Ayuntamiento y vendedores del Rastro acuerdan la instalación de un perímetro Covid
Quedan por definir el número de puestos y el aforo que tendrá el mercadillo para que su vuelta sea posible
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Primer acercamiento de posturas entre los comerciantes del Rastro y el Ayuntamiento. Tras seis meses sin actividad en las calles del centro de la capital y una reunión de casi tres horas, los vendedores y el equipo municipal del distrito de Centro acordaron ayer instalar un perímetro Covid para delimitar las zonas en las que podrán colocar las tiendas y llevar a cabo, por parte del Consistorio, acciones de promoción del emblemático mercadillo como actividad cultural. Asimismo, el Ayuntamiento señalizará –una vez termine la pandemia– cada puesto, de manera que haya un control del lugar que ocupa cada uno de forma coordinada .
Las cesiones por ambas partes, en cambio, no fueron suficientes para que se ponga fin a esta «guerra» que libran tras la supresión del estado de alarma , donde los comerciantes ya se han manifestado hasta en once ocasiones contra la postura municipal. En este sentido, quedan por definir el número de puestos , cómo se distribuirán en las calles y el aforo final que tendrá El Rastro, tal vez los puntos más complicados por la diferencia de opiniones que hay entre las dos partes. La Junta Municipal de Centro, liderada por el concejal José Fernández, convocará una nueva reunión cuando se haya realizado una nueva distribución de las tiendas ambulantes y se disponga de un informe de la Policía sobre la cantidad de personas que podrán acceder a ellas.
«El principio de acuerdo es una alegría, pero queda muy lejos de solucionar el problema », contó a este diario Pedro Santos, portavoz de Comerciantes Ambulantes de la Comunidad de Madrid, tras la reunión. «Por ejemplo, sobre el aforo, no sabemos ni quién ni cómo se va a limitar. Esperábamos que hubiese más colaboración por parte de la concejalía», criticó.
En este sentido, las mil familias afectadas contrataron a un « experto en seguridad y emergencias» para elaborar un plan de vuelta, el cual tuvo, hace tan solo cuatro días, el visto bueno de la Comunidad de Madrid. En él se recoge que los edificios actúen como perímetro del mercadillo , en el que además se instalarán vallados para una mejor acotación. Piden, asimismo, que cada domingo puedan poner el 50% de los puestos , de forma alterna, en sus emplazamientos históricos, de manera que se puedan guardar las distancias de seguridad hasta que se dé por finalizada la pandemia y se pueda volver a una ocupación del 100%. Actualmente, el aforo de los mercadillos en la Comunidad de Madrid está reducido al 75%. «De esta forma, se incluye en el control del aforo a todos los visitantes a las tiendas y a los puestos de venta, para poder así proteger a vecinos y comerciantes con establecimiento fijo», opinaron desde El Rastro.
El Ayuntamiento, por su parte, estableció cuatro zonas nuevas : Ribera de Curtidores, con 147 puestos; Vara de Rey, con 74; plaza del Campillo de Nuevo Mundo, con 52, y, Gran Vía de San Francisco, con 196. Esto fue entendido por los comerciantes como un «atentado contra su esencia», al crear «cinco minimercadillos aislados entre sí y desconectados del resto del Rastro, algunos a veinte minutos del epicentro ». Para ellos, esto collevaría «el desmantelamiento de las zonas temáticas y la destrucción de 300 años de historia».
Otro de los puntos en los que no estaban de acuerdo era en el control del aforo. Acusaban al Ayuntamiento de delegar en los vendedores o en una empresa de seguridad contratada por ellos la gestión de la instalación de las vallas y el control de personas que visitasen el mercadillo. «No es posible que nosotros lo realicemos. Es responsabilidad municipal, dado que El Rastro es de gestión pública », dijeron los representantes entonces. Los días dirán si estas diferencias son salvables.
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