Curiosidades de Madrid

Nuestra Señora de Madrid, la talla robada en el siglo XVI que sirvió de reclamo en un prostíbulo

La bella imagen de la Virgen, despojada de sus atributos, fue colocada en las alturas de un balcón para atraer a los clientes

Ilustración de la historia de la talla de Antonio Cea Gutiérrez ABC
Adrián Delgado

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El callejón de la Duda , entre la calle Mayor y Arenal, era un lugar lúgubre y sombrío en el Madrid del siglo XVI. En sus casas se daban cita lo más granado del hampa y la delincuencia, nobles y caballeros, pobres y ricos en busca de la mancebía de la Puerta del Sol . Un establecimiento, quizá el más famoso de la época por ser frecuentado por los intelectuales del siglo de Oro , que cumplía con la normativa impuesta para los burdeles por Felipe II y que, según algunos historiadores, frecuentaba su hijo Carlos. El prostíbulo perdió fama por los escándalos que ocasionaban sus clientes frente al desaparecido convento de San Felipe el Real .

Las autoridades, para satisfacer a la Iglesia en sus constantes quejas, dieron permiso para levantar una nueva mancebía en la calle del Carmen, conocida con el nombre de Las Soleras. La novedad hizo que el callejón de la Duda perdiera su atractivo y sus dueños tuvieron que idear un método para atraer de nuevo a sus clientes. Fue así como surgió el considerado como primer anuncio de prostitución en Madrid. El problema es que como reclamo utilizaron la talla de la Virgen robada en una ermita de Toledo.

Despojada de sus atributos religiosos y sin brazos, fue colocada en un balcón vestida como una prostituta. Tras ella, un hombre de pequeña estatura utilizaba sus brazos para fingir el movimiento de las extremidades superiores de la talla. En ocasiones, los usaba para tocar el violín y llamar la atención de los hombres. Otras veces, simplemente se limitaba a hacer gestos con ellos que invitaban a subir a los clientes.

Robada, prostituida y venerada

La estrategia publicitaria funcionó durante un tiempo hasta que una pareja de frailes obregones que pedían limosna identificaron en el bello rostro del balcón del burdel a la Virgen María. Escandalizados por el sacrilegio, avisaron a Bernardino Obregón , fundador de la orden religiosa dedicada al socorro y asistencia de los necesitados. Esa imagen, no era otra que la talla robada en la ermita de Toledo.

La Inquisición tomó cartas en el asunto y ordenó quemar el burdel, arrestando a sus moradores y demoliendo la casa. La imagen, que recibió el nombre de Nuestra Señora de Madrid, fue depositada primero en la capilla del hospital General que Felipe II había mandado realizar en la Carrera de San Jerónimo. Allí permaneció durante siglos y después, paso a la Iglesia de San Vicente Ferrer , su actual emplazamiento. Durante un tiempo, también estuvo ubicada en la capilla del hospital Gregorio Marañon.

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