Iglesias de Madrid

Nuestra Señora del Recuerdo: Cuando la cancha deportiva se convierte en otro templo

La comunidad, ubicada en el barrio de San Blas, se define por la forma de hacer presente el Evangelio

Parroquia de Nuestra Señora del Recuerdo, en San Blas BELÉN DÍAZ

Francisco Serrano Oceja

«Para lo malo estamos en el barrio San Blas, para lo bueno en Las Rosas», comenta el P. José Sanz López, que junto con el párroco, el P. Mariano Zenere Dalla Monta, forman el equipo sacerdotal que atiende la parroquia Nuestra Señora del Recuerdo , calle de Argenta, 8. No sé muy bien si el templo es el templo o la cancha deportiva en la que estos religiosos josefinos de Murialdo se entregan a la educación de los niños y de los jóvenes. Porque si algo caracteriza a esta parroquia es el carisma, sello, carácter, la forma de hacer presente el Evangelio que imprime esta comunidad religiosa –compuesta también por el hermano Francisco Javier Moya–.

La Congregación de San José nació del corazón de San Leonardo Murialdo (1828–1900), que fue compañero de san Juan Bosco. Fue fundada en Turín el 19 de marzo de 1873 en el Colegio de los Artesanitos, del cual Murialdo era rector. Tenía como finalidad asistir, educar cristianamente y preparar para el trabajo profesional a los jóvenes pobres, huérfanos y abandonados. Uno de sus lemas más queridos lo dice todo: «Jugar, aprender y rezar».

Según la crónica de la historia de la parroquia, el 8 de septiembre de 1983 la Congregación de San José aterriza apostólicamente en Madrid. Los primeros religiosos colaboran en las parroquias San Romualdo y Santo Tomás. Después de algunos años asumen la parroquia Nuestra Señora del Recuerdo en una zona entonces periférica de Madrid, catalogada como popular, obrera, que había pasado su calvario con la droga y diversas formas de marginación. La actividad de la parroquia empezó en el actual Centro Cultural Antonio Machado, en la Avenida de Guadalajara.

Más tarde se trasladó a unos bajos en esa avenida. El 18 de abril de 1999, el cardenal Antonio María Rouco Varela inaugura y consagra el templo actual, que no solo es cómodo y funcional para las celebraciones, sino que está diseñado para ahondar en el espíritu de familia, del que habla con insistencia el P. Mariano. En el presbiterio nos encontramos con una joya del arte pictórico contemporáneo que pasa demasiado inadvertida, un fresco con una alegoría de la eucaristía, que parece también un apostolado, del pintor Vicente Vela, fechado en 1999. Este pintor, fallecido en 2015, estudió en la Escuela de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría (Sevilla) y en la Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid), donde compartió aula con Eduardo Sanz, Alfredo Alcaín, Antonio Zarco, Isabel Villar y César Olmos, entre otros.

Por cierto, que el actual equipo sacerdotal llegó a la parroquia muy pronto, en 2001, y desde entonces están, día y noche, al servicio de los fieles y vecinos. Una feligresía de cerca de 17.000 almas, conformada desde el contraste producido por las distintas fases de construcción del barrio. Una zona de edificios más antiguos, con personas mayores, los primeros que llegaron de diversos lugares de España al Madrid del desarrollo. Y la nueva zona de viviendas para las generaciones que plantean nuevos retos pastorales.

Actividad

La actividad de esta parroquia abierta y acogedora es mucha. Durante la pandemia se ha frenado, pero ahora apunta a una recuperación en la organización de actividades para niños y jóvenes. Uno de los puntales es la Cáritas, que atiende en épocas de cierta normalidad a unas 162 familias y que se caracteriza por la acogida y el seguimiento de las personas que acuden a exponer sus necesidades gracias al trabajo de media docena de voluntarios.

La feligresía de esta parroquia es generosa y participativa. La alegría en esta comunidad se palpa y las formas de expresión de la confianza en el Resucitado se expresan, por ejemplo, con la animación litúrgica de los dos coros con los que cuenta la parroquia. De entre las propuestas más significativas nos encontramos con la que se denomina 'Madres apostólicas', un grupo de señoras, madres de familia, que una vez al mes se juntan para rezar por las vocaciones de la Congregación de San José y de toda la Iglesia. También es significativa la Pastoral de la Salud. Ahora que no se puede visitar a los enfermos en sus casas, la atención telefónica se ha convertido en el modo privilegiado de que la parroquia es compañía de vida para un barrio en permanente transformación.

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