Luis Ojea

Síndrome postvacacional

Un año después de las autonómicas, PSdeG y En Marea no han sido capaces de elegir nuevo líder

Pasen y tomen asiento. Comienza la función. Arranca un nuevo curso político en el que la izquierda gallega promete no defraudar, garantizando una temporada llena de desvaríos y excentricidades. Tras el verano nos encontramos a la caverna aún más dividida, desquiciada y desnortada. En realidad, nadie ejerce como líder de la oposición porque esta tropa está demasiado ocupada en sus líos internos. Un año después de las autonómicas PSdeG y En Marea ni siquiera han sido capaces de elegir un capitán para su propia nave.

La confluencia rupturista se tambalea. Con su presunto líder cada vez más cuestionado, en un juego de tronos sin fin, crece el riesgo de que el invento acabe saltando por los aires. Está por ver que vayan a acabar la legislatura todos en el mismo grupo parlamentario. También los socialistas andan enredados en una singular lucha de poder. Con la mitad del partido de perfil, el besteirismo porfía en sobrevivir tutelando unas primarias descafeinadas en las que al militante no le han dejado más opción que refrendar a un sanchista.

Casi doce meses después de las autonómicas, arranca esta semana un nuevo curso político con mareantes y socialistas, como entonces, navegando en un océano de delirio. Pero hoy aún más alejados de la realidad, sumidos en una espiral autodestructiva y enredados en el dislate permanente de sus intrigas palaciegas.

Donde habita el olvido

Santiago, A Coruña y Ferrol sufren gobiernos mareantes que han provocado la parálisis de esas ciudades. Mucho sectarismo infantiloide y nula capacidad de gestión de los problemas reales. Terrible condena para los ciudadanos. Pero, aun así, es en Lugo donde se han batido todos los récords de incompetencia y despropósito. Esta semana una cafetera provocó un fallo eléctrico que aisló al Concello y a los servicios de emergencia durante casi dos días. El tercer incidente de este tipo en menos de un mes. Y parece ser que la perversa máquina responsable de que cayesen ahora los servidores municipales no había sido siquiera la responsable de los anteriores episodios. Para esos casos aún no han trascendido artilugios sospechosos.

Nada que sorprenda ya al sufrido lucense de un gobierno que renunció a pedir una ayuda del Inega porque no ejecutó la del año anterior, que acumuló casi un año de retraso en el pago de los bonos escolares a los libreros, que permite aún hoy que más de una docena de empresas presten servicios municipales con el contrato caducado y que lleva dos años sin articular ninguna alternativa tras la anulación de la ORA.

La socialista Lara Mendez ha cruzado el ecuador de su mandato exhibiendo una ineptitud solo comparable a la de Noriega, Ferreiro y Suárez. Los cuatro prometen espectáculos fastuosos para la nueva temporada circense. Un nuevo curso en el que la presión se acentuará en los gobiernos locales al acercarse la cita con las urnas.

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