Jacobo Moreira - Tribuna
Pontevedra debe ganar
Las opciones eran dos: o seguía o cerraba. Sinceramente, la opción más responsable era que siguiera
Sin duda alguna, la ubicación elegida en la década de los años sesenta para la fábrica de Ence es un error histórico que hoy no se cometería. Igual que tampoco ningún gobierno tomaría ahora la decisión de desecar las marismas en las que hoy se encuentran centros educativos como los dos IES Xunqueira, los dos CEIP, el campus, el Pazo da Cultura o el Recinto Ferial. Sin embargo, nadie se plantea demoler esos equipamientos y devolver esos terrenos a su estado original. El mal está hecho, pero hay que sacarle el mayor partido a esos rellenos, y así se está haciendo.
La misma filosofía es la que se debe aplicar a los rellenos en donde hoy está asentada la fábrica, en Lourizán. Recuperarlos y devolverlos a su estado original es tarea a la que todos aspiraríamos, pero que resulta materialmente imposible. Descartado del debate la opción del traslado, que se evidenció como inviable, sólo existían dos escenarios posibles: o seguía o cerraba. El panorama en la ciudad era el siguiente: el paro era y sigue siendo el principal problema de Pontevedra, que ha liderado el paro en las grandes ciudades con tasas cercanas al 30%; la pérdida de peso industrial ha sido paulatina en un proceso que comenzó hace años con la desaparición de la fábrica de Tafisa, a cambio de recuperar unos terrenos en los que desde entonces el único crecimiento constatable ha sido el de la hierba; desde el Ayuntamiento, en los últimos 16 años, el alcalde nacionalista no ha querido atraer ni generar proyectos industriales potentes que nos permitieran poder prescindir de Ence con la tranquilidad de saber que ese empleo podría ser absorbido; para más inri, en esos 16 años no se ha creado en Pontevedra ni un solo metro cuadrado de suelo industrial.
Las opciones eran dos: o seguía o cerraba. Sinceramente, la opción más responsable era que siguiera. Y así lo manifesté públicamente hace casi un año. Habría opinado de forma distinta si en Pontevedra sobrara el trabajo, pero no era así. Ahora bien, si Ence gana, Pontevedra también tiene que ganar. No solo debe aplicar las máximas mejoras medioambientales para minimizar o eliminar las emisiones, sino exigirle la creación de más empleo, y empleo de calidad.
Hemos leído que Ence ha anunciado una serie de inversiones, pero para mí no es suficiente. Pontevedra espera un compromiso sincero y real con esta ciudad, que tanto la ha padecido. Ence ya no puede alegar incertidumbre, así que ahora le toca volcarse con los vecinos y con esta capital. Si dentro de unos años, aquellos vecinos que ni trabajan en Ence ni dependen de ella sienten que la prórroga valió la pena, significará que Ence se ha volcado con Pontevedra. Para llegar a eso Ence tiene que esforzarse. Los pontevedreses lo han hecho.