Las cartas del maltrato a la anciana en Los Nogales: asfixia, muelas rotas y sangre en la nariz

ABC accede a las cartas que el hijo de una de las maltratadas envió a la directora de la residencia Los Nogales, en las que ya señalaba a dos de sus cuidadores: «No quiero que la acueste el chico moreno ni la chica bajita rubia»

Maltrato a ancianas en la residencia Los Nogales de Hortaleza ABC

Alertado por los golpes que su madre presentaba en la nariz, Francisco Polonio envió el 16 de mayo del año pasado la enésima carta de denuncia a la directora de la residencia que el grupo Los Nogales tiene abierta en Hortaleza. En la misiva, el hijo de una de las dos octogenarias presuntamente maltratadas por tres cuidadores, volvía a hacer alusión a marcas de lesiones («Hace dos días la tuve que llevar al médico porque presentaba úlcera en el sacro y sangre negra en la nariz»), pero estaba vez con dos sospechosos en la diana : «Como los golpes que presenta en la nariz son últimamente frecuentes, le comunico que no quiero que la acuesten por la noche el chico con pelo moreno ni la chica bajita rubia con la que tuvimos ya un incidente». Casualidad o no, fue en ese mes cuando la cámara que Francisco había instalado en la habitación 226 captó las bofetadas, amenazas e insultos que Mónica M. P., Bryan N. C. y María Josefa T. L. propinaron contra su progenitora y la compañera de cuarto.

Dos de las cartas enviadas por Francisco Polonio a la directora de Los Nogales ABC

Para entonces, los escritos dirigidos a Isidora G. G., que se expone ahora a una suspensión de cinco años, llevaban más de un año arrinconados en un cajón . Entre abril de 2017 y julio de 2018 -pocos días antes de fallecer la anciana a consecuencia de «un síncope», según explicaron a Francisco en el centro-, la dirección de Los Nogales recibió al menos siete informes en los que se advertía de hematomas en el labio, las muñecas y otras partes del cuerpo; infecciones de orina; la rotura de una muela, las gafas rotas y hasta un episodio de asfixia provocado por la colocación de una bufanda «totalmente apretada al cuello».

En dos ocasiones, la gerente de Los Nogales responde a Francisco echando balones fuera. El 20 de noviembre de 2017, Isidora G. G. acusa a la octogenaria, enferma de alzhéimer , de ser ella quien apretara la citada bufanda: «El personal encargado de vestirla asegura que no lo estaba, por lo que entendemos que pudo ser ella misma la que lo hiciera. Para evitar riesgos futuros procedemos a retirar todas las bufandas y fulares, recomendándole que adquiera en cualquier centro comercial “bragas” de cuello».

Meses más tarde, el 2 de febrero de 2018, la directora exculpa esta vez a los cuidadores de la rotura de sus gafas y el desprendimiento de una muela donde se fijaba su dentadura postiza: «Según me explicaron, su madre se quitó las gafas y dobló la patilla con las manos. Una auxiliar intentó enderezarla un poco y se terminó partiendo, por lo que se las pegaron, pero su madre se las ha vuelto a romper. Respecto de la muela, me comunica el auxiliar que levanta a su madre actualmente, que al ir a colocarla la prótesis se da cuenta de que el enganche no se puede poner porque esa pieza dental no está. Entendemos que tenía una corona y que en algún momento se le ha desprendido o, incluso, se la pudiera haber tragado».

Entre las denuncias, Francisco aporta también un parte médico en el que recalca los cuidados que necesita su progenitora. Reclamaciones, todas, caídas en saco roto , e investigadas ahora por la Fiscalía Provincial de Madrid.

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