Arranca el nuevo gobierno gallego
Rueda rechaza «volantazos» para avalar la continuidad del ejecutivo, al que pide entrega «sin límites»
El presidente de la Xunta justifica los mínimos retoques y su apuesta por el «equipo con más experiencia»
Solicita a sus conselleiros, tras la toma de posesión, el mismo «compromiso» con Galicia que durante la ‘era Feijóo’
Pasaban apenas un par de minutos de las 10 de la mañana de este lunes cuando el gobierno Rueda asomó del interior del Hostal de los Reyes Católicos y recorrió el corto trecho hasta el Pazo de Raxoi, donde tomaron posesión —mayoría de juramentos frente a promesas, y con la anécdota del uso del lenguaje de signos por parte de Fabiola García— los conselleiros del gabinete del nuevo presidente de la Xunta. Dos turistas de Reino Unido, aunque afincadas en Canarias, admitían no saber muy bien a quién fotografiaban, aunque su intuición les decía, acertadamente, que eran autoridades «regionales», no nacionales. Salvo para los peregrinos diseminados por la Plaza del Obradoiro, los rostros sonrientes que posaban para fotógrafos y cámaras de televisión no resultaban novedosos. La única incorporación, el vicepresidente segundo, Diego Calvo, que tampoco es lo que se dice un recién llegado, muy madrugador en su debut, no paraba de recibir enhorabuenas, estrechar manos y hacerse fotos en los instantes previos al acto.
Trámite breve y sencillo, en el Salón Noble. Conocido por todos salvo por Calvo. « Galicia no necesita volantazos ni giros radicales de 180 grados », justificaba Rueda los cambios mínimos en el ejecutivo autonómico. «Lo que funciona bien no debe tocarse», si acaso, «mejorarse» y «complementarse», pero «es importante dejar que siga funcionando como estaba funcionando hasta ahora», defendió en la alocución que cerró la toma de posesión, seguida de unos minutos más distendidos, con las familias y más posados, antes de una primera y protocolaria reunión del Consello.
El titular de la Xunta, al cabo de menos de 48 horas de asumir el cargo, confesaba que en los últimos días había reflexionado y dado «unas cuantas vueltas» a la «composición que debía tener el gobierno», hasta llegar a la conclusión de que todas las preguntas se respondían si se resolvía la fundamental: «¿Está avanzando Galicia en la dirección adecuada?». Su convencimiento de que, con Alberto Núñez Feijóo al frente, el ejecutivo estaba «respondiendo con entereza y determinación» a los «retos» que tenían ante sí —alza de precios, «incertidumbres» económicas, mejorar los servicios públicos—, le llevó a seguir confiando en sus compañeros, «el equipo más experimentado». « Sigo con este equipo porque fue siempre el mío », reivindicó. El de Feijóo, sí, pero suyo también.
Rueda aprovechó la coyuntura para detenerse en los «ajustes lógicos» que entraña toda «nueva etapa», pero quiso dejar claro que no obedecen a «enmendar nada» , sino a «reforzarnos». De Calvo reseñó que llega «aprendido»y puso en valor su «experiencia», su capacidad de trabajo y su «magnífica disposición». Explicó que conserva, como presidente, las competencias en turismo para coordinar un esfuerzo que ha de ser «transversal» en Año Xacobeo, y para el que pidió la implicación de todos los departamentos. Y atribuyó «especial calado» a las «novedades estructurales» que conlleva la «relevancia» extra que le otorga, en lo que queda de legislatura, a la Formación Profesional, la juventud y la promoción del empleo.
«Seguir mejorando»
En un discurso que rehuyó lo grandilocuente, Rueda rechazó promesas inviables, como «ser infalibles», y prefirió dar su palabra de que su equipo «intentará decidir en conciencia lo que creemos que es mejor para los intereses» de los gallegos. A cambio —con disculpas de antemano a las familias, las que lo sufren—, garantizó «trabajar muchísimas horas, las que sean necesarias». Nada nuevo: «Venimos de un capitán que exigía (...) no desfallecer nunca», evocó el estilo Feijóo.
Pide Rueda «lo mismo», «el mismo impulso, la misma ilusión» y, «si es posible, seguir mejorando». Nada más y nada menos que un « compromiso sin límites para ayudar a que siga progresando un pueblo sin límites, que es Galicia». El presidente de la Xunta quiso seguir contando con todos y solo encontró síes. «Muchísimas gracias por seguir en este barco». Ante las autoridades y los cargos presentes ofreció «colaboración» y «cooperación». Y en su línea sobria, cerró: «Nos ponemos a trabajar, seguimos trabajando».
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