MADRID

Un grupo de gitanas «cobran» 10 euros por leer la mano en Preciados

Persiguen a los transeuntes y si no logran su objetivo, estas falsas videntes no dudan en echar mal de ojo

Las falsas videntes, ayer, en la calle del Carmen MAYA BALANYA

MARÍA ISABEL SERRANO

Son cinco o seis mujeres . Depede del día. Todas gitanas, españolas y de distinta edad . Se mueven entre la Puerta del Sol y Callao. Abordan a los transeuntes, quieran o no. Se dicen videntes y enseguida te cogen la mano para leerla . A veces, las dos. Ya te han ofrecido una ramita de romero. Su tarifa es de 10 euros por mano leída. Si no lo consiguen, no tienen ningún reparo en desearte toda la mala suerte del mundo.

Una de ellas, que dice llamarse María, se acerca con un murmullo: «Anda, toma esta ramita, que tienes cara de buena. Te voy a contar tu futuro. Palabra de gitana» . Y se hace la señal de la cruz. Tontería esquivarlas . Te persiguen por toda la calle Preciados, la de Galdo o la del Carmen. Por deferencia, una mujer se para. Le advierte que no quiere que la lean la mano. Nada. Ya se la ha cogido. El resto de los transeuntes, con las prisas a las que estamos acostumbrados en una gran ciudad, observan la escena con compasión y lástima. «¡De la que me he librado!», piensa más de uno.

Y empieza la letanía. «Se nota en tu rostro que has sufrido mucho. Pero ya no. Tienes buena salud y vas a morir de vieja , muy vieja. ¡Ah!, padeces de la espalda» , asegura la gitana, que no deja meter baza a la paciente señora ni que le diga que no quiere seguir con ese teatro. «Pues no. La espalda la tengo bien», explica la señora incapaz de zafarse de la situación.

¡Para qué más!. Ese breve diálogo le sirve a gitana para persistir en su «trabajo». Enseguida, las líneas de la mano. «Sí, sí. Tu vida va a ser larga. Tienes dos hijas (eso es cierto) y vas a tener nietos muy sanos», sigue la presunta vidente sin soltar a su víctima.

«Eres –prosigue María– muy alegre y das todo lo que tienes . Y todo eso que tienes lo has ganado tú, con tu trabajo; sin quitárselo a nadie». A esas alturas, la mujer ya no sabe como quitarse de encima a la parlanchina. Pero varias de sus «colegas» están al acecho para que no se escape. El resto, va y viene a la caza de nuevos pardillos.

En los comercios saben bien de la presencia diaria de estas mujeres. Son viejas conocidas. «No somos racistas pero espantan a la gente», aseguraba ayer el encargado de una cafetería en la calle del Carmen. «Se ha dado cuenta a la Policía Municipal pero dicen que no hay ningún delito... Bueno, bueno, se sacan un buen dinero a base de avasallar», comenta un camarero.

El calvario de la señora va a más. «Veo a un hombre en tu vida... Dime cómo se llama», pregunta la gitana. «¡Hasta ahí hemos llegado!», dice la mujer mientras tira de sus manos.

–«Pues págame», exige la vidente.

–«¿Qué?. Te doy la voluntad ...»

–«Nada de voluntad. Son 10 euros por cada ma n o »

–«Ni lo sueñes. Además, llevo un billete de 50»

«Te doy cambio» , replica la gitana.

Cualquier día, las vemos con máquina para pagar con visa. Al tiempo.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación