Juan Soto - El garabato del torreón

Razón y coz

Al menos en la Diputación de Lugo da la impresión de que solo el BNG es capaz de distinguir entre la discrepancia razonada y la coz de mulo

Quienes deseen indagar las razones por las cuales en las elecciones del 28-A el BNG fue el partido de mayor crecimiento porcentual en número de votos (de 45.252 a 93.810: nada menos que un 52 por ciento) deberían echar un vistazo al vídeo (edición digital de ABC) que recoge la bronca rufianesca en la que, en el último pleno de la Diputación de Lugo, se enzarzaron un diputado no adscrito, tristemente célebre por la volatilidad de sus lealtades, y un alcalde de cuño socialista cuya capacidad dialéctica fue cruelmente resumida por un compañero de siglas: «Unhas veces ladra e outras ornea» .

Uno y otro echaron un buen rato cruzando amenazas e injurias, mentándose la madre e intercambiando peinetas y cortes de mangas, todo bajo la indulgente mirada del señor presidente, adscrito a las filas del PSOE, si bien de condición más sosegada y modales más pulidos que su correligionario. «Indiferencia corporativa», llamó Fernández Flórez en sus célebres «Acotaciones de un oyente» (hemeroteca digital de ABC) a este modo de practicar el tancredismo. Bien es cierto que la condición profesional del señor presidente, veterinario de oficio, le confiere condiciones muy apropiadas para soportar estoicamente cuanto ganado le salga al paso, ya proceda de Becerreá ya de Pol.

En medio del estercolero, solo los dos diputados que integran la exigua representación del BNG tuvieron la dignidad política y personal de abandonar el salón de plenos , convertido en remolino de aguas fecales. Únicamente ellos mostraron respeto por el organismo público en la que desempeñan la tarea para la que fueron elegidos.

Tal vez en eso, en el respeto a las instituciones democráticas de las que forma parte, radique parte de la explicación del crecimiento electoral del partido nacionalista, consecuencia directa de la evidente remontada de una crisis (o de varias crisis), tal vez excesivamente larga.

El ascenso confirmado el 28 de abril es muy probable que se acentúe el 26 de mayo, con la renovación de renovar los 313 concellos y las cuatro diputaciones de Galicia. Porque los ciudadanos saben muy bien que nada pueden esperar de unos políticos que ultrajan y deshonran las instituciones que están obligados a respetar y dignificar, y de las que —también conviene recordarlo— perciben sueldos, se embolsan dietas y se les transfiere un reconocimiento público, casi siempre muy por encima de su valía personal.

Por todo ello, están obligados a conductas decentes, siempre en defensa del interés general. El rebuzno y la gamberrada, para la taberna. Pero al menos en la Diputación de Lugo (donde llueve sobre mojado) da la impresión de que solo el BNG es capaz de distinguir entre la discrepancia razonada y la coz del mulo .

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