Crecen en Madrid los rituales de santería con animales decapitados: «Dejan los gallos en la calle»

La Policía constata un repunte con el hallazgo de al menos un cuerpo cada tres meses

Uno de los gallos muertos aparecidos en el Ensanche de Vallecas ABC
Aitor Santos Moya

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Con tal solo cuatro días de diferencia, dos cajas sorprendieron a una vecina del Ensanche de Vallecas en la esquina que une las calles de la Granja de San Ildefonso y Peñaranda de Bracamonte. No por el tamaño de las mismas, bastante reducido, sino por el contenido almacenado en su interior: gallos decapitados, con las cabezas colocadas encima de los cuerpos. Estos hallazgos, ocurridos en la última semana de febrero, son parte de un abanico de rituales de santería que han ganado adeptos en diferentes puntos de la región. Al menos, a tenor de los animales muertos encontrados en vía pública bajo este tipo de prácticas. Fuentes policiales ligadas al sindicato CPPM apuntan a este diario que, de un tiempo a esta parte, aparece de media un animal cada tres meses.

También a finales de febrero, otra mujer se topó con varias aves degolladas mientras caminaba junto a sus perros por un camino forestal de Parla. La puesta en escena -una gallina, una paloma blanca decapitada con cocos alrededor y un ganso, todos metidos en bolsas salvo la paloma- fue lo primero que llamó su atención. Aún en shock, avanzó unos metros y observó restos de sangre y vísceras esparcidas por el suelo. Al igual que en el Ensanche -donde se han avistado gallos muertos en condiciones similares dentro del pinar que colinda con el polideportivo Miguel Guillén Prim- no es la primera vez que en ese punto se dejan notar los macabros estragos de un submundo íntimamente relacionado con la brujería y la magia negra.

Aves muertas en Parla junto a trozos de coco

En la capital, la Unidad de Medio Ambiente de la Policía Municipal es la encargada de investigar los casos ligados a este hecho. «Los tratamos todos como delitos ecológicos », resume un agente, consciente de la dificultad actual para esclarecer muchos de los descubrimientos: «Abrimos una pequeña investigación que, si concluye sin la localización del autor, la archivamos a la espera de que aparezcan más cuerpos y ver si podemos relacionarlos». Si el hilo del que tirar es positivo, el informe policial se traslada a la Fiscalía para que abra las diligencias oportunas.

Los cuerpos son recogidos por el Servicio veterinario municipal de urgencias (Sevemur), donde se continúan las pesquisas mediante fotografías e, incluso, determinadas necropsias si son varios los animales encontrados. Más allá de las penas por maltrato animal, la Policía se encarga también de dilucidar si detrás de los ritos hubiera venta ilegal de partes, fuera de las condiciones sanitarias, lo que implicaría una infracción administrativa.

El abandono de los animales sacrificados en zonas verdes o «tierras muertas», a la vista de todos, no es algo compartido por muchos de los practicantes. «Una persona sensata no los deja en la calle. Los lleva a un sitio responsable», señala un santero cubano en conversación telefónica con ABC, que defiende la realización de estas prácticas siempre que se empleen «para hacer el bien» : «Que usted no lo entienda es lógico. Yo tampoco entiendo que haya que comprar un traje de marinero a un niño de 9 años para darle el Cuerpo de Cristo».

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