Cultura
Dos periodistas tras el robo jamás resuelto en una Catedral sin ciudad
En 1906 desapareció la joya más antigua del santuario compostelano: la cruz de Alfonso III. Marcos Albaredo quiere investigarlo. Solo Manuel F. Rodríguez le ayuda
No hace falta pasar muchas páginas para ansiar saber más y más de las pesquisas de Marcos Albaredo , el único periodista que en 1906 parecía querer descubrir quién y por qué había robado uno de los mayores tesoros de la Catedral de Santiago : la cruz de Alfonso III, «la joya más antigua y amada por los peregrinos europeos». Tampoco hace falta apurar la taza de café para querer escuchar más y más de lo mucho que conoce del fenómeno jacobeo el autor de la trama, otro periodista, Manuel F. Rodríguez , quien debuta en la novela con «A viaxe á fin do mundo» (Ediciones Bolanda) tras décadas de divulgación del Camino en general, y Compostela en particular.
Sí. Mucho antes de que el electricista del santuario compostelano se llevara el «Códice Calixtino», alguien sustrajo una cruz griega del siglo IX que se encontraba en la Capilla de las Reliquias (estancia que años más tarde ardería), que durante largo tiempo estuvo junto a los restos del Apóstol y era dada a besar a los caminantes. No. Nunca se recuperó. Pero tan solo el plumilla Albaredo buscaba respuestas.
La base histórica de este acontecimiento jamás resuelto sirve al escritor para, a lo largo de 500 densas pero ágiles páginas, idear un relato de ficción ambientado con rigor en la Compostela del primer cuarto del siglo XX —leyó para ello la prensa de la época— y profundizar en el pensamiento de uno de los mayores conocedores del Camino.
¿Qué dicen de esta novela?
De su libro han aventurado que será «referencia de la literatura gallega del siglo XXI» y «la gran novela de la modernidad sobre la peregrinación jacobea» . Es cierto que lo han dicho dos buenos amigos, pero no menos lo es que a ambos los prestigia también su trayectoria. Las afirmaciones son de Francisco Singul , incansable estudioso de la ruta, y José Antonio de la Riera , uno de los responsables de su renacer como fundador de la Fraternidad Internacional del Camino. Si a Rodríguez se le pregunta al respecto, «con humildad» responde que la obra «aporta información con peso» . Y si los vaticinios se cumplen, celebra con buen humor que sus hijas puedan beneficiarse algún día de «los derechos de autor».
Estoy decepcionado de que Santiago siga en la superficie. Hay una Europa que no está aquí aún por emerger
Manuel F. Rodríguez
autor de «A viaxe á fin do mundo»
En la novela, que debe mucho a la imaginación cultivada cuando era niño en la soledad de Sarria, «todo está al servicio de la trama» , del mismo modo que en el autor, técnico del Xacobeo, su pasión está al servicio del Camino, «que no se puede desligar de la cultura». De ahí emana su pesar al ver que «Compostela niega a Compostela». «Estoy decepcionado de que Santiago siga en la superficie. Hay una Europa que no está aquí aún por emerger», alienta. Con la misma intensidad reivindica Fisterra como final de un Camino que es «misterio» o la Catedral, «una de las mayores obras de la humanidad» a la que fue necesario construirle una ciudad alrededor y no al contrario , como es habitual. «Quien encuentra, busca», repetirá Rodríguez como leitmotiv de su novela a contracorriente de la frase hecha. Con ella les invita a este viaje.
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