La Cuesta de Moyano pelea por su resurrección: «Somos libreros con el hándicap de estar en la calle»

El Área de Cultura pedirá a la Comunidad declararla BIP y sacará a licitación las casetas cerradas

La asociación de los comerciantes echa en falta más mejoras, como iluminación en las tardes invernales

Las casetas de los libreros de la Cuesta de Moyano MAYA BALANYA

Cris de Quiroga

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Este martes por la mañana, una mujer buscaba un libro especial en la cuesta literaria de la capital. Se acercó al puesto que guarda Carolina Méndez, entre la treintena de casetas que sobreviven a casi cien años de vida, y preguntó por un ejemplar para enseñar a principiantes a dibujar cómics. Méndez amasa manuscritos nuevos y de segunda mano, primeras ediciones y cuentos ilustrados, y también un libro para enseñar a principiantes a dibujar cómics que vendía por 2 euros. «Uy, ¿2 euros?», replicó la mujer, como si pagar menos que por un café fuese un precio desorbitado. «Al final se lo ha llevado, pero protestando», cuenta Méndez, que tras casi dos años de pandemia pelea por resucitar la Cuesta de Moyano y desterrar su fama de ser solo un bazar de gangas.

En 2020, los 27 libreros de la Cuesta de Moyano cerraron a cal y canto durante tres meses; el único antecedente es un lapso de cinco días en la Guerra Civil. El Ayuntamiento de Madrid salió al rescate y las eximió del canon anual. En 2021 perdonó una vez más el pago , que oscila entre los 3.000 y 12.000 euros. También concedió a la asociación Soy de la Cuesta una subvención de 50.000 euros que se ha invertido en un abanico de actividades para revitalizar el lugar . Este tercer año de vacas flacas el consistorio vuelve a cobrar el canon, pero ha decidido replicar la ayuda.

«Gracias al apoyo del Área de Cultura y de todos los grupos municipales Moyano se ha salvado del cierre inminente, pero aún faltan soluciones para garantizar su futuro brillante dentro del Paisaje de la Luz [el eje Prado-Retiro declarado Patrimonio Mundial]», resume la directora de la asociación Soy de la Cuesta , Lara Sánchez. Unas horas antes, la delegada de Cultura, Andrea Levy, anunciaba su plan para abordar algunas de estas cuestiones. Primero, solicitar a la Comunidad de Madrid que inicie el trámite para declarar el enclave —actualmente Bien de Interés Cultural (BIC)— Bien de Interés Patrimonial (BIP) .

Otros 100 años más

En la Cuesta de Moyano conviven los nietos de los primeros libreros, comerciantes con un pie en la jubilación y dos casetas vacías. «En el escenario actual, llegaremos al centenario , en 2025, con una tercera parte cerrada», señala Sánchez, que desde la bofetada del Covid-19 trabaja para que la calle aguante otros 100 años. En noviembre, su asociación remitió una carta a los concejales con las propuestas de mejora.

El punto número uno de la misiva atajaba las casetas cerradas y, este martes, Andrea Levy anunció que las sacará «próximamente» a licitación. Los grafitis y el deterioro de los puestos era otra de las peticiones que también abordó la delegada de Cultura, asegurando que estudiará su inclusión en el nuevo contrato de mantenimiento. Por último, el Ayuntamiento instalará señalética del proyecto Leer Madrid, un sistema unificado de señalización peatonal.

Sin embargo, «faltan mejoras», sostiene Carolina Méndez, presidenta de la Asociación de Libreros de la Cuesta de Moyano . Como la solución a las oscuras tardes invernales, donde los clientes alumbran los libros con la luz del móvil, o un café donde organizar tertulias o arreglar la tubería que ha dejado a los comerciantes sin agua desde el pasado mayo. Así lo refleja Méndez: «Somos libreros pero con el hándicap de estar en la calle».

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