Balance del año | Los partidos políticos (I)
El PPdeG resiste en 2015 y conserva músculo para ganar las autonómicas
La pérdida de algunas ciudades en las municipales es amortiguada por la fortaleza del voto en todo el territorio
Feijóo abre el partido a la sociedad y pone en marcha una agenda económica y social para extender la recuperación
El Partido Popular de Galicia ha superado «el último test de estrés» antes de enfrentarse a las elecciones autonómicas previstas para el próximo mes de octubre. Las sucesivas victorias parciales en las locales de mayo y las generales de diciembre se apoyaron en el plus de resistencia de la marca popular y en la alta valoración del presidente Núñez Feijóo . Sin embargo, y aunque los datos son irrefutables y los porcentajes no admiten comparación con los obtenidos por el resto de formaciones, la acción del Gobierno de la Xunta y del PPdeG está perseguida de cerca por la fragmentada oposición de izquierdas, nacionalista y rupturista. El presidente lo sabe y se ha anticipado a lo largo de este año para tratar de contener la «pérdida de votos» y liderar una ofensiva política . El objetivo es traducir los esfuerzos realizados durante los años de la crisis en beneficios cuantificables para «la mayoría social». El empeño personal de Feijóo se ha visto reflejado en la reiterada idea de que «no estaremos satisfechos hasta que la recuperación llegue a todos los hogares».
La concreción de los resultados para el Partido Popular de Galicia tiene como primera referencia obligada las elecciones municipales de mayo . El PPdeG obtuvo en el conjunto de la Comunidad un cifra ligeramente superior a los 524.000 votos y un porcentaje global del 36% . Si bien es cierto que registró un descenso con respecto a los anteriores comicios, los conservadores lograron 148 mayorías absolutas y se situaron como primera fuerza política en Orense, La Coruña, Lugo y Ferrol. Solo las tradicionales y crónicas alianzas entre la «izquierda mestiza» permitieron conformar gobiernos alternativos en ciudades como Lugo, Santiago y La Coruña. También consiguieron presidir la Diputación de Lugo durante unos meses, pero una moción de censura apoyada en un «díscolo socialista», etiquetado meses después como «tránsfuga» por su propia formación, permitió desalojar a la expresidenta Elena Candia y colocar al socialista Darío Campos.
Las municipales también dejaron una herida abierta: Vigo. El nombramiento tardío de una candidata y la falta de un discurso alternativo al del alcalde socialista Abel Caballero condujeron al PPdeG a una derrota sin paliativos.
La decepción del presidente y de la dirección gallega de los conservadores fue visible desde el primer momento. Feijóo destacó: «Somos la primera fuerza, pero no basta solo con ganar, al PPdeG se le pide más» . Y lejos de conformarse, se concretó una ofensiva política y organizativa que se tradujo en una reorganización de la estructura de la Xunta para incorporar a nuevos perfiles y acometer «la renovación necesaria tras las elecciones municipales». Según el presidente gallego, el cambio en el ciclo económico y la llegada de la recuperación hacía preciso incorporar «nuevas políticas, nuevas actitudes y nuevos equipos» dentro del contexto de crecimiento recién estrenado.
«La crisis comienza a ser pasado para algunos, pero no para todos», reconoció. La nueva fase que se inició en el mes de octubre iba a acompañada de advertencias. Núñez Feijóo pidió «ejemplaridad y dedicación» y «decidir basándose en lo que digan los gallegos». Además, reiteró que «la renovación comienza con este cambio de gobierno», pero tendrá continuidad en los Presupuestos de 2016 y el Debate sobre el estado de la Autonomía . Y acto seguido se produjo el impulso legislativo prometido tanto en el plano económico, como en el social.
Los cambios también afectaron al discurso del partido. La ponencia política, coordinada por el conselleiro de Política Social, José Manuel Rey Varela , trató de incorporar los principios de «cercanía, transparencia y diálogo». El documento se convirtió en una hoja de ruta para una nueva etapa, con la vista puesta en las elecciones autonómicas del año que viene para complementar la «renovación de equipos y personas» prometida. Por su parte, el método empleado no podía ser la simple reflexión interna, así que se abrió un proceso de intercambio de ideas con organizaciones y actores de la sociedad civil.
Elecciones generales
Con esta mochila se enfrentó el PPdeG a las elecciones generales de diciembre. El presidente del partido reiteró la idea de que «todos están contra nosotros, pero nuestra coalición es con Galicia» . Y así fue. Los conservadores volvieron a sufrir una pérdida importante de votos y escaños y pasó de tener 15 diputados en el Congreso a 10 actas. Los populares no superaron la barrera del 40 por ciento y cayeron a mínimos históricos , a pesar de haber ganado en la cita con las urnas y sacar 12 puntos a la coalición de izquierdas En Marea.
El análisis de lo sucedido recayó otra vez en el jefe del Ejecutivo gallego, quien apuntó que «la recesión, la escasez, las dificultades, la crisis y la corrupción» fueron elementos clave para la pérdida de apoyos de su partido. «Creo que es el diagnóstico más razonable» , defendió, no sin reivindicar una vez más el diferencial de más de ocho puntos de voto al Partido Popular en Galicia con respecto a la media nacional . La conclusión no fue otra que proseguir con las reformas e implementar medidas para corregir «los errores». Desde la perspectiva de que «no es suficiente», apostó por seguir con la hoja de ruta marcada tras las elecciones municipales, con «programas sociales y medidas de impulso económico», las mismas que le permitieron mejorar los datos de los comicios del pasado mes de mayo.
El reto definitivo que tiene por delante el PPdeG son las autonómicas. Sobre la posibilidad de que los resultados de 2015 pudiesen repercutir en los próximos comicios, el presidente no establece una relación causa efecto, y avisa: «Mi sitió está aquí, en Galicia». Respecto a los resultados de los que se postulan como alternativa, señaló que «todos los que gobiernan», salvo el alcalde de Orense, «perdieron» el pasado 20 de diciembre . Al respecto, precisó que cabe la reflexión de que son citas diferentes con las urnas, pero también que puede haber «alguna opinión cambiante» relativa al «descontento» con el gobierno municipal. «Corresponde a cada partido medirlo», concluyó el mandatario gallego.
El año 2016 se presenta como decisivo . Feijóo se remitió a los datos para acreditar que el PPdeG es la primera fuerza política de Galicia. Fuentes del partido aseguran que «ahora queda consolidar lo que ya tenemos y recuperar el terreno perdido . Ese será nuestro único afán».
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