Clima

Galicia adapta la gestión del agua a la nueva realidad climática

La Xunta es pionera en blindarse contra las sequías y se anticipa al riesgo de inundaciones

Embalse de Portomarín (Lugo), afectado por la sequía en 2017 MIGUEL MUÑIZ

Pablo Pazos

La paradoja parece servida: en mitad de uno de los otoños más lluviosos que se recuerdan en Galicia, la Xunta lanza medidas para blindar la Comunidad frente a la sequí a y atajar las pérdidas de agua. La aparente contradicción, sin embargo, queda desmentida por la nueva realidad climática: frente al tópico de que los paraguas no se cierran en todo el año, los gallegos conocen a la perfección los rigores provocados por primaveras y veranos muy secos. No hay que remontarse demasiado en el tiempo: basta con recordar el riesgo de abastecimiento que afectó a Vigo en 2017. Las persistentes precipitaciones de los últimos meses son un peligroso aliado para la falta de memoria si hacen olvidar los problemas cada vez más recurrentes que se dan en las estaciones más secas del año.

En medio de la nueva ola ambientalista, y mientras los nuevos referentes acusan a los políticos de permanecer de brazos cruzados y agravar el cambio climático, la Xunta ha estado desplegando una batería de medidas para adaptar la Comunidad a un escenario cambiante y preocupante, en el que la gestión del agua se perfila como una cuestión capital . Caprichos del calendario, la conselleira Ethel Vázquez acudió a la Cumbre del Clima de Madrid el mismo día que el Parlamento autonómico aprobaba la ley para hacer frente a situaciones de sequía, una herramienta pionera que entrará en vigor el próximo mes de enero.

La responsable de Infraestruturas e Mobilidade participaba en un encuentro dedicado al agua donde ponía en valor la acción del Gobierno gallego, decidido a dar una respuesta planificada y coordinada a los episodios cada vez más habituales que comprometen el abastecimiento de este servicio. Vázquez aprovechó su participación en el mediático foro para rebatir el tópico de que Galicia no está sujeta a los vaivenes cada vez más extremos del clima. La Comunidad, de hecho, tiene un talón de Aquiles: la capacidad de sus embalses es baja y las sequías afectan especialmente a las zonas más pobladas , dado que los ríos más caudalosos se encuentran en la mitad interior del territorio.

Cambio de cultura

¿Qué hacer ante esta coyuntura? En primer lugar, promover un cambio de cultura sobre el uso del agua es prioritario para la Xunta. Y esto empieza por el sector público. «No es coherente pedir a los ciudadanos un consumo eficiente y responsable [del agua] cuando las redes municipales tienen pérdidas y fugas de hasta el 40% », advertía Vázquez el pasado mes de octubre, al defender la citada ley en O Hórreo. Galicia es la cuarta comunidad autónoma con mayores pérdidas de agua en las redes municipales de abastecimiento , más de 55.000 millones de litros anuales, uno de cada cinco (datos del INE de 2016, los peores desde 2004).

De ahí que la Xunta dé dos años a los concellos para que auditen sus pérdidas mediante caudalímetros, más otro adicional para que acometan las obras necesarias para corregir las deficiencias. El objetivo en San Caetano pasa por situar el nivel de fugas por debajo del 20% al cabo de los tres años estipulados. Aquellos concellos que no cumplan afrontarán un «gravamen disuasorio y finalista», sin ánimo recaudatorio, sino a modo de acicate. De hecho, la Xunta dará ayudas a los consistorios con cargo a losOrzamentos de 2020. Las administraciones han de ser «coherentes» y «dar ejemplo», defendía la conselleira en el hemiciclo. « En materia de agua potable, cada gota cuenta ».

La ley pone más deberes a los concellos (o entidades titulares de los abastecimientos) con más de 20.000 habitantes: les da otro plazo de dos años para elaborar planes de emergencia frente a la sequía . Se trata de dejar fijados los protocolos de actuación para los distintos escenarios -se contemplan también los de riesgo sanitario- y determinar responsabilidades. El DOG recogía este mes la primera línea de ayudas para su elaboración, con 20 concellos beneficiados (250.000 euros en total).

En paralelo, la Xunta trabaja para mejorar los servicios de abastecimiento, saneamiento y depuración de aguas residuales. La idea alumbrada desde la Consellería de Infraestruturas es crear un Sogama del agua : una sociedad 100% pública en la que los concellos deleguen la gestión a imagen y semejanza de lo que se viene haciendo ya con los residuos sólidos. Hay un dato preocupante:casi seis de cada diez depuradoras en manos municipales funcionan de forma deficiente.

Mayor riesgo

Junto a los episodios de escasez y las deficiencias en su abastecimiento, el agua plantea un problema inverso cuando se acumula en exceso. De ahí que la Xunta esté elaborando planes de prevención para las nueve zonas fluviales con mayor riesgo de sufrir inundaciones . Se trata de los entornos del río Umia, en Caldas de Reis y Portas; el Ulla-Sar, en Padrón, Dodro, Rianxo, Rois, Catoira, Pontecesures y Valga; el Anllóns, en Carballo; el Lagares, en Vigo; Bahíña y Groba, en Baiona; Fontecova y Trasposta, en Viveiro; y Campeda, en Vimianzo.

En San Caetano también se actualizan y elaboran los nuevos mapas de peligrosidad y riesgo de inundaciones de Galicia-Costa, como parte del nuevo ciclo de planificación hidrológica 2021-2027. Porque el clima ni espera ni da tregua.

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