Luis Ángel De las Heras anima a «encender los corazones apagados e indiferentes»
El nuevo obispo de Mondoñedo-Ferrol recibe la ordenación episcopal en la Catedral mindoniense
Tras un año de sede vacante, un nuevo obispo pastorea desde este sábado la diócesis de Mondoñedo-Ferrol. El claretiano Luis Ángel de las Heras (Segovia, 1963) recibió la ordenación episcopal en la catedral mindoniense en una ceremonia muy esperada, rodeado de cardenales, arzobispos y obispos españoles, entre ellos sus dos predecesores, Manuel Sánchez Monge y José Gea Escolano , además del nuncio del Papa, monseñor Renzo Fratini .
Al final de una celebración de casi tres horas, el nuevo prelado tomó la palabra para saludar a los fieles, en español y en gallego pese a ser esta una lengua que todavía desconoce . Lo hizo, entre guiños de humor , con un recuerdo para su madre Isabel, fallecida el pasado año, y en presencia de su padre. Entre sus primeros destinatarios estuvieron «las personas con discapacidad del hospital San Pablo y los amigos de la cárcel de Teixeiro ».
Acto seguido, pidió un correspondido aplauso para Antonio Rodríguez Basanta , quien en los últimos meses ha ejercido como administrador diocesano. A todos, «mayores, familias, juventud y niños. A todos y cada uno de los laicos. A los sacerdotes, seminaristas y personas consagradas», les dijo: « Hago mías vuestras preocupaciones y esperanzas . Agradezco los mensajes de bienvenida y de alegría que me enviasteis durante este tiempo. Así es muy fácil sentirse acogido. Os correspondo con mi ofrecimiento incondicional. Os abro las puertas con caridad y benignidad, sabiendo que la casa del obispo es la casa de todos , como dice san Isidoro. Pero, sobre todo, tenéis abierto mi corazón, donde bien cabéis todos».
La segunda ovación del día fue para los mártires claretianos , «quienes demuestran que la grandeza del encuentro con Cristo es la que permite ir alegres al martirio, derramando la sangre como signo de perdón y de esperanza».
De su personalidad y de los retos que asume dieron cuenta el nuncio y Rodríguez Basanta, además de sus hasta ahora familias: los claretianos —de los que era provincial— y Confer, la conferencia de religiosos que presidía hasta que el Papa le nombró obispo en marzo. «Que seamos capaces de encender corazones apagados, desalentados o indiferentes, y proclamemos, con renovado entusiasmo, el Evangelio de la misericordia en estas tierras. Cada cristiano ha de ser faro de luz que alumbre sus sendas y sus mares. Así haremos de nuestra comunidad una ciudad luminosa, ejemplar y solidaria», animó a toda la diócesis.
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