Galicia
El naufragio de otro barco de Marín, el Piedras, revive el del Pitanxo
Los once tripulantes del pesquero Piedras fueron rescatados por otro buque gallego y se encuentran bien
Investigan las causas de la vía de agua que anegó la nave y la convirtió en una bola de fuego, hasta su hundimiento
El desenlace no fue el mismo, pero el naufragio de un pesquero de Marín tan solo cien días después de la tragedia del Villa de Pitanxo, la peor de los últimos cuarenta años, devolvió este miércoles todas las miradas a alta mar. En el caso del Piedras , también con base en la localidad pontevedresa, sus once tripulantes se salvaron tras detectarse en el barco una vía de agua cuando faenaba en el Gran Sol, a 64 millas al suroeste de cabo Mizen, en Irlanda.
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Atendiendo a la narración de los supervivientes y de los marineros del buque que los rescató -el Armaven Uno, también gallego- el desalojo de la nave nada tuvo que ver con las escenas que se vivieron en Terranova el pasado 15 de febrero. En este caso, y pese al evidente nerviosismo, hubo tiempo de lanzar la alerta y de echar una balsa al mar hasta que el otro pesquero se aproximó lo suficiente. Es más, con nueve de los tripulantes ya a salvo, el patrón del Piedras y el jefe de máquinas trataron de salvar la nave del hundimiento hasta que la situación se complicó y debieron abandonarla a causa de la escora que presentaba.
Buen tiempo en la zona
Las causas por las que una vía de agua anegó el barco todavía están siendo investigadas, pero el buen tiempo que reinaba en la zona , a diferencia de lo que ocurrió durante el hundimiento del Pitanxo, evitó que se pusieran en riesgo vidas. Sobre el estado de la tripulación, en su mayoría compuesta por pescadores gallegos, marroquíes y ghaneses, la armadora informó de que «todos se encuentran en buen estado». Peor suerte corrió el buque, del grupo Noray Pesca y que partió el pasado 16 de mayo de Marín. El operativo de rescate fue coordinado por los centros de salvamento MRCC Falmouth (Reino Unido) y MRCC Valentia (Irlanda), con seguimiento desde el Centro Nacional de Coordinación de Salvamento Marítimo.
Estas fuentes se encargaron de retransmitir las últimas horas del Piedras, que quedó a la deriva y convertido en una bola de fuego , poco después de que hubiese recalado en el puerto de Castletown para una descarga programada de pescado. Las autoridades irlandesas intentaron apagar las llamas movilizando un equipo con bombas de agua, pero la maniobra no dio resultado. Mientras se hundía hasta desaparecer por completo en aguas del Gran Sol, su tripulación viajaba ya en dirección contraria, rumbo a Castletownbere, en el condado de Cork, donde está previsto que lleguen alrededor de la medianoche.
En Marín, municipio natal de parte de los marineros del Piedras, los primeros momentos de tensión dieron paso a una sensación de alivio que la portavoz de las familias del Villa de Pitanxo, María José De Pazo, se encargó de sintetizar a través de una breves declaraciones en las que alabó la gestión del patrón del buque naufragado, en contraposición con las dudas que rodean la actuación de Juan Padín, capitán del Pitanxo. «Me tuve que sentar porque, cuando me dieron la noticia, me vino todo lo que estamos pasando las 21 familias y no se lo deseamos a ninguna», introdujo, para destacar que el «comportamiento del patrón en el abandono del buque ha sido bueno».
Sobre la reclamación de las familias del naufragio de Terranova, que insisten en la bajada al pecio pese a la resistencia del Gobierno central, De Pazo pidió llegar a la nave -hundida a unos mil metros- para «prevenir» estas situaciones y que « no vuelva a pasar nunca más ». También señaló que están a la espera de que el Gobierno se pronuncie sobre el ofrecimiento de una empresa noruega de un robot y un sónar para bajar y comprobar qué fue lo que falló.
Ante la inevitable comparación entre un accidente y el otro, con apenas tres meses de diferencia, el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, también manifestó este miércoles desde Carballedo (Lugo) que «afortunadamente» no ha ocurrido lo mismo que en el «último» siniestro de un barco de Marín; y anotó que las «causas» de este nuevo siniestro aún se desconocen a la espera de disponer de la versión de patrón y marineros.