Juan Soto - EL GARABATO DEL TORREÓN
Puede ser peor
En Lugo sucede lo que en otras muchos municipios españoles: el gobierno es malo con avaricia, desde luego, pero la oposición es pésima
No creo que el Ayuntamiento de Lugo esté en buenas manos. Es difícil hacer memoria de otro consistorio más improductivo y de otros consistoriales más incompetentes. Presidido por una alcaldesa decorativa, una buena chica que accedió al cargo por descarte y que da la impresión de estar tan desprovista de ideas como de equipo, el balance de realizaciones desde junio de 2015 hasta el día de la fecha se ha limitado a las imprescindibles faenas de aliño y a las inevitables comparecencias ornamentales: nada entre dos platos. Ahora, la señora alcaldesa se enfrenta a una hipotética moción de censura, corolario de su revés en una cuestión de confianza. Tranquilos: no prosperará.
Comencé esta columna expresando mis dudas sobre la desdichada suerte sobrevenida a los lucenses con el gobierno municipal que les cayó encima. Pero eso es sólo una visión pesimista. Desde una perspectiva rigurosamente realista el dictamen tal vez debería ser más indulgente, habida cuenta de que lo malo es siempre susceptible de empeorar.
Porque en Lugo sucede lo que en otras muchos municipios españoles: el gobierno es malo con avaricia, desde luego, pero la oposición es pésima. Con el PP entregado a la retórica aznariana («váyase, señora Méndez», clamó el portavoz en todo un alarde de originalidad oratoria y argumentativa) y tres minigrupos de saltimbanquis incapaces de hilar dos palabras y dos ideas, la talla de la reprobada señora Méndez le saca varios codos a la de sus reprobantes.
No hay vuelta de hoja: en Lugo, la oposición municipal es una atolondrada montonera formada por quienes esperan su triunfo en la derrota de los demás. No tiene proyecto, ni capacidades, ni gente, ni siquiera principios. Ella misma —la oposición abstracta y abstraída— en su embarullado aturdimiento, sabe que la moción no prosperará. Y ese fracaso deben aceptarlo los ciudadanos como un premio que les depara el destino para empezar el año: no olvidemos que vale más lo malo conocido que lo pésimo por conocer.