LUGO
As Gándaras se rebela contra los okupas
El aumento de las okupaciones ilegales de viviendas en este barrio periférico de la ciudad ha desatado el temor y la incertidumbre entre sus vecinos, que vienen organizando protestas y movilizaciones para intentar frenar este fenómeno
A los vecinos del barrio lucense de As Gándaras se les ha acabado la paciencia. Desde hace varias semanas, decenas de residentes en esta población ubicada en la periferia de la ciudad de Lugo han decidido echarse a la calle y liderar una serie de protestas y manifestaciones para denunciar su desprotección contra la constante okupación ilegal de viviendas en el barrio. Los vecinos censuran que, aunque en la actualidad solo permanece una vivienda okupada, en los últimos años ha llegado a haber hasta ocho inmuebles habitados irregularmente por personas que acometen destrozos, desvalijan el interior de las propiedades o chantajean a los dueños exigiéndoles una cantidad de dinero a cambio de abandonar la casa para, días después, iniciar la okupación de otra residencia.
«En el mes de enero hubo una vivienda que fue okupada por unas personas. Llegaron a un acuerdo para marcharse tras un chantaje a los dueños y a los quince días volvieron a entrar otros », ilustra Jaime Gueimunde, presidente de la Asociación de Vecinos Gatos Roxos del barrio de As Gándaras. Gueimunde explica que las características de esta zona de la capital lucense la convierte en un objetivo fácil para los okupas, que normalmente buscan viviendas de planta baja, de fácil acceso, que lleven tiempo vacías o estén habitadas por personas de avanzada edad que viven solas.
Su modus operandi consiste en entrar forzando puertas o ventanas y, acto seguido, cambiar la cerradura. «Cuando la cambian, la Policía no puede entrar a menos que tenga una orden judicial», relata el presidente del colectivo Gatos Roxos. Susana, otra vecina de una vivienda colindante con una casa okupada explica en conversación con ABC que después de entrar irregularmente en los inmuebles, los vándalos extraen de las propiedades todo tipo de objetos para ponerlos a la venta en un conocido mercado de la ciudad en donde también ejercen irregularmente, dado que la mayor parte de ellos «no están dados de alta como vendedores».
Esta residente en As Gándaras puntualiza que la proliferación de okupaciones ilegales en el barrio comenzó hace aproximadamente dos años, cuando se alcanzó la cifra de hasta ocho inmuebles afectados . Sin embargo, la gota que colmó el vaso de los vecinos fue uno de los últimos casos, en el que los okupas entraron en una casa habitada en el momento en el que su dueña había salido para visitar a unos amigos. La llamada de unos vecinos a la Policía hizo que se les pudiera desalojar a tiempo. Con todo, el caso desató la indignación de los vecinos. «Ahí fue cuando empezamos las manifestaciones, porque una cosa es que okupen una casa que no es de nadie o es de muchos, porque a algunas son de hasta doce herederos, y otra es que entren en una casa que está habitada», subraya esta residente en el barrio de As Gándaras.
Manifestaciones
Desde entonces, los vecinos han venido protagonizando movilizaciones semanales para protestar contra este fenómeno y para demandar un cambio en el marco legislativo que «proteja a los propietarios y no a los okupas». Como muestra de esa desprotección normativa en la que se encuentran, los vecinos exponen el caso de la única vivienda que permanece habitada irregularmente en el barrio. Su propietaria, de avanzada edad, se encuentra en una residencia de ancianos y fueron sus nietos los que iniciaron el procedimiento judicial para lograr la orden de desahucio que les permitiese expulsar a los okupas. Sin embargo, aunque desde hace un año sus descendientes ya cuentan con una orden de desalojo que les permitiría recuperar el inmueble, dicha orden no se puede ejecutar porque las personas que se encuentran en el interior de la propiedad ya no son las mismas que las que figuran en la resolución judicial . «La ley inicia un proceso judicial que se va alargando. Ellos disponen de información sobre cómo funciona la ley y alargan en el tiempo el procedimiento para poder quedarse allí», resume Jaime Gueimunde.
Desde la asociación Gatos Roxos han mantenido durante las últimas semanas contactos con todos los grupos políticos para demandar un cambio legislativo «en el que prevalezca el derecho a la propiedad por encima al derecho a la vivienda». No obstante, su presidente lamenta que «está todo paralizado», especialmente ante la proximidad de nuevas elecciones. Hasta que se les ofrezca una solución viable, los vecinos de As Gándaras, avanzan que seguirán con sus movilizaciones para poder recuperar la tranquilidad de este barrio lucense.
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