USC y UVigo: nuevo tiempo, mismos retos
Plantillas envejecidas, ofertas en proceso de revisión o el aplazado debate del 3+2 esperan a los nuevos equipos rectorales
El 23 de abril las universidades de Santiago y Vigo votaron cambio . El catedrático de Derecho Financiero Antonio López se impuso con el 62,6% del voto ponderado de la USC al rector saliente, Juan Viaño, artífice de la gestión en cuatro años difíciles marcados para la institución docente por la conjunción de la crisis general y su escenario privado de déficit y deuda, hoy en parte disipado tras todo un mandato de austeridad inquebrantable . En la universidad del sur el electorado también huyó del continuismo. «La comunidad universitaria quiso un cambio drástico más que uno moderado», afirmó en Vigo el candidato Emilio Fernández, al que Pachi Reigosa se impuso con el 57% del voto . López y Reigosa pilotarán así un nuevo tiempo para la USC y la UVigo, un horizonte de cuatro años con algunos retos singulares —los campus del sur llegan apurados a la implantación de la administración electrónica, y Compostela mantiene el lastre de 30 millones de deuda que el nuevo equipo confía en refinanciar a la espera de tiempos mejores— y muchos otros compartidos:
Personal
Ampliación y renovación de plantillas
La edad media del personal docente e investigador (PDI) de la USC es de 54 años , aproximadamente cuatro menos en el caso de personal de administración y servicios (PAS). Al grave escenario de jubilaciones a la vista se suma la pérdida de efectivos por los límites a la reposición de vacantes de los últimos años. «La USC perdió en cuatro años el 10% de sus funcionarios docentes» , ha apuntado el rector electo. En la UVigo el problema es parejo: su PDI ha envejecido diez años en los últimos doce, «casi a año por año», ilustra Pachi Reigosa. En el caso concreto del PAS, a la insuficiencia de los cuadros actuales se añade la necesidad de repensar estructuras planificadas décadas atrás para ajustarlas a las exigencias de una sociedad digital y con nuevos servicios en los centros.
Captación de alumnado
Grados (y másteres) con gancho
La racionalización del mapa de titulaciones y su adaptación a las nuevas demandas es un proceso en marcha, planificado a 2021, aunque dinámico y nunca acabado. Más allá de la oferta de grados, en la USC y la UVigo se mira a los másteres como una ventana de oportunidad con la que apuntalar la formación de los estudiantes y, al tiempo, paliar la pérdida de alumnado propiciada por el crack demográfico y por efecto del cambio del modelo de licenciaturas a grados de menor duración, completados sobre el papel con un año de especialización vía máster, que no ha terminado de calar en la sociedad español. « Académicamente la licenciatura y el grado no son los mismo , y eso no se ha interiorizado. 300 créditos y 240 no son equivalentes», dice Antonio López, partidario de un esfuerzo específico en la oferta de másteres atractivos, bien conectados con el mundo laboral. Su homólogo en Vigo comparte la apuesta y aboga por la equiparación del precio de estos estudios a los de grado. «Me preocupan los datos que tenemos en España: son pocos los alumnos que continúan completando su formación en un máster tras acabar el grado», afirma Reigosa. La oferta de docencia semipresencial o virtual también aparece como una herramienta clave en la atracción de alumnado. «Nuestros objetivos están en Iberoamérica, Portugal y Brasil. Ahí tenemos ventajas competitivas y este es un camino marcado con claridad por instituciones docentes internacionales», dice el rector electo de la UVigo.
El debate aplazado del 3+2
Cómo estructurar los estudios
En 2019 se agota la moratoria acordado por la Conferencia de Rectores al decreto del 3+2, el que habilita la coexistencia en la universidad española del modelo de 4 años de grado y uno de máster —al que se adaptaron los títulos pre-Bolonia— con el de 3+2. El equipo de Reigosa aboga por un modelo de consenso único para el territorio español y, guiado por el esquema dominante en el entorno europeo, ve con buenos ojos el esquema 3+2. «Facilitaría la movilidad», dice el rector electo. El nuevo equipo al frente de la USC también es partidario de una solución única, todavía sin un posicionamiento avanzado. «Sí es cierto —concede López— que el 3+2 es mayoritario en nuestro entorno».
La financiación
¿Cuánto y cómo lo repartimos?
En 2020 expirará el plan de financiación negociado en 2015, en tiempos de constricción del gasto público, por las universidades y la Xunta. USC y UVigo comparten parte del planteamiento: si la recuperación económica está en marcha, las transferencias a las universidades públicas no deben ser ajenas, de modo que darán la batalla por un incremento del montante total a repartir que permita una financiación suficiente a los campus. En cuanto a los criterios de reparto, Reigosa anima a profundizar en la financiación por objetivos. La USC, a su vez, insta a no olvidar gastos objetivos de una institución cinco veces centenaria como, ejemplifica López, el mantenimiento de edificios históricos.
Gobernanza
Participación en los órganos de gobierno
Un aspecto más concita a los nuevos equipos de gobierno de USC y UVigo. Reigosa y López han hecho de la revitalización de los órganos de gobierno una baza en sus campañas. Implicar a los claustros y consejos de gobierno en las decisiones importantes, aumentar la participación desde los centros y departamentos y reforzar la autonomía y voz institucional de las universidades, entre sus planteamientos.
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