Bah, sólo son 800 empleos

En el mundo que nos toca vivir están las situaciones idílicas y deseables, y luego la realidad. Como acertaba a apuntar ayer el portavoz del PP en Pontevedra, Jacobo Moreira , nadie en su sano juicio afirma que Lourizán sea el lugar adecuado para Ence, por más que se minimice su contaminación. Pero, a la inversa, hay que estar trastornado para poner en juego empleo en la ciudad, la provincia y el sector forestal de toda Galicia exigiendo un traslado que la empresa ha dicho que es económicamente inviable. Imagínense el escándalo si los poderes públicos subvencionaran la millonaria suma que la pastera calcula que le costaría mudarse de emplazamiento. Habría que escuchar a la izquierda bramar contra los privilegios a las empresas que expolian la riqueza natural del país.

Todavía más espeluznante es oír a algunos políticos despreciar los empleos que genera Ence, como si fuesen un peaje admisible con tal de recuperar la ría e impulsar la ciudad. Ya saben, es por culpa de la papelera que las industrias esquiven Pontevedra y se vayan a polígonos en otras zonas de la provincia. Lo que hay que leer.

Esta indecente frivolidad a la hora de jugar con puestos de trabajo ajenos nada tiene que ver, por ejemplo, con el drama social que supuso en la campiña onubense el cierre en otoño de 2014 de otra planta de Ence, donde había menos de la mitad de trabajadores directos (295) que en Pontevedra (800). Entonces, Ayuntamiento (PP), Diputación y Junta de Andalucía (ambos PSOE) salieron todos a una a defender empleo e industria para una provincia cítrico-dependiente.

Allí abajo, los socialistas presionaban al más alto nivel para mantener abierta la planta y evitar despidos por cierre de actividad; aquí esos mismos piden cerrarla a cualquier coste. Qué más da, ¿verdad? Si sólo son 800 empleos directos y 5.000 indirectos... ¿Alguien entiende algo?