Coronavirus Galicia
Piñor, el pueblo orensano que dobla turnos para seguir produciendo ataúdes: «Está fuera de lo normal»
En el municipio hay decenas de industrias del sector y todas ellas se encuentran en una situación similar
La mitad de la actividad productiva del país se encuentra paralizada debido al Covid-19 . Sin embargo, el sector de la fabricación de ataúdes ha doblado su actividad en las últimas semanas. Un pueblo de Orense que apenas llega al millar de habitantes, Piñor , es uno de los lugares donde más ha aumentado la demanda y uno de los epicentros de la producción. En el municipio se localizan nueve fábricas dedicadas a la construcción de féretros y, debido a la crisis sanitaria, han doblado su actividad. Su alcalde, José Luis González , ha explicado a Efe que no ha podido parar de trabajar en los últimos días, tampoco en fin de semana. Su actividad se considera esencial, todo ello para intentar que todos los fallecidos por el virus puedan encontrar una muerte digna. Las solicitudes no vienen únicamente de Galicia, si no que también se reciben de otros lugares, como Madrid, tal vez porque ahora « ya no se importan de China », remite. Además, el regidor reconoce que la demanda está siendo algo « fuera de lo normal » y refiere cierta «psicosis» ante una eventual falta de material.
Sin embargo, asume, las peticiones ya no son las mismas: « La gente ahora no se para tampoco a escoger ataúd ». Se trata de algo normal, refleja Joaquín Vázquez , empresario de Ribadavia, un pueblo vecino. La evolución del virus y la opinión y forma de vivir de la población forma parte de un proceso de adaptación , sobre todo al celebrarse los entierros sin funeral, sin los multitudinarios velatorios ni, por supuesto, el contacto entre los más allegados. Desde el comienzo del estado de alarma por el coronavirus, estos contenedores para la despedida los carga una sola persona en un carro y no dos como sucedía antes. Los ritos funerarios, con un máximo de tres ciudadanos por difunto y precaución extrema, no son los únicos, pues, que han dado un giro radical, refiere Efe.
Por otro lado, los protocolos de seguri dad han aumentado en las últimas semanas. Tal y como confirma Vázquez, en su fábrica no ha entrado nadie ajeno y se han extremado las medidas. En el marco de las nuevas rutinas, en su taller ahora se afanan más que nunca en la limpieza diaria con desinfectantes varios. «Lo hacemos dos veces al día, hemos habilitado zonas para que los trabajadores se puedan cambiar y para que salgan paulatinamente y también hemos tenido que adaptarnos a las distancias de seguridad», refiere este empresario de Ribadavia. Por otro lado, también explica a la agencia que estas directrices terminan por repercutir en el tiempo que se le dedica. «Si pudiésemos hacer quinientas cajas diarias, se vendían», asegura. El ritmo de pedidos, asusta, mantiene Efe.
Cajas mortuorias de cartón reciclado y celulosa
El aumento de actividad ha supuesto que, desde estas fábricas, se recomiende la utilización de ataúdes de cartón reciclado y celulosa con un coste de 100 euros . Esta sugerencia de un empresario madrileño es más económica, ecológica y alivia el trabajo de construcción .
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