Asistencia psicológica, policial y económica tras el S.O.S. de Carmen

El Covid-19 arremetió contra la precaria existencia de esta superviviente de violencia de género, que recibió ayuda de los lectores de ABC

Carmen (nombre ficticio), en el salón de su piso en Parla ÁLVARO YBARRA

Cris de Quiroga

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Infectada, aislada y despedida ; rezaba un titular de este diario hace casi un mes. Es un alivio que las palabras que preceden, por segunda vez, a la historia de Carmen (nombre ficticio), hayan cambiado. El Covid-19 casi desmorona la precaria existencia de esta superviviente de violencia de género, una de tantos en perder su trabajo tras el estallido de la pandemia. Con 59 años, 19 euros en el bolsillo y una depresión que despedazaba sus ganas de vivir, Carmen no podía pagar el alquiler de su piso en Parla. «Estoy mucho mejor», asegura, no obstante, semanas más tarde, desde su casa. La tos que antes provocaba el patógeno ya no entrecorta sus palabras; el deje de su voz ya no es el mismo.

Apenas un día después de que ABC publicara su historia, Carmen recibió ayuda. La Fundación Ana Bella , volcada en auxiliar a las mujeres que han sido maltratadas, se puso en contacto con este diario para encontrarla. Solo tardaron unas horas en transferir 300 euros a su cuenta bancaria. Y la fundación no fue su única salvación. Una joven canaria le regaló 200 euros, los ahorros de un viaje que no pudo ser por culpa del coronavirus. «Estoy muy agradecida, cuando esto termine quiero dar un abrazo a todos», proclama Carmen.

Con todo, los obstáculos no han desaparecido. «Sigo sin nada, pero estoy más animada, el piso está pagado», comenta. Con esa lluvia de dinero pudo cubrir los 450 euros de su hogar, la luz y el teléfono. Aunque continúa sin ingresos, su casera la ha tranquilizado: «Me ha dicho que cuando pueda», cuenta Carmen. También parece haberse librado del maldito patógeno, tras permanecer semanas en su domicilio y bajo seguimiento médico teléfonico. Sin embargo, no hay test para confirmarlo. «Mientras no tenga la prueba hecha, no puedo entrar en una casa a limpiar» , lamenta, deseosa de recuperar su trabajo como limpiadora. «No me gusta andar pidiendo», confiesa. Todavía no ha recibido noticia de la prestación que prometió el Gobierno a todos los afectados por un ERTE. «No sé nada, como muy pronto cobraría a finales de mayo», explica.

Sigue aislada, pero ahora no está sola. Toñi, la coordinadora de la Fundación Ana Bella en Madrid, dispuso todo lo necesario para ella, entre otras cosas, alertó a la Policía Local de Parla para que estuviera pendiente de su situación. Carmen cuenta con asistencia psicológica las 24 horas del día, las llamadas de Toñi y el cariño de un grupo de Whatsapp de supervivientes de malos tratos , con el que amenizar el confinamiento y superar su pasado. Además, ella sabe cómo espantar a sus demonios: «Cuando estoy un poco baja, me pongo la música. Me he hecho unas cortinas para la cocina», comparte. Pese a todo, es optimista: «Como yo sé que habrá muchas personas, pero con gente tan buena saldremos de esto».

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