa, alcaldesa, porque ya era hora de que al patinete le pusiéramos su mapa ceñido, y porque sí

Una joven monta en patín Reuters

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Por fin, alcaldesa, le han dado normativa de circulación y aparcamiento al patinete. Pues muy bien. El patinete iba por ahí, a su aire, con mucho brío de riesgos, entre el ángel de voltaje y el surfismo de semáforo. Pero ahora tiene al fin su ordenanza, que le obliga a transitar por carriles bici , pistas de bici y en las calles insertas en zona 30, que son aquellas donde la velocidad máxima de tránsito resulta igual o inferior a 30 kilómetros a la hora . Está bien tirada esta normativa, alcaldesa, porque ya era hora de que al patinete le pusiéramos su mapa ceñido, y porque sí. Lo que pasa es que no sé yo si se va a cumplir mucho o poco.

El patinete es una artesanía del ludismo de la infancia, pero ahora resulta que le dan uso los hipsters para ir al tajo. El patinete es libre por esencia, porque es una esqueletura de capricho y ya está. Quiero decir que está inventado para ir por donde quiera, menos por la ciudad bullente y abierta. A uno el patinete como medio de transporte le parece una novedad, pero sobre todo le parece un peligro, aunque ahora lo será algo menos, en hermandad con el carril de bicicleta, con lo que se preserva de peatones y de otros vehículos. El peatón, según la zona, es un ciudadano con el susto pendiente, porque o bien te adelanta una bicicleta o te pide permiso un patín, que no suele pedir permiso, por cierto. Ahora les van a obligar a los patinetes a llevar un timbre. Algo es algo.

El vehículo propiamente dicho, o sea, el coche tiene en el patín un peatón otro, un pasajero con ruedas que va jugando al zigzag entre aceras imposibles y espacios insospechados. Es como si Messi hubiera cogido el patín, a cualquier hora, y sin casco. Y todo eso es un riesgo para que el va a pie, o para el que va al volante.

La bicicleta parece haberse impuesto mucho en Madrid, que no es ciudad de bicicletas, y el patinete ya tiene su sitio, o eso nos parece. Observamos, eso sí, que se han dado muchísimas menos licencias de las solicitadas. De modo que ahí está el patín, pero tampoco tanto. Uno cree modestamente, alcaldesa, que los patines ya tienen su sitio seguro en la infancia. Y las bicicletas en el verano.

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