Reportaje
Cuando el arte no tiene barreras
Una asociación inspirada en la obra de Judith Scott trabaja con discapacitados para desarrollar sus habilidades
![El colectivo «Debajo del sombrero» trabaja con varios discapacitados](https://s1.abcstatics.com/media/espana/2016/03/05/debajo-del-sombrero--620x349.jpg)
Judith Scott tenía 62 años cuando murió, en 2005. Había nacido en Ohio y era escultora. nada de esta artista llamaría demasiado la atención si no fuera por el éxito que alcanzó a pesar de padecer síndrome de Down y ser sorda . Sus obras recorren museos de todo el mundo y se venden a precios millonarios. Atraídos por la historia de Judith, Lola Barrera e Iñaki Peñafiel decidieron hacer un reportaje sobre ella: «¿Qué tienes debajo del sombrero?».
Tomaron un avión rumbo a California, donde se encuentra el centro en el que trabaja la escultora, el Creative Growth Art Center. Un lugar ideado para que quienes tengan alguna discapacidad psíquica puedan desarrollar su creatividad y demostrar lo que son capaces de hacer. Es el más antiguo del mundo y cuenta con casi 90 artistas inventando nuevos mundos entre sus muros.
En cuanto conoció el centro californiano y todo lo que en él se hacía, Lola Barrera supo que ya no había vuelta atrás. Esta pintora, que hace 15 años dejó atrás la medicina para dedicarse al mundo del arte, sintió cómo la vida se le había cambiado por segunda vez. Cuando estrenó el documental, deseó formar parte de un proyecto como el que se estaba desarrollando en Estados Unidos.
Contactó con otras cinco personas que pertenecían al universo del arte y ya trabajaban en centros de discapacitados. Juntos, en octubre de 2007, fundaron la asociación «Debajo del sombrero», en honor al largometraje que se hizo dos años antes y al sombrero del que Judith, la escultora norteamericana, no se separa en ningún momento del reportaje.
El colectivo trabaja en Madrid, en tres espacios diferentes: Matadero, la Casa Encendida y la Facultad de Bellas Artes. El objetivo es que cada sitio aporte algo distinto a los artistas. Todos ellos, personas con discapacidad, se ponen delante de un lienzo o de sus materiales para esculpir y empiezan a crear. Las ideas bullen en sus cabezas y se plasman después en sus obras. Nada se hace distinto a cómo lo haría cualquier otro artista. Según Barrera, la asociación «da la formación y el espacio de trabajo para que sus miembros puedan trabajar su carrera artística». Es arte «outsider», un término acuñado por el crítico Roger Cardinal para referirse al arte marginal que se sale de los límites de la cultura oficial.
La asociación, en sus más de nueve años de vida, ha ido creciendo poco a poco, según Barreda, «a un ritmo natural». Al principio, solo 17 artistas formaban parte de ella y se hacía un taller a la semana. Ahora, dispone de casi cincuenta miembros y cinco talleres semanales. El aumento de aspirantes ha hecho que se hayan impuesto unos criterios de selección que al principio no existían. Es imprescindible que los artistas tengan un lenguaje, una historia que contar. Se trata de una idea pionera en España , así que para intentar cambiar métodos de trabajo y compartir proyectos de futuro se recurre al apoyo y la complicidad que le dan los colectivos de otros países como Reino Unido o Irlanda. Lugares en los que este tipo de proyectos son más comunes y muchas de las asociaciones dedicadas a unir arte y discapacidad tienen más de 20 años. Según comenta Luis Sáez, el director artístitico de «Debajo del sobrero», el apoyo que se les da en España no es aún todo el que se necesita.
Artístico y social
Sáez es licenciado en Bellas Artes y cuando era estudiante jamás habría imaginado que formaría parte de un proyecto que mezclaría lo artístico y social. «Antes no sabía ni donde tenía la mano izquierda», comenta riendo el director artístico. Sin embargo, a lo largo de su vida fue conociendo casos de síndrome de Down que le tocaron de cerca y cambiaron su visión. Además, su anterior experiencia como profesor de Educación Plástica y Visual en un instituto le hizo darse cuenta de algo más: «Los alumnos se esforzaban poco y tenían prejuicios , para ellos la que yo impartía era una asigntura maría».
Pero en «Debajo del sombrero», los discapacitados «no tienen ideas preconcebidas, e stán fuera de la cultura , lo que les hace traspasar las fronteras que nosotros mismos nos imponemos y crear obras sinceras que muestran el instante, el momento», relata Sáez.
El director artístico se encarga de organizar los talleres y de seguir de cerca la dirección que van tomando cada uno de los miembros del colectivo. Pero son muchos más los que colaboran mano a mano con él. Es el caso de Charo Moronta, una dibujante y diseñadora gráfica que lleva seis años trabajando para este colectivo y a la que la forma de desenvolverse y de expresarse de los artistas con discapacidad la fascinó.
Lo mismo le ocurrió a Gema Calleja, artista y diseñadora de interiores. Ella lleva cinco años formando parte de la asociación, cuando comenzó las prácticas de su máster en Arterapia. Desde entonces, no ha podido desvincularse del colectivo: «Me enganchó, hay algo mágico en todo esto», afirma el artista.
Además, el número de colaboradores se incrementa poco a poco. La mayoría son estudiantes de Bellas Artes pero eso no significa que no haya cabida para otros perfiles, mucho más variados. Al fin y al cabo, lo que se pretende es que las personas con discapacidad se expresen y den rienda suelta a su creatividad, que, tal y como hizo Judith, se conviertan en verdaderos y, por qué no, aclamados artistas.
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