El rey del cachopo vincula el crimen a una red de narcos y comisarios de policía dedicados a 'vuelcos' de droga
César Román Viruete declara en el juicio que la víctima contrajo una deuda de 9.000 euros con la mafia y que le reclamaban, además, 12 kilos de cocaína desaparecidos
La declaración que aún se está produciendo en la Audiencia Provincial de Madrid de César Román Viruete, el conocido como el rey del cachopo, parece propia de un guion de cine negro. El acusado de matar y descuartizar a su pareja lleva tres horas respondiendo al fiscal y ha afirmado que Heidi Paz se había dedicado a la prostitución y que, cuando le dieron muerte, andaba involucrada en una red de narcotráfico dirigida por un comisario de la Policía Nacional dedicada a 'vuelcos' (robos de alijos a otros traficantes) de cocaína.
El empresario hostelero, para el que la Fiscalía pide 15 años de cárcel por homicidio y profanación de cadáver, viene manifestando que en ese «grupo organizado había miembros del Cuerpo Nacional de Policía de las comisarías de Usera, Arganzuela y Móstoles », si bien se ha negado a dar nombres. Su estrategia de defensa va por ese camino, a la vez de que en todo momento habla de la chica en presente, como si siguiera viva , que es otra de las dudas que su defensa intenta sembrar.
Tras narrar pormenorizadamente durante hora y media cómo comenzó su relación con su empleada, hondureña de 25 años, con todo tipo de detalles ( «quedábamos para echar cuatro polvos de vez en cuando», «era una relación con derecho a roce», «sabía que tenía los pechos operados, porque era muy delgadita y tenía unos pechos muy ostensibles, muy elevados», «a los dos nos gustaba mucho el sexo»... ), ha entrado en materia. Incluso ha explicitado cómo Heidi se quedó embarazada de él pero sufrió poco después un aborto natural. Momento en el que ella le abandonó.
El rey del cachopo afirma que el 13 de agosto mantuvo una reunión en Legazpi con la supuesta trama organizada porque en mayo le habían prestado 9.000 euros a la muchacha para regularizar sus papeles y traer a sus dos hijos menores a España. Se ha referido a ellos como «amigos de ellos prestamistas». Cuando dejó de saber de su paradero es cuando llegó a esa cita, casi por casualidad, con los señalados narcos.
« Vino de Honduras huyendo de un líder de las maras que se había encaprichado de ella. Una prima suya le ofreció trabajar de scort, de prostituta, en un piso de la calle Atocha. Se metió a trabajar en eso . Le ofrecieron trapichear con cocaína y dejó el piso y buscó el trabajo en hostelería. Se fue metiendo en cosas más grandes y tenía un grupo de amigos con los que participaba en 'vuelcos' de cocaína. Yo no sabía qué parte era verdad o mentira. Un día me contó cómo se desconectaban las alarmas. Cuando entré en prisión, los albaneses de mi módulo y uno que se dedicaba a las cajas fuertes me contaron cómo se desactivaban las alarmas y me quedé alucinado porque era lo mismo que ella me había contado», ha dicho en sala.
«Ella se ganaba la confianza de la gente porque es muy guapa y detrás de ella entraba la gente de la banda. Participó en un vuelco en Amposta, San Blas, y en la Cañada Real. Y estaba preparando otro en Orcasitas para julio o agosto de 2018», fecha en la que la mataron.
Sobre la reunión con los narcos, César Román ha detallado: «El día 13 de agosto, quedé con un chico que me abordó en Vallecas, Matías, en el bar Oliva. Me dijo: 'Estos señores quieren quedar contigo y nos están esperando. Cruzamos el puente y en Legazpi entramos en una callecita. 'Vas a ver que este hombre es comisario de la Policía Nacional, es un poco borde y serio'. Entré en la reunión y estaban el comisario y un amigo de Heidi. Muy violento, el comisario me preguntó: '¿Dónde está Heidi? Déjate de rollos. ¿Dónde está el material, dónde están mis 12 kilos?'. Sacó una pistola, me la puso en el estómago y me dijo que me metería cuatro tiros y luego mataría a mi familia. 'Tienes 48 horas para decirme dónde está Heidi o la mercancía' , amenazó. Se fueron en coche, me quedé colapsado. Empecé a darle vueltas a la cabeza y ese mismo día pensé igual estos me pican el billete. No fui a comisaría a denunciar que un comisario anda metido en vuelcos de coca y me ha amenazado. Si te dicen que un tío es comisario es que es comisario. Fue un grupo organizado», ha insistido.
También ha negado que la maleta en la que hallaron el torso de la muchacha (el resto del cuerpo no ha sido encontrado) fuera suya, insistiendo, con el sumario muy bien aprendido, en que no había ADN ni huellas del taxista que le trasladó hasta la nave donde fue encontrado el cuerpo desmembrado. En ese momento, el reo ha esbozado unos pucheros en la sala.
Además, Román se ha refugiado en que en su piso de Vallecas no se pudo recoger ninguna muestra de sangre ni la vio el día del crimen testigo alguno: «Así que no pude matarla ni besarla» allí.
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