Mascarillas y emoción en el «Kilómetro 0»
Los protagonistas del acto, trabajadores durante la crisis, asistieron entre contenidos y felices al solemne acto, que cerró una brillante Ainhoa Arteta
Catorce columnas de trabajadores, en su mayoría uniformados, se distribuían por la Puerta del Sol a mediodía de ayer. Eran policías, sanitarios, limpiadores, hoteleros, empleados de limpieza, agentes forestales, cajeros de supermercados, trabajadores de transportes públicos... Estaban muy serios, muy firmes y muy emocionados. Algunas, como Manoli, empleada del Metro, apenas podía hablar cuando la entrevistadora de televisión se acercó a ella. No era para menos: aquel acto oficial era para ellos. Ellos eran los premiados.
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Todo el mundo llevaba ayer mascarilla : ni los políticos se olvidaron de lucirla, ni tampoco rompieron ni por un instante con las distancias sociales recomendadas por la autoridad sanitaria. Ni para hacerse las fotos que continuamente le pidieron a la presidenta bomberos, militares y otros colectivos. Lección aprendida.
Frente a frente
Reaparecieron para la ocasión, tras mucho tiempo de ausencia, los expresidentes regionales Joaquín Leguina , Alberto Ruiz-Gallardón y Esperanza Aguirre . Esta última, que llegó a estar ingresada en marzo junto con su marido tras contagiarse de coronavirus, parecía ya completamente recuperada.
En un lado de la plaza, junto a la fachada de la Real Casa de Correos , los políticos. En el otro, los trabajadores. La solemnidad del acto aumentaba la emotividad en el lado de los homenajeados, que no perdían detalle de la breve pero intensa ceremonia. Primero, una pareja de sanitarios ataviados con su ropa de trabajo portaron la corona de laurel renovada para colocarla en la placa en memoria de los héroes del Dos de Mayo de 1808. Tras ellos, la presidenta, Isabel Díaz Ayuso . La banda de la Policía Municipal de Madrid interpretó el toque de silencio.
Las doce
Los discursos fueron pocos y breves. No obstante, alguien calculó mal los tiempos —o alguien se retrasó más de la cuenta—, y las doce del mediodía, la hora del minuto de silencio oficializado desde que se decretó el luto oficial, sorprendió a Díaz Ayuso en mitad de su intervención. Con las primeras campanadas y tras unos segundos de incertidumbre, se detuvo y esperó a que terminara el homenaje silente para continuar.
La impresionante voz de Ainhoa Arteta y su interpretación del «Ave María» de Gounod fue la guinda de un acto que pocos consiguieron despedir sin tener que contener las emociones. Al acabar oficialmente la jornada, la jefa del Ejecutivo autonómico fue saludando uno a uno a los presentes, recibiendo saludos y fotografiándose con muchos de ellos. Eso sí, guardando las distancias.