Investigan si la explosión en el barrio de Salamanca de Madrid se inició en la acometida de la caldera de la cocina

Una vivienda de la calle de Ayala estaba siendo reformada, se creó una bolsa de gas por un escape y mató a dos personas

Las dos víctimas, de 21 y 27 años, eran operarios que trabajaban en el inmueble en el momento del accidente

Vista de la cuarta planta del inmueble, este viernes, después del siniestro ABC | Vídeo: I. Moreira

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La explosión que afectó este viernes a una veintena de personas , entre heridos y atendidos por crisis de ansiedad, además de dos obreros muertos sepultados entre los escombros, tuvo su origen en la acometida de la caldera de la cocina del piso de General Pardiñas , 35 , esquina Ayala. Así lo apunta la hipótesis con más fuerza, aunque la investigación se encuentra en un momento embrionario.

La acumulación de la bolsa de gas metano no debió de ser muy larga en el tiempo y, según indicó una de las heridas y testigo de los hechos, momentos antes de la deflagración, los fallecidos, Ernesto, de 21, y Miguel Alexander, de 27 años, le dijeron que estaban «buscando una llave» para manipular el flujo de gas. Quizá habían notado el olor y pretendían cerrar la fuga, por lo que bajaron a la planta inferior, donde se encuentra el patio. Sin embargo, tuvieron que usar una fuente de ignición (un soplete o una radial, por ejemplo) que provocara que el gas estallase, y lo hizo hacia arriba (al contrario del butano, que se dirige hacia abajo). Las consecuencias fueron terribles.

Vehículos dañados, este viernes, en las inmediaciones del siniestro REUTERS

Los dos obreros quedaron sepultados por más de 2 metros de escombros . Los servicios de emergencias sabían desde un primer momento que las consecuencias habían sido fatales. Se emplearon perros de la Policía para rastrear por si había más personas sepultadas, así como los drones municipales. Bien lo dijo el alcalde, José Luis Martínez-Almeida: se buscaba a personas desaparecidas, pero no se sabía aún a cuántas.

Fuente: Elaboración propia

P. SÁNCHEZ / ABC

Fuente: Elaboración propia

P. SÁNCHEZ / ABC

Un anciano, por los aires

Porque otro vecino, el herido más grave y de 84 años, cayó al patio interior y fue trasladado al hospital de La Princesa por el Samur-Protección Civil. Ingresó directamente en la Unidad de Cuidados Intensivos, por su delicadísima situación.

Además, el estado del edificio es ruinoso. Quienes lo han visto por dentro tras el accidente afirman que ha quedado «vaciado», hasta la colchonería del local comercial inferior. Lo que sí se han mantenido son las fachadas (no así las del ático, piso inmediatamente superior al de la explosión, que está destrozado) pero serán los técnicos de Urbanismo los que determinen si finalmente habrá que echar el edificio abajo totalmente o mantenerlo de manera parcial. Los trabajos se van a hacer de manera manual, lentamente, como se hizo con la casa parroquial de La Paloma , en la calle de Toledo hace un año, «porque la estructura está muy afectada y hay que evitar derrumbes», explicó Mariano Fuentes, concejal de Desarrollo Urbano.

Los efectivos de Emergencias atienden a dos vecinas en el lugar del suceso ISABEL PERMUY

Por lo pronto, tanto los vecinos del edificio siniestrado como los de los colindantes no pudieron volver anoche a sus casas. El Samur Social habló con 74 personas, de las que solo pidió ser alojada una pareja.

En cuanto al resto de heridos, tres necesitaron ser hospitalizados en La Princesa (una mujer de 77 años y otra de 44), aunque estaban leves, a excepción del anciano de 84 años. Además, una embarazada que pasaba justo por delante fue llevada a la Maternidad del Gregorio Marañón y, más tarde, tras horas en observación, fue dada de alta.

A los pies del cordón de seguridad se vivieron más tarde momentos de muchísima angustia . El hermano del más joven de los fallecidos le llamaba al móvil. Daba señal. Pero nadie contestaba. Horas después, los familiares recibían la fatal noticia: los dos estaban muertos. La peor pesadilla se convertía en una realidad en la cafetería que ofreció sus instalaciones, La Capilla Sixtina, para dar cobijo a estas personas.

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