Un año de Díaz Ayuso al frente del Gobierno más tenso
La presidenta popular cumple un año como líder del Ejecutivo de la Comunidad de Madrid en un mandato difícil marcado por la crisis de la pandemia
En medio de un agosto ardiente en lo climatológico y en lo político, y tras mes y medio de complicadísimas negociaciones con -y a veces a pesar de- Cs y Vox , Isabel Díaz Ayuso fue investida presidenta por la Asamblea madrileña hace ahora un año, el 14 de agosto. El 15, su primer acto público fue acudir a la Iglesia de La Paloma , igual que hará hoy. Diez días después, unas fortísimas lluvias inundaban Arganda y otras localidades. Era una metáfora de lo que iba a ser su mandato, el primero en coalición en la historia de Madrid: una carrera de obstáculos.
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Nada ha sido fácil ni fluido en el Gobierno regional en este primer año. Primero, por las tiranteces entre socios de Ejecutivo -PP y Cs- y de investidura -los dos citados más Vox-. Segundo, por la durísima crítica a su gestión y a su persona que han mantenido partidos de la oposición y otros agentes sociales. Y tercero, por la catástrofe humana, sanitaria, económica y social que ha supuesto la pandemia del Covid. Un año vivido sin aliento.
Maxigobierno
Al pacto a tres que permitió su investidura se llegó tras muchísimas dificultades, con dos socios, Cs y Vox, absolutamente enfrentados y que incluso se negaron a sentarse juntos. El matrimonio de conveniencia entre populares y naranjas se selló con un Gobierno muy abultado -13 consejerías- para contentar a todas las partes.
Muy pronto afloraron las diferencias, políticas y de concepto, entre PP y Ciudadanos, en asuntos como Telemadrid. Y aunque en principio se trataban de disimular las fricciones, el asunto Avalmadrid lo reventó todo: en el PP sintieron como una traición que su compañero de Gobierno apoyara la creación de una comisión para investigar este organismo, promovida por la oposición para sacar a la luz un crédito concedido a una empresa participada por el padre, ya fallecido, de la presidenta. Fue el primer gran choque entre las dos piezas que forman el puzzle del Gobierno autonómico, y que han seguido rozando, con más o menos estridencia, a lo largo de estos doce meses.
Ayuso, desde un principio, ha buscado el confrontamiento directo con el Gobierno de Pedro Sánchez , y para ello se ha hecho acompañar por Miguel Ángel Rodríguez , ex hombre fuerte de Aznar y ahora su más cercano consejero. Sabe que su Ejecutivo es el símbolo del PP en el poder, y por ello también un referente para sus votantes y el objetivo a abatir.
Y es consciente de la lupa que tiene encima todo el día: en cada una de sus actuaciones, decisiones, anuncios, comentarios -no siempre afortunados-, viajes e incluso por algunos de sus vestidos se ha creado polémica. Una de las últimas ha tenido lugar en plena pandemia, a cuenta del aparthotel de la cadena Room Mate donde dijo haberse mudado tras haber contraído coronavirus. La oposición ha cargado sin piedad contra ella por presunto trato de favor del empresario hotelero, una idea alentada tras hacerse público por unas horas en un portal oficial de la Comunidad un contrato -que luego resultó falso- con esa misma cadena hotelera. Lo que unos consideraron filtración y otros error humano partió del área de un consejero de Cs , Alberto Reyero , frontalmente enfrentado con otro del PP, Enrique Ruiz Escudero , por la gestión de las residencias. Un choque a cara de perro que ha hecho temblar los cimientos de la coalición de Gobierno.
Moción de censura
Mientras, en plena crisis sanitaria, con decenas de miles de muertos en la región y una absoluta devastación en la economía madrileña -la misma que había logrado sólo meses antes adelantar a Cataluña en PIB-, las críticas contra el Gobierno de Díaz Ayuso han arreciado desde la izquierda. Más Madrid, que perdió a Íñigo Errejón -se fue al Congreso de los Diputados- apenas iniciado el mandato, y Unidas Podemos miran en una única dirección: el PSOE de Ángel Gabilondo.
El primer año de Gobierno de coalición se cumple entre la rumorología más diversa sobre la posibilidad de una moción de censura contra Ayuso. Gabilondo no la descarta, pero intenta evitar los empujones que parten de quienes, dentro y fuera de su partido, echan de menos ahora un líder más agresivo y menos reflexivo.
Las últimas encuestas conocidas -Sigma Dos en junio para Telemadrid, y Gad-3 para el ABC en agosto- le dan a Díaz Ayuso subidas espectaculares de apoyos, y la ratifican en el Gobierno de Madrid. Ella calla ante los cantos de sirena de quienes le proponen abortar cualquier maniobra de la izquierda convocando elecciones anticipadas. De momento, tras doce meses del Gobierno más tenso de la historia madrileña, tiene un reto no menos grande por delante: aprobar unos presupuestos, que serían los primeros de su mandato. Pero para eso necesita, una vez más, a Cs y a Vox.
En las filas populares destacan como logros de este año el arranque de Madrid Nuevo Norte, el Plan de Vivienda joven en alquiler, el Plan Terra o el impulso a las reformas de la Ley de Suelo y la Ley del Juego. Es, dice Alfonso Serrano , portavoz del PP en la Asamblea, «un gobierno unido, cohesionado, con las ideas claras y un liderazgo claro, el de Díaz Ayuso»
Desde la oposición, sin embargo, pintan otro panorama. Ángel Gabilondo insistía días atrás en que «la moción de censura «no es descartable». «No cerramos la puerta a ninguna acción que pueda significar cambio en Madrid».
El líder de Más Madrid, Pablo Gómez Perpinyà , es enormemente crítico con la gestión de Díaz Ayuso:«Ha sido una gestión errática» marcada por «declaraciones absurdas y escándalos diarios. Es la presidenta más débil de la Comunidad». En su misma línea, la portavoz de Unidas Podemos, Isa Serra, afirma que «ha continuado con su proyecto ideológico: dar una vuelta de tuerca a la privatización y la degradación de lo público»
