La semana trágica de Besteiro

Sánchez intentó socorrerlo, pero las imputaciones judiciales acabaron con su sueño de «liderar el cambio gallego»

Los críticos cercaron su estrategia y exigen la celebración de un congreso para dar «la voz a la militancia»

José Ramón Gómez Besteiro, antes de anunciar su adiós a la secretaría general del PSdeG M. M

MARCOS SUEIRO

La visita de Pedro Sánchez a Galicia el pasado 10 de marzo se convirtió para el líder de los socialistas gallegos en un epílogo de lo que ha sido su etapa al frente del PSdeG. Nada hacía presagiar un final «inminente», pero lo cierto es que el respaldo de Sánchez con un explosivo «sí» se convirtió en el anticipo de su salida de la secretaría general. Los dos líderes no deseaban el final anunciado. A pesar del visible desagrado con el que el secretario general digería las preguntas sobre la situación procesal de su aliado, reiteró hasta la saciedad su «confianza» en su «amigo y compañero» . Sin embargó la historia se torció, y al día siguiente de su encuentro en la capital herculina la juez Pilar De Lara dictó un auto en el que volvió a etiquetar a Besteiro como investigado por seis nuevos delitos relacionados con la gestión de fondos europeos en un programa llamado «Km 0» de la Diputación.

«Sin precedentes»

La nueva situación judicial dejaba al barón gallego con diez imputaciones que finalmente pusieron un punto y final a su carrera política. Pronto empezaron a acuñarse etiquetas para aludir a su condición. Los veteranos del PSdeG reconocieron a ABC que la situación no tenía «precedentes» , pero «el optimismo» del imputado derivó en su tentación inmediata de resistir. Besteiro volvió a hablar con Sánchez, le ofreció un gesto y cumplió. El viernes 11 comparece en la sede nacional de los socialistas y anuncia su renuncia a la Xunta como fruto de una «decisión libre, responsable y voluntaria».

El PSdeG, formado por múltiples y menguantes familias, se convierte entonces en un hervidero de noticias. Acto seguido comienzan los pronunciamientos para exigir un «congreso extraordinario y la convocatoria de primarias» . La primera en manifestarse fue la teniente alcalde de Ferrol, Beatriz Sestayo . La siguieron los miembros de la corriente En Positivo y los alcaldes de la Costa da Morte... El guión de los rebeldes coordinado desde Orense, Pontevedra, La Coruña y Ferrol tenía previstos sucesivos pronunciamientos hasta que Besteiro cediese. Y cedió. Sin embargo, durante la semana mantuvo un silencio estudiado. Solo mantuvo la comunicación abierta con Madrid y con sectores del partido incondicionales, pero muy minoritarios.

Su jefe y amigo S ánchez tuvo que prolongar sus excusas y renovar sus respuestas . Cada comparecencia propiciaba una justificación y finalmente optó por no responder y decir un simple «hasta luego». Entre tanto se simultaneaban los mensajes cruzados . La ausencia de explicaciones del secretario xeral provocó exigencias y aclaraciones. La más significativa fue la emitida desde la agrupación de Vigo. Sin titubear, fuentes socialistas aseguraron: «El alcalde de Vigo habló muy claro en el Comité Nacional y no hay ningún pacto con Besteiro». Con el afán de dejar clara su postura añadieron: «¿Quién marcó la agenda?» y remataron diciendo que «no vamos a entregar el partido a nadie y eso está muy claro».

El ruido de sables es una constante en el PSdeG. Algunos militantes insinuaban: «No va a pasar nada y Besteiro continuará como secretario general y propondrá un candidato que nombrará Madrid».

Dimisión inesperada

Tal y como ocurre con las noticias inesperadas, una semana más tarde de renunciar a ser candidato a la Xunta, el secretario xeral socialista volvió a convertirse en protagonista. El viernes 18 de mayo oficializa su dimisión . Tenía previsto dar pocas explicaciones y resumirlas en la frase: «Lo hago por el bien del PSdeG y por el bien de mi país» , pero no consiguió evitar todas las preguntas. Confesó que había hablado con Sánchez el día anterior y todo «estaba arreglado». Volvió a insistir en que se trataba de una decisión «libre, voluntaria y responsable».

La faena de Besteiro había terminado y su sucesión quedó administrada. Una hora después de anunciar su retirada, la Comisión Ejecutiva Federal emitió una nota en la que nombró presidenta de la gestora a la secretaria de Organización, Pilar Cancela , con la misión de convocar un congreso en los próximos seis meses, preparar las elecciones primarias y coordinar las relaciones con los grupos parlamentarios socialistas.

Besteiro se despidió de una sede que no pudo remozar y con la sensación de una tarea inacabada. Su sucesora administrará el legado de un hombre que no pudo ser presidente.

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