Las alumnas del profesor absuelto de abusos: «Daba palmadas en el trasero y nos besaba y hacía cosquillas»
La sentencia contra el magistrado recoge el testimonio de las cuatro niñas denunciantes, de entre 11 y 12 años, a los que da total credibilidad y que el propio sujeto reconoció. Pero los jueces consideran que «ninguno de los tocamientos fue en partes sexuales o erógenas y las palmadas en el culo eran un toque, pequeño, flojito y sin hacer daño»
La controvertida sentencia que absuelve al profesor de 6º de Primaria Alejandro Sergio G. V., español de 49 años, que daba clases a niños y niñas de 11 y 12 en el colegio Santa Isabel-La Asunción, en Madrid , da total credibilidad al testimonio de las cuatro niñas denunciantes (que aún son menores de edad) e, incluso, recoge que el propio encausado reconoce los hechos (lo hizo en la fase de instrucción, pues en la vista oral se negó a declarar).
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Sin embargo, el tribunal, al final del fallo y tras los hechos probados, considera que los actos del individuo, aunque «inapropiados para un docente» no tenían «un inequívoco contenido ni sesgo sexual» : «Sin que hayamos llegado a la certidumbre de que los realizara con el fin de satisfacer sus apetencias sexuales».
«Tú puedes romper los corazones que quieras»
Es más, detallan lo siguiente, en su descargo: «Los actos narrados por las menores eran efectuados por el acusado en la clase o en el patio, en presencia de otros alumnos. Ninguno de los tocamientos se realizó sobre los órganos sexuales o partes erógenas de las menores, en sus zonas vaginal o pectoral, sino sobre las manos, pelo, espalda, cintura o piernas. Los besos los daba en las mejillas y manos. En los susurros decía palabras inocuas (...), sin introducir ningún matiz de carácter sexual -que tampoco se aprecia en la frase 'tú puedes romper los corazones que quieras', dicha por L.-. Las palmadas en el culo consistían en un toque, por encima de la ropa, pequeño, flojito, que no hacía daño, amigable, que iba acompañado de la expresión 'venga, tira', para que se moviese».
Alejandro llevaba trabajando en el Santa Isabel desde 1999 y, en el curso 2017-2018, era profesor y tutor de 6º de Primaria. Entre los 25 niños y niñas de una clase a su cargo estaban las cuatro que comentaron los hechos. «Desde el inicio del curso, para mostrar un ambiente amistoso, relajado y de una cierta familiaridad y confianza (...) llevó a cabo diversos gestos, como darles palmadas o patadas suaves en el trasero, abrazarles, indicarles que se apoyaran sobre su pierna, acariciarles el pelo, mano, pierna, espalda o hacerles cosquillas, hablarles en voz baja muy cerca del oído, besarles las manos y mofletes, o situar un dedo entre el elástico de la falda y la cintura de una alumna mientras se apoyaba en su pierna, moviendo la mano de derecha a izquierda, siguiendo la línea de la cintura».
«Nos obligaba a abrazarle»
El tribunal da por buenos los testimonios de las niñas . La primera de ellas «dijo con carácter genérico que les daba en el culo, les obligaba a abrazarle, a darle besos y a sentarse en sus piernas para hacer preguntas». «Un día, el profesor abrió los brazos para abrazarla, pero, como llegaban a las paredes y no me dejaba pasar, me colé entre sus piernas , sin que al final llegara a abrazarme». En una ocasión que no quiso sentarse en su pierna, él se quejó así: «Pues me enfado y no respiro» .
Se repiten los testimonios de besos en la cara (sin acercarse a la boca y los «golpes en el culo», «siempre por encima de la ropa, aunque en una ocasión le tocó la espalda por debajo de la camiseta y la sacó rápido ».
Masajes en la espalda bajo la camiseta
La segunda alumna alude a que el docente le hacía «masajes y cosquillas en la espalda, por debajo de la camiseta», besos en la carra, «contarle secretos a la oreja, como las notas, sin decir guarrerías» y que, como ella no quería sentarse sobre él, en una ocasión «le tocó la pierna». Y relata más golpes en las nalgas. «Creía que lo hacía para hacerme sentir más cómoda».
La tercera niña repite situaciones como las anteriores y reconoce que el profesor era «muy empalagoso y raro ». «En alguna ocasión, cuando estaba sentada sobre su pierna , sacaba el polo de la falda y le pasaba el dedo por la cintura », recoge la sentencia.
«15 modalidades de actos»
La cuarta niña dijo que, aunque «era un profesor muy bueno, simpático y amigable, no se podía hablar normal con él porque le mandaba sentarse en su regazo o, por la mañana, al saludarle, le besaba la mano».
A ella, un día, unos compañeros la llamaron «rompecorazones». ¿Qué hizo el docente al oír eso? Pues le susuró al oído: «Tú puedes romper los corazones que quieras». Precisamente, los padres de esta alumna fueron los que pusieron el grito en el cielo cuando su hija, en casa, les dijo el primer fin de semana de febrero de 2018 que al profesor le llamaban «tocaculos».
Las niñas elaboraron una lista «de hasta quince modalidades de actos realizados» por el individuo. Los padres de las crías hablaron entre sí y vieron un mismo patrón. Le comunicaron los hechos a la dirección del colegio, que suspendió de empleo y sueldo al encausado.
El fiscal pedía 16 años de cárcel por cuatro delitos de abusos sexuales continuados a menores, 5 años sin poder trabajar con niños, una orden de alejamiento de 200 metros durante 5 años y de incomunicación con estas niñas de 10 años. Ha quedado absuelto y ahora cabe recurso de apelación.