Juan Soto - El Garabato del Torreón

Gallegos en el premio nadal

La fiesta de Reyes es también la fiesta del Nadal, durante muchos años el premio literario más prestigioso de España

La fiesta de Reyes es también la fiesta del Nadal, durante muchos años el premio literario más prestigioso de España, título al que no sabemos si todavía sigue siendo acreedor.

El Nadal de este año coincide con el medio siglo del conquistado por Cunqueiro con «Un hombre que se parecía a Orestes», extraordinaria re-invención del mito del vengador, de no fácil lectura.

La verdad es que el Nadal siempre se le ha dado bien a los escritores gallegos. Sin necesidad de grandes esfuerzos de memoria, nos salen así, a bote pronto, una docena de nombres, entre ganadores y finalistas, eso sí, metiendo en el lote tanto a los gallegos de nación como a los de adopción.

Todavía está al alcance de Amazon «En el pueblo hay caras nuevas», la novela con la que José María Álvarez Blázquez disputó el primer Nadal a Carmen Laforet. Vigués como Álvarez Blázquez y finalista también del Nadal era Manuel Mur Oti, a quien el cine le dio la fama que le negó la literatura.

La cuota ourensana la cubren Alfredo Conde, que es de Allariz, don Vicente Risco, sabio y asustadizo, y Lauro Olmo, de O Barco, aquél como ganador y éste y ése en calidad de finalistas. También de O Barco, aunque adoptiva, era Elena Quiroga, devota cunqueiriana, casada con el monfortino De la Válgoma, heraldista de mucha erudición y secretario (perpetuo, por supuesto) de la Real Academia de la Historia.

Otro finalista nadaliano fue Gonzalo Torrente Malvido, personaje de trayectoria un tanto zigzagueante, el mayor de los muchos vástagos de Gonzalo Torrente Ballester, ambos, padre e hijo, naturales del Ferrol de Su excelencia, que diría el gran Lugrís.

Incluyamos también en este cupo gallego (damos por descontando que incompleto) a otros dos ganadores del Nadal: José María Carrascal, madrileño de El Vellón pero a quien los lucenses tenemos por paisano, pues en Lugo fueron sus años de bachillerato, y Francisco José Alcántara, de cuna riojana pero recriado en A Coruña, jesuíta con hábitos colgados y a quien leímos con asiduidad en «El Ideal Gallego» y, de vez en cuando, en «Vida Gallega», aquella revista que nació en Vigo y falleció en Lugo. Pero esa es historia que queda para cualquier otro día.

Gallegos en el premio nadal

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