«El Loco» estuvo cuatro veces en prisión por drogas y robos
El presunto descuartizador de Chapinería ingresó por primera vez en la cárcel en 2001

Emilio R. M., «El Loco», no es la primera vez que pisa la cárcel, aunque sí la primera que lo hace por un delito de sangre . El autor confeso del crimen de Chapinería estuvo cuatro veces tras las rejas por delitos contra la salud pública, robos con fuerza y robos con violencia. Según ha podido saber ABC, la primera vez que estuvo en prisión fue en el año 2001 y salió, por última vez y tras ir encadenando idas y salidas, en 2017.
Tras casi tres años en libertad, Emilio ingresó el sábado en una celda de Navalcarnero , después de autoinculparse por matar, descuartizar y enterrar a su suegra , Marisa C. V., de setenta años y vecina del municipio de Chapinería. Primero, confesó frente a los investigadores de Homicidios de la Guardia Civil y, un día después, lo hizo ante la magistrada del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Navalcarnero. A ella le aseguró que, tras una fuerte discusión con Marisa porque no le gustaba cómo trataba a su novia , África, acabó con su vida apuñalándola con un arma blanca. Posteriormente, tal y como avanzó este diario, la descuartizó en la casa que compartían desde hace un mes en el número 2 de la calle del Pozo Airón. Más tarde, la madrugada del 25 de julio, sacó los restos de su suegra en bolsas de plástico y en alguna maleta y los enterró en puntos diferentes del encinar del Camino de Las Maderas, a solo 500 metros a pie de la vivienda. Tanto África, también entre rejas, como él habrían limpiado la casa con lejía a fondo, pero se olvidaron de algunos detalles. Los agentes de la Guardia Civil hallaron sangre en la parte baja del sofá , al que habrían cambiado la funda, y una llave inglesa detrás de una puerta con restos biológicos que están siendo analizados.
La cabeza , clave para saber cómo perdió la vida exactamente la víctima, no se ha encontrado. Lo que sí hallaron los especialistas en el paraje fue el serrucho y el hacha que Emilio habría usado para desmembrarla. Falta también por encontrar el arma del crimen .
En su declaración, Emilio –que también tiene antecedentes policiales por violencia de género y atentado contra la autoridad– trató de exculpar a África F. C., su pareja, del asesinato. Aseguró (como ella había declarado antes de estar arrestada) que, tras estar todo el día bebiendo alcohol por el pueblo, se subió a dormir y se quedaron él y la septuagenaria en la planta baja continuando la «celebración».
La hija, apodada «La Spice Girl», por su parte, se acogió tanto en los calabozos como en el banquillo a su derecho a no declarar . Pero el Ministerio Fiscal pareció no creer la versión de Emilio y los acusó a los dos de coautores del asesinato , calificación penal por la que se los está investigando y que podría variar a medida que avancen las diligencias, según informaron fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM). África ingresó en la cárcel de mujeres de Alcalá-Meco.
La denuncia de Marisa la presentó su otra hija tres días después del crimen y después de que África le dijese que no sabía dónde estaba y que se había ido voluntariamente de casa, algo que no creyó. Un par de días después, cuando los restos de la mujer aún no se habían encontrado, a Emilio lo paró una patrulla de la Guardia Civil con un carro en el que transportaba efectos de la víctima que, supuestamente, pretendía vender.
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