Cartas al alcalde

Libros

La Noche de los libros es el recordatorio de un futuro, el futuro de poner reunirnos a bordo de un libro

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Viene enseguida la noche de los libros , que será una noche insólita, entre todas las noches, porque ahora todo nace y muere por «skype», que es casi como si todos nos habláramos un rato desde Marte, para qué vamos a engañarnos. La noche de los libros viene sin noche, por el coronavirus . De modo, alcalde, que uno no sabe muy bien si celebrar esta noche de los libros, o bien lamentar que la vida no nos deje acercarnos a la vida, que es en lo que ahora estamos. En cualquier caso, el lamento es otra versión del festejo, vía añoranza. Nos apena una noche de los libros pero sin noche, porque no podemos reunirnos, y esa nostalgia es el ansia misma de que el libro nos traiga pronto el trato , de que una novela, o un poemario, sea enseguida la excusa del tacto.

La noche de Madrid es una noche con vitola planetaria, por sus inolvidables bibliotecas del cubata, desde Joy Eslava hacia arriba, o hacia abajo, pero la noche de Madrid venía cumpliendo otro papel, el de momento de velada literaria, con los autores por ahí sueltos, revueltos y alegres, entre la peonada sentimental y el recreo laborioso. En este viernes próximo repetiremos edición de esa noche, sí, porque conviene no sepultar las hermosas costumbres benéficas, pero más bien es esa noche el recordatorio de un futuro, el futuro de poner reunirnos a bordo de un libro.

El escritor es una criatura de soledad muy acompañada, alcalde, porque trabaja solo para que luego otros a esa soledad acudan, gracias al libro. Los lectores sólo existen, para el autor, si hay un día en el que citar a los lectores, como ocurre en la Feria del Libro, o bien en la noche de los libros, que era una feria del libro, pero de otra manera.

En esta noche inminente participan Pérez Reverte, Luis Landero, o Javier Cercas, y pueden seguirse sus intervenciones por youtube de la consejería de cultura. Más que nunca se entiende ahora que la lectura es un lugar de encuentro, según se insiste en esta edición rarísima, porque el encuentro es leer, más allá de vernos a celebrar que los escritores existen, que existen los lectores. Pasaremos esta noche de viernes al ralentí, porque no queda otra. Es la noche del recuerdo de otras que vendrán. Las de siempre.

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