Ángel Cañas: el escultor que susurraba a los neumáticos

Este artista madrileño apuesta por una nueva forma de aunar arte y reciclaje, convirtiendo el caucho en animales

El escultor Ángel Cañas, en su estudio INMA FLORES
Adrián Delgado

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No hay nobleza en el material. No hay belleza, a priori, apreciable en un neumático usado y desgastado , apilado junto a otros miles que esperan ser convertidos en bolitas de caucho. Sin embargo, Ángel Cañas (Madrid, 1977), ve en sus imperfecciones los surcos de la curtida piel de un guerrero o el duro y rugoso cuero de un cocodrilo. Huellas de una vida cargada de kilómetros que este escultor, empujado por la crisis, empezó a convertir en figuras animales y humanas.

Hasta hace dos años, Cañas se dedicaba a la pintura. Un arte que cada vez veía más «comercial» y que agotó su interés. «Con la crisis las galerías dejaron de vender cuadros, los precios bajaron drásticamente y empecé a experimentar con otros materiales. Primero fueron objetos que encontraba en contenedores de obra y luego empecé a probar con ruedas viejas», explica a ABC en su pequeño piso-taller del Ensanche de Vallecas .

De tractor, coche, bicicleta, moto e, incluso, de carretillas o cortacésped. Todo los tamaños son válidos para encontrar la textura ideal para cada parte de un animal. Cortadas y moldeada con calor, adquieren la forma que desea para hacer unas orejas o para imitar la musculatura, por ejemplo, de una pantera. Cada trozo de caucho va atornillado minuciosamente sobre estructuras de madera y metal.

De esta forma, completamente autodidacta y con un estilo muy particular, ha logrado representar la fiereza de un lobo, la elegancia de un caballo o la majestuosidad de un guerrero. «Mi favorita es la cabeza de rinoceronte, fue la primera que hice. Aún así no soy fetichista y no me cuesta desprenderme de mis obras», comenta.

Doble reivindicación

Ángel Cañas trabajando en su estudio INMA FLORES

En el camino, el artista madrileño se ha visto inspirado por una doble reivindicación: la protección del medio ambiente y la defensa de que los materiales reciclados pueden convertirse en arte. «Creo que con estas esculturas se borra la etiqueta de cutre que suele asociarse al arte con materiales de desecho», opina.

«En mis primeras esculturas empleaba tuberías, alfombras o piezas de coche , pero ninguna de ellas tenía tanto potencial para convertirse en obras de arte como los neumáticos», asegura mientras atornilla varias piezas de su último trabajo: una pantera. «Es bastante fácil darle forma porque se trata de un material muy maleable. Lo más laborioso es el corte. Se necesita maquinaria especializada ya que las ruedas de los coches llevan alambres», explica.

Caballo realizado con neumáticos por Ángel Cañas ABC

Desarrolla su creatividad de día, cuando regresa de su trabajo nocturno, y dedica las horas que «puede» a sus obras. «Si a eso le sumas un hijo de tres años...», comenta, entre risas. Los materiales los recupera de plantas de tratamiento –colabora con la empresa Signus (Sistema Integrado de Gestión de Neumáticos Usados)–, y de talleres. «En algunas ocasiones he comprado una rueda nueva por que no lograba encontrar entre los usados el dibujo que buscaba», comenta.

Cañas utiliza los cortes más duros para «dar volumen» a los cuerpos y los de moto o bicicleta para los detalles: crines, dientes, orejas, hocicos o para los relieves de una armadura. Si es necesario, añade otros elementos de caucho comprados: «He hecho el penacho del casco de un guerrero con un cepillo de barrer», dice.

«No empiezo con una idea definida. Me voy dejando guiar por los dibujos y texturas del neumático», aclara e insiste en dejar claro un concepto: «Sé que hay gente que ha hecho cosas antes con neumáticos, pero hay que distinguir la artesanía de una obra artística».

Al aire libre

Las esculturas van rellenas de espuma de poliuretano. «Así quedan completamente selladas frente al agua. Se pueden poner perfectamente al aire libre. Son muy resistentes». A ello, se suma un tratamiento de pintura que iguala los colores de las distintas gomas. Sus obras han despertado un gran interés, incluso fuera de España. La Fundación Kasparov, en México, está detrás de su obra.

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