Galicia trata de ordenar la «explosión» de solidaridad

Solo 48 horas después de la invasión de Ucrania, numerosos grupos de gallegos se trasladaron a la frontera para traerse a los desplazados. Pasado un mes, las administraciones empiezan a protocolizar las llegadas

Llegada de un autobús con 47 desplazados ucranianos a Santiago el día 17 EP

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La imagen de una niña muerta en un hospital de Mariupol fue el detonante para que Héctor y Paulo emprendiesen un viaje de cuatro mil kilómetros —los que separan Castroverde de la frontera polaca con Ucrania— para ofrecer los asientos traseros de su coche a los desplazados que los necesitasen. A su disposición pusieron también dos habitaciones vacías de su casa , movidos por la necesidad de «hacer algo» ante el horror que la pantalla les mostraba. La mecha de la solidaridad en este concello lucense prendió solo dos días después de la invasión del país. Ellos fueron unos de los primeros en llegar a la frontera, pero a los pocos días el flujo de ciudadanos particulares camino de Ucrania se disparó. Turismos, furgonetas o caravanas como las que llevaron Mayte y su marido desde Quiroga a Varsovia arribaron a las principales estaciones de tren y autobús para recoger a las madres y los niños que huían de las bombas. Llenar los asientos vacíos de esos vehículos para ponerlos a salvo en Galicia, darles un primer auxilio y un escape era la consigna que todos manejaban, y poco importaron los días al volante ni el gasto en combustible y peajes, disparado con la crisis de los carburantes.

La necesidad de ayuda era tal que los refugiados y los voluntarios contactaban a través de las redes sociales para encontrarse en lugares totalmente atestados de familias buscando una vía de huida hacia Europa. Esa primera reacción, cuando la salida de desplazados empezaba a contarse ya por cientos de miles de personas, quedó en manos de las iniciativas particulares de los ciudadanos , primeros en reaccionar ante una emergencia humanitaria que ahora se trata de canalizar por vías oficiales.

Del convoy al comité

A punto de cumplirse un mes desde el inicio del conflicto, administraciones autonómicas y el Gobierno central tratan de poner algo de orden en la llegada de desplazados, dando el relevo a este estallido de humanidad. En el caso de Galicia, el listado de plazas disponibles para acoger a refugiados se canaliza a través de la Xunta que, junto con la Fegamp (Federación Galega de Municipios e provincias), consultaron a los concellos para conocer los medios habitacionales de los que disponían. Por el momento, a punto de rozar las 2.000 plazas para una estancia duradera , Galicia es la quinta comunidad española con más ofrecimientos, como contempla el Plan de Acogida presentado por el ministro de Migraciones, José Luis Escrivá, el pasado jueves. Al mismo tiempo que esta hoja de ruta concretaba fechas y acciones, en Galicia se constituía el Comité Galego ante la crisis (Cotega). En su primera reunión Delegación del Gobierno, ayuntamientos, Xunta, cuerpos policiales y distintas ONGs plasmaron la realidad de la situación y trazaron varias líneas de acción a seguir para ofrecer una respuesta coordinada y, sobre todo, eficaz.

Desde el departamento de Asilo y Migraciones de Cruz Roja Galicia, Juan Redondo explica a ABC que esta llegada debe ser ordenada. « Valoramos la solidaridad de la gente que se implica y trae a esas personas, pero hay que pensar en las consecuencias que eso tiene. De entrada es imprescindible que las personas que llegan se identifiquen y pidan la protección temporal que les otorga la UE —incluye permiso de residencia, de trabajo y acceso a educación y sanidad, renovable hasta 3 años—. Además, es bueno que estando allí esa gente que se viene a España también deje constancia de a dónde van porque si una mujer pierde el teléfono o su marido se mueve de ciudad no van a ser fáciles de reagrupar, se pierden la pista en la confusión », explica el experto.

Las ONG también llevan días alertando de que entre toda la corriente solidaria desatada por la invasión empiezan a detectarse mafias de prostitución. «Entre ese caos hay personas que se aprovechan de la situación y puede haber casos de trata », indica Redondo. Su denuncia conecta con informaciones publicadas por ABC esta misma semana sobre madres que han desaparecido con sus hijos. «Es posible que esto esté sucediendo. En nuestro caso hemos tenido constancia de gente que decía que era de Cruz Roja para traerse a gente a España y no lo eran, y no sabemos cuál era su intención. Es algo que ya está investigando la Policía». «Yo no voy a decirle a la gente que no vaya a buscar a otras personas, pero por nuestra experiencia sabemos que tiene que hacerse con registros y en contacto con los responsables del campo o gente que los tenga identificados », insiste Redondo, consciente de que el idioma es un obstáculo importante en los primeros compases del auxilio.

«Los programas de acogida les van a brindar una primera vivienda y clases del idioma para potenciar su autonomía», explican desde las ONGs sobre el futuro que se les abre a los recién llegados. Quienes están acostumbrados a operar en guerras de esta naturaleza también ponen el foco en las necesidades psicológicas de los desplazados, que «normalmente quieren regresar a su país, aunque en función de lo que dure el conflicto y cómo quede el país habrá mucha gente que rehaga su vida aquí », aclaran sobre estos movimientos de población.

Con una media de edad de 26 años, los primeros desplazados llegados a la Comunidad gallega son en su mayor parte mujeres jóvenes con niños pequeños a su cargo. Algunas de ellas con un estrés postraumático derivado de lo vivido, que es necesario tratar con urgencia. El papel de los concellos gallegos está siendo fundamental en esta atención directa , y no se descarta la idea de pedir refuerzos en los servicios sociales dada la alta llegada de refugiados. Desde la Fegamp destacan la «ola de solidaridad y las ganas de ayudar» demostradas por los vecinos. «La gente llama para saber cómo puede ayudar. Nos preguntan cómo hacer donaciones, cómo mandar ropa, es increíble el número de llamadas que se están recibiendo», manifiestan fuentes de la Fegamp. Desde los concellos exigen también un protocolo claro para apurar en las actuaciones .

Por lo de pronto, en las comisarías gallegas, puntos de referencia para que los desplazados logren el permiso de residencia, las primeras solicitudes de protección temporal se empezaron a tramitar la pasada semana y el Sergas está pendiente de la aprobación de un calendario de vacunación acelerado a nivel nacional para los recién llegados . Además, los hospitales gallegos tienen 432 camas en hospitales en las siete áreas sanitarias para acoger aquella población de Ucrania con necesidades de atención sanitaria. De ellas, 113 son para pacientes pediátricos, 15 para niños con necesidades de tratamiento oncológico y el mismo número para neonatos. Con respecto a los adultos, de las 319 plazas disponibles para ellos, un total de 25 serían para pacientes oncológicos en tratamiento.

Desde el pasado 10 de marzo, el Ministerio del Interior ha tramitado en Galicia 151 protecciones temporales de desplazados que recalaron en la Comunidad. A espera de la reunión que los entes que integran el Cotega mantendrán esta, se trabaja en «dispositivos para una llegada masiva». Por ahora se desconoce el número real de ucranianos que han entrado en Galicia, aunque distintas fuentes aclaran que la mayoría lo han hecho a través de iniciativas particulares a las que a partir de ahora «debemos dar continuidad para que esta gente tenga una segunda oportunidad» .

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