Galicia
Samuel Kwesi, tripulante del Villa de Pitanxo, reclama al Gobierno bajar al barco para «hacer justicia»
Muy emocionado, el tercer superviviente del naufragio pide que se conozca «la verdad»
Desde que el mar de Terranova les robó la vida a veintiuno de sus compañeros , todos los días para el tercer superviviente del naufragio del Villa de Pitanxo, Samuel Kwesi, son 15 de febrero. En esa madrugada se quedó atrapado este marinero que ahora pelea para que se conozca «toda la verdad» de lo que ocurrió en los apenas quince minutos que distaron desde el primer golpe de mar a verse a la deriva en una lancha salvavidas. Su versión difiere bastante de la aportada por el patrón del barco y su sobrino, que achacan lo sucedido a que el motor auxiliar de recogida de las redes se paró y defienden que sí se activó el protocolo de abandono del buque. Ante las familias de las víctimas y los vecinos de Marín, reunidos ayer en recuerdo de los fallecidos, Kwesi insistió en que la verdad de lo sucedido está en el fondo del mar , por lo que reclama al Gobierno que descienda al pecio para recabar las pruebas que confirmen lo que en realidad sucedió. En su primera intervención pública tras el peor accidente marítimo de la historia de España de los últimos cuarenta años, el tripulante mantuvo su relato de los hechos, refrendado por el aplauso de cientos de personas. «No podemos hacer justicia sin las pruebas . Y cómo vas a hacer justicia dejando tiradas las pruebas», defendió ante las familias que apoyan el descenso al barco con un robot.
Desde su rescate, el ghanés ha mantenido que el problema surgió durante la maniobra de recogida del aparejo, debido a las malas condiciones meteorológicas. El barco, a raíz de un golpe de mar, se habría comenzado a escorar a babor, lo que movió a la tripulación a reclamarle al patrón que diese la orden de soltar la red para recuperar estabilidad , pero -sostiene Samuel- no lo hizo. Por ello, el agua comenzó a llenar los compartimentos, el motor se paró y el pesquero acabó hundiéndose. El tercer superviviente también reveló que no se dio la orden de desalojo del barco ni se pidió a los marineros que se pusieran el traje de supervivencia, lo que explicaría que solo el patrón y su sobrino lo llevasen puesto. «Estoy tan triste que no me salen las palabras. Ojalá pudiese decirlas todas» , confesó este domingo visiblemente afectado por lo vivido y demostrando el cariño que le tenía a los compañeros que faenaban con él en el Villa de Pitanxo. Sin querer entrar en detalles, y con un relato que en todo momento evitó herir sensibilidades, Kwesi se rompió cuando confesó que vio cómo algunos de ellos «dijeron sus últimas palabras» en la balsa que compartían , agujereada y de la que él pudo salir con vida gracias a que se quedó cinco horas de pie para mantener su cuerpo fuera del agua helada. Un documental sobre prácticas de supervivencia, que había visto unos días antes, le salvó la vida in extremis, pero la mayoría de sus compañeros en el Villa de Pitanxo no corrieron la misma suerte. Y ahora, sus palabras y sus reclamaciones desprenden un compromiso con las víctimas que el mar se encargó de sellar.
Para María José de Pazo, hija del jefe de máquinas del Pitanxo y portavoz de los familiares, «las 21 familias queremos que esto sirva para algo. A nosotros no nos van a devolver a los nuestros, pero sí que queremos que esto sirva para algo y que haya un precedente y que a partir del Villa de Pitanxo se diga que a la gente del mar no la volvieron a menospreciar, no la volvieron a minusvalorar. Porque nosotros contribuimos al Estado y el Estado no nos puede dejar abandonados», destacó con tono de rabia, recoge Ep. Sus reivindicaciones calaron en los asistentes a la concentración y en el resto de familiares, que también censuraron el papel de la armadora. «Hay empresas que dan asco y parece ser que a nosotros nos tocó esa» , lamentaron.