Las claves por las que 30.000 madrileños se quedarán sin rebajas de impuestos
El Gobierno llegó a un pacto con Monasterio para aprobarlas, a cambio de «limar» 16,4 millones de euros en «gasto superfluo», pero Cs no lo reconoció
![Rocío Monasterio se encara con Ignacio Aguado durante la entrega de los Premios Onda Madrid](https://s1.abcstatics.com/media/espana/2020/03/06/aguado-ayuso--kpqG--1248x698@abc.jpg)
Las tres rebajas fiscales planteadas por el Gobierno regional de Madrid se quedaron ayer en el aire por el choque entre dos de los partidos que, con sus votos, hicieron posible que ese mismo Gobierno se formara el pasado agosto: Ciudadanos y Vox. Éstos presentaron una enmienda a la totalidad para cuya retirada exigieron recortes de «gasto superfluo» en los presupuestos equivalentes a la cantidad que se iba a dejar de recaudar por estas rebajas: 16,4 millones de euros. Pero aunque el acuerdo se alcanzó, entre la portavoz de Vox, Rocío Monasterio , y el consejero de Hacienda, Javier Fernández-Lasquetty , Cs no lo reconoció como tal porque «no hay acuerdo sin pasar por el consejo de Gobierno». La enmienda se votó y fue aprobada con el apoyo de toda la izquierda. Y la ley de rebajas fiscales de la que se iban a beneficiar al menos 30.000 madrileños, decayó.
«Podemos caer hoy. No pasa nada. Lo volveremos a traer, porque es mi compromiso y mi responsabilidad», aseguró la presidenta Díaz Ayuso , tras el tremendo varapalo , que tumba la primera ley que su Gobierno elevaba a la Asamblea, no tanto por el choque con la oposición, sino por el desacuerdo entre aliados. Y que, además, abre una vía de agua en el primer Gobierno de coalición cuyas dimensiones aún están por descubrirse.
Todos los protagonistas manejaban ayer argumentos para su actuación. Los hechos son estos: en diciembre, Vox planteó una enmienda a la totalidad al proyecto de ley de rebajas fiscales del Gobierno regional. La enmienda –junto con otras similares presentadas por PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos– se incluyó en el pleno de la Asamblea de ayer.
Vox insistía en que si no se reducía gasto supérfluo, la rebaja fiscal llevaría a la Comunidad a incumplir el objetivo de déficit y «podría abrir las puertas a que se intervinieran las cuentas madrileñas». Los últimos días, y tras un a llamada de teléfono de la presidenta Díaz Ayuso a la líder de Vox Rocío Monasterio, se activaron unas negociaciones, tan intensas como discretas, que culminaron en un acuerdo que reduciría de los presupuestos 16,4 millones de euros de varias partidas de baja o nula ejecución
Acuerdos, al consejo
Pero el vicepresidente del Gobierno y líder de Cs, Ignacio Aguado , no lo reconoció: «El único acuerdo es haber traído la ley», dijo, y añadió que había habido «conversaciones fluidas, formales e informales», pero «no hay acuerdo sin pasar por el consejo de Gobierno».
Así las cosas, llegó la hora de votar. Las enmiendas a la totalidad de PSOE, Más Madrid yUnidas Podemos fueron rechazadas con los apoyos de PP, Cs y Vox. Y la de Vox, fue aprobada por los votos del grupo que la presentaba, y de PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos. Así fue como Díaz Ayuso vio irse por el sumidero uno de los proyectos en que más ilusión había puesto y más habían trabajado desde la consejería de Hacienda.
Lasquetty, a pesar de su flema, lanzó algún dardo: «La realidad parlamentaria no es compatible con la terquedad de algunos». Después, lanzó un aviso : «Más vale que nos vayamos acostumbrando a llegar a acuerdos, porque si no, estos cuatro años me pregunto para qué van a valer».
Aguado pidió disculpas a los ciudadanos –que se quedaban sin rebajas fiscales– desde los pasillos: culpaba a Vox y a sus excusas –«primero el pin parental, luego las subvenciones ...»–. En el fondo, subyacía también el deseo de la formación naranja –que vive en estos días al borde de un congreso casi refundacional– de marcar distancia con Vox. Y el de cortarle las alas a esta formación para evitar que se conviertan, el resto del mandato, en la clave de bóveda del Ejecutivo. Monasterio tenía claro el culpable: Aguado. Desde su grupo pedían cuentas también a Ayuso, por «no controlar ese gobierno».
En Sol reconocían preocupación por la imagen que daba esa falta de unidad en el Gobierno, que sugería inestabilidad, cuando «estamos en el foco y somos referencia en toda España ».
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